Tras el incendio más grande de la historia del país, los pobladores de Piedras Coloradas ahora procuran cubrir las necesidades de los más perjudicados. Quedaron muchos deberes pendientes y la imperiosa necesidad que las forestales alejen las plantaciones de los centros poblados.
Promediaba la tarde de ayer, víspera de Reyes y el alcalde de Piedras Coloradas en el departamento de Paysandú, una de las localidades más afectadas por los incendios forestales de los últimos días coordinaba la entrega de canastas enviadas por el Ministerio de Desarrollo Social para ser distribuidas entre la población de la zona. Está actividad lejos de finalizar tendrá varios capítulos más entre la cobertura a las familias afectadas y la atención a los productores que perdieron gran parte de sus animales y la alimentación y cuidados de los que aún viven.
“No nos dimos cuenta que cambió el año”, dijo Jhonn Alex Cáceres, alcalde del Municipio de Piedras Coloradas, al referirse a los largos angustiosos días que debieron pasar entre el mediodía del 29 de diciembre cuando se inició el fuego y el 2 de enero cuando el incendio estaba siendo controlado. Fue sobre las 13:30 hs de ese 29 cuando un funcionario de su empresa particular que brinda servicios de detección y control de incendios en la forestal Bancaria avisó sobre el avistamiento de una columna de humo. Desde ese momento y hasta que bomberos indicaron que el fuego estaba siendo controlado no hubo descanso ni de su parte ni de los pobladores de la zona que se multiplicaban para ayudar a extinguir las llamas.
Sentido de solidaridad
El sentido de solidaridad superó la realidad cuando había que meterse en los campos y montes, descalzos en mucho casos con los riesgos que esto conlleva, para apagar las llamas que a cada momento se acercaban amenazantes a las viviendas del pueblo. Cáceres no deja de reconocer este aspecto de la gente de su pueblo.
Una de las principales fuentes laborales de la zona es un aserradero perteneciente a la Caja Bancaria, en donde existen 200 empleos directos e indirectos, además de las empresas forestales y los emprendimientos agrícola y ganaderos desplegados en toda la zona.
Tras la vorágine de los primeros días dónde la premura estaba centrada en apagar el fuego, impedir que las llamas se acercarán a los centros poblados y quitar la mayor cantidad de animales de los montes, ahora la preocupación se centra en afrontar las secuelas más urgentes lo más prontamente posible. Entre ellas, alimentar y atender a los animales que sobrevivieron están entre las prioridades. Desde el 4 de enero se están distribuyendo fardos y raciones donados por la Asociación Rural del Uruguay, las empresas lácteas de la zona, productores particulares y Un Solo Uruguay. Una de estas donaciones fueron 200 fardos que sirvieron para alimentar a los animales de unos 40 productores. En tanto el Sistema Nacional de Emergencias envío 800 canastas compuestas de productos de limpieza para ser distribuidas entre las familias de la zona. Los vecinos colaboran permanentemente en la recepción y distribución de las ayudas que llegan a Piedras Coloradas.
Es hora que tomen medidas
El alcalde tomó la iniciativa, aunque no es la primera vez de solicitarle a las empresas forestales, alejar con la mayor premura las plantaciones de los centros poblados de la zona. En algunos casos la forestación se encuentra a tan solo 50 metros como es el caso de Ongoroso, otro de los pueblos afectados por este incendio también en el departamento de Paysandú. Es consciente de la importancia del sector para la economía del país y de su pueblo, pero “tienen que ser responsables y tener empatía con la sociedad”. Remarcó que hace tiempo les están pidiendo que saquen las plantaciones de las cercanías de los pueblos. “Yo creo que ahora es un tirón de orejas para que los retiren” sentenció el jerarca.
Para el alcalde “todos deberíamos hacernos un mea culpa de los errores” que se cometieron. Cáceres hubiese preferido que en lugar de filmarse la situación del camión que dio origen a este incendio, se hubiesen tomado el trabajo de extinguir las llamas iniciales. El municipio estaba embarcado en mejorar el equipamiento para enfrentar situaciones complicadas en la zona forestal, pero “no llegamos ni a tiempo ni a los recursos económicos para hacerlo”.
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