El diputado colorado por Canelones, Jorge Alvear, se manifestó en contra de la instalación de una planta de compostaje en Juanicó por entender que el proceso de aprobación del proyecto no se hizo con la seriedad ni los estudios suficientes. Vecinos de la zona reclaman que las autoridades se interioricen en el tema y evalúen los detalles del proyecto que, entienden, es altamente nocivo para la zona y el agua.
El diputado colorado por Canelones, Jorge Alvear, se manifestó en contra de la instalación de una planta de compostaje en Juanicó por entender que el proceso de aprobación del proyecto no se hizo con la seriedad ni los estudios suficientes
Las plantas de compostaje son emprendimientos que pretenden colaborar con el medio ambiente través del reciclado de materia orgánica. Se puede hacer de manera casera en un hogar, pero también existen a escalas industriales; estas generan nuevos puestos de trabajo y grandes volúmenes de desechos reciclados. Para los vecinos de Juanicó, lugar en el que se pretende instalar una planta de estas características, y para el diputado Jorge Alvear, el problema no es el proyecto en sí, sino el lugar en el que se quiere desarrollar.
“Más allá de sus beneficios, esta planta puede ser una fuente de contaminación para el suelo y mucho más para el agua o lugares productivos de su entorno, lo que contrarresta toda su utilidad”, explicó el diputado en la media hora previa en el Parlamento. Según Alvear, los emprendimientos aledaños perderán su valor en tanto las mismas cosechas se verán perjudicadas por los depredadores atraídos por la planta.
La Mañana dialogó con el legislador, quien detalló que se trata de una planta de compostaje que ya funciona en Montevideo, pidió una ampliación en la capital y no se la otorgaron, por lo que realizaron la solicitud en Juanicó. “Lo que sucede es que los vecinos no tenían conocimiento de que esa planta se instalaría hasta que vieron que los empresarios compraron el campo. No hubo audiencia pública”, sostuvo Alvear.
El predio linda con un arroyo que a dos kilómetros desagua en Canelón Chico y, a su vez, este desagua en el río Santa Lucía antes de la toma de agua para la zona metropolitana, y este sería “el gran problema”. El entrevistado explicó que, recientemente se desbordó el arroyo en una crecida y llegó casi hasta donde ellos marcaban el comienzo de la planta, “es decir que si viene una crecida barrerá todo y eso terminará en el arroyo, por ende, en el Santa Lucía, sumando más problemas al agua”.
El diputado calificó la situación como “muy grave” que Uruguay participe regularmente en eventos internacionales “firmando acuerdos y viendo cómo mantener el agua, como mejorarla, haciendo movidas para tomar conciencia, y por el otro lado permite la instalación de una compostera de ese porte”. Lo que exigen es que se revisen y se actualicen las normativas. “Pusimos el tema sobre la mesa y solicitamos que se detenga el proceso”, añadió.
Otro asunto que mencionó es que esa zona de Canelones cuenta con quintas y granjas, el padrón del proyecto tiene de fondo el arroyo y a ambos lados dos quintas de manzana que se exportan a Italia, además hay un pasaje vecinal en el que viven personas que se dedican a la agricultura, “entonces lo que pasará es que se instalará un basurero en el medio de todas las producciones de alimentos. No solo será sucio el sitio de la planta, sino los entornos, donde aparecerán roedores, moscas, y demás”, aseguró el entrevistado.
El compostaje es un emprendimiento importante que favorece a las chacras y quintas, pero no favorece que se haga cercano a ellas, señaló Alvear y agregó: “Es necesario hacer instancias públicas para dialogar y que, en definitiva, se puedan instalar, pero donde nos convenga a todos”.
La pérdida del valor
El diputado del Partido Colorado expresó preocupación por la pérdida de valor que tendrán los suelos de los campos linderos, ya que desde el momento que se instala la planta baja el precio de las tierras de la zona, “no podrán vender ni cerca del precio que tenía antes de la plata”. Indicó que en el informe presentado por la empresa al MA, se dice que hay pocas familias que viven en la zona, sin embargo, aseguró que es un área poblada con familias que hace más de 100 años están dedicadas a la tierra.
Otro punto de preocupación es que todos los vecinos cuentan con agua de pozo, y si se instala una compostera sobre ese acuífero “directamente las aguas estarán en mal estado, y no hay OSE en esa zona para solucionarlo”. En ese sentido insistió en la necesidad hacer una instancia pública.
“El MA en estos casos tiene que venir a la zona, sus técnicos deben visitarla y no manejarse solo con el informe de la empresa, deben hacer un relevamiento personalmente, con los estudios que corresponden para tomar una decisión importante”, reclamó Alvear.
Crear una normativa específica
Según el entrevistado, los informes de la empresa ya están hechos y cuentan con la autorización completa del MA hace un año, “eso es lo más grave”, expuso. “Hay que tener mucho cuidado con estas cosas, no se puede trabajar a la ligera, capaz que sí se puede instalar ahí, pero de otra manera, hay ejemplos de plantas composteras en otros lugares y se trabaja de otras formas”, ejemplificó.
El legislador tuvo acceso a un informe en el que leyó que una persona fue la que constató si la compostera genera o no olores. “No usaron tecnología para comprobarlo, alguien se paró en el lugar y olfateó, dijo que no había olor y eso se colocó en el informe, entonces esas pequeñas pero relevantes cosas hay que ajustarlas”, indicó.
El diputado considera que el Parlamento tiene un debe respecto a este tipo de emprendimientos ya que no cuenta con una normativa específica, sino elementos genéricos o decretos, pero no hay una ley. “Si las empresas dicen que trasladar un proyecto como este muy al interior del país o lejos de la zona metropolitana es deficitario, se debe evaluar a través del gobierno qué es lo mejor, si las composteras u otras cosas”, fundamentó.
En este caso, el diputado supo del proyecto por los vecinos, a la empresa le dieron la autorización precaria en noviembre y los pobladores se enteraron porque la empresa comenzó un relevamiento y en febrero los citaron a una reunión. “La Intendencia dijo que no tenían ninguna solicitud del MA para instalar la planta, cosa que, con el tiempo y por un pedido de información pública, se consta no era así, ya que había mails con la intendencia”, informó.
El caso del Empalme Olmos
Algo similar sucede con la población de Empalme Olmos, donde los vecinos se enteraron por un medio local que una empresa prevé la instalación de un vertedero en la zona cercana a Pando. “Cualquiera de estos tipos de planta son nocivos para la vida humana en tanto esa contaminación traerá aparejada infecciones y enfermedades”, dijo Alvear.
Nibis Pérez es una vecina del lugar que se radicó allí en 1991. Comenzó trabajando con su esposo en una empresa que le daba acceso a una vivienda además de empleo. Allí nacieron sus tres hijos, en la casa que la empresa les prestaba, en el predio donde hoy proyectan construir el vertedero. Transcurrieron los años, y compraron un terreno en Empalme Olmos donde viven actualmente. Montaron su casa y criaron allí a sus hijos.
“Empalme Olmos es un pueblo donde casi todos nos conocemos, la mayoría trabajamos en la misma empresa. Somos de diferentes lugares de Canelones y estamos acá por un mismo motivo: vinimos a trabajar a un pueblo nuevo, tranquilo, compartiendo valores, expectativas y sueños”, comentó Pérez a La Mañana.
“También proyectamos arraigarnos, jubilarnos, disfrutar lo que hemos logrado y a nuestros nietos. “El pueblo fue creciendo y hoy cuenta con escuelas, una urbana y tres rurales, el liceo, un CAIF, un colegio privado. Vinimos con nuestras costumbres, entre ellas la plantación para la alimentación, y en momentos difíciles las extendimos para tener otro ingreso vendiendo la producción a la localidad”.
El esposo de la entrevistada está jubilado y ella muy cerca de hacerlo, pero cuentan con una gran preocupación debido al proyecto de instalación del nuevo vertedero, “hace 30 años padecemos las consecuencias del de Cañada Grande”, al que, en su momento, se opusieron “sin ningún resultado” y hoy se viven las consecuencias: pozos contaminados, agua con lixiviados, mortandad de peces en la cañada, “ni que hablar de los plásticos y nylon tirados en alrededores a causa del pasaje de los camiones recolectores”, dijo.
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