La Tte. Cnel. Lorena Cardozo ocupa hoy el cargo de Jefe del Regimiento Patria de Caballería Blindado Nº8 en Melo, pero años atrás fue una chica salteña que a los 17 años se convirtió en una de las primeras mujeres Cadetes en la Escuela Militar.
En conversación con La Mañana, contó que su idea era estudiar arquitectura en Montevideo, pero luego de un desfile del Liceo Militar el 25 de agosto de 1997 en su Salto natal, cambió su perspectiva.
“Ese día estaba con mis amigas, y me gustó, me pregunté quiénes serían. Sentí que me gustaba la idea de llevar el uniforme del prócer y me vino una cosa que no se explicar. Llegué a mi casa y le dije a mi madre que quería ser militar. Obviamente no tenía mucha idea de que era ser soldado ni de las jerarquías, pensaba que era todo más o menos la misma cosa, que iba al cuartel, me presentaba y entraba”, relató.
Entonces la joven se dirigió al cuartel a informarse más, “me dijeron que había épocas de captación y de información a la población en centros educativos, pero yo nunca había tenido una. Hoy por hoy se dan acá en Melo y en otras partes del país. Vieron que yo tenía el liceo terminado, y les dije que quería ser soldado. Me preguntaron si me quería ir a Montevideo a hacer la Escuela Militar, y me explicaron que habían carreras terciarias dentro de la misma, yo opte por ingeniería civil, y la hice junto con la carrera militar”.
Militares pioneras
Su generación marcó un hito en el Ejército, por ser la primera tanda de mujeres oficiales. “Me mostraron unos videos, que mostraban todas las actividades que realizas, a mí me gustaba mucho la parte de educación física, se hacían un montón de actividades como esgrima, equitación, natación, atletismo, cantidad de deportes, y eso me llamó mucho la atención”.
“También me mostraron los ejercicios que hacían con los blindados, fue un descubrimiento, algo que ni me imaginaba que existía, y lo podía hacer”, aseguró, y no lo dudó más. “No había mujeres porque todavía no habían abierto la escuela de comando. En el año 1997 por un decreto del Poder Ejecutivo el presidente Sanguinetti firmó el decreto para que ingresaran mujeres en la Escuela Militar”.
Hasta entonces las mujeres podían ingresar para ser oficiales de apoyo al servicio y combate, pero no al curso de oficiales del cuerpo de comando de la Escuela Militar, que son las armas de infantería, caballería, artillería, ingenieros y comunicaciones. Ese año se autorizó el ingreso sin distinción de género.
“Ingresamos diez mujeres el primer año, había siete lugares para chiquilinas que venían del Liceo Militar, donde entraron las primeras mujeres en 1996, y tres para las que veníamos de secundaria, y entré. Después del primer año quedamos cinco, luego del segundo quedamos cuatro, luego tres, y al final nos recibimos dos”, contó la Teniente Coronel Cardozo.
“Todo es en igualdad de condiciones, las actividades diarias de cuartel y de campaña las hacemos todos por igual”
Un camino exigente pero con enseñanzas para la vida
“La mayor exigencia, viéndolo con el diario del lunes, es que sos una gurisa del interior que se va a Montevideo, como muchos otros, a cursar cualquier estudio, en un mundo nuevo. En mi época llegar a Montevideo todavía era un cuco más grande”, recordó.
Cardozo destacó el rol que tuvo la Escuela Militar en su partida desde Salto. “Mis padres no podían pagarme un lugar donde quedarme, y la Escuela Militar me ofrecía alojamiento, me tenía que quedar ahí, únicamente tenías autorizado salir los fines de semana, si habías tenido buena conducta y buenas calificaciones”.
“Lo que se aprende es una disciplina que sirve para la vida. Muchas personas que han mandado a sus hijos al Liceo Militar mencionan que la educación del liceo implica un complemento importantísimo a la de la casa, porque cuando te levantas tenes tiempos para todo, desde levantarse hasta ir a clases, y las demás actividades”, ponderó.
“La educación que hay ahí es espectacular. Lo volvería a hacer, porque es una experiencia que te enseña a valorar muchísimo todo, aprovechar el tiempo y cada momento”.
El reconocimiento a una labor comprometida
Luego de recibirse, Cardozo tuvo un breve pasaje por Melo, y estuvo en Río Branco, Santa Clara de Olimar y en Montevideo. “Tuve que realizar cursos de pasaje de grado, de capacitación en el medio de cada jerarquía, y tenes concursos de oposición y mérito para ir ascendiendo. Nos presentamos a concurso junto con oficiales varones todos juntos, y competimos en tres pruebas escritas. Nuestra profesión es una pirámide donde cuanto más arriba, hay menos lugares”.
“Todo es en igualdad de condiciones, la única diferencia que se logró hace unos años fue porque a nivel mundial las exigencias físicas son diferentes para hombres y mujeres, más allá de que las actividades diarias de cuartel y de campaña que tenes que hacer alguna exigencia física las hacemos todos por igual, pero en la hora de evaluar hay tablas a nivel mundial que miden la cantidad de fuerza y la resistencia para cada uno de los cuerpos, se toman pruebas diferentes, acorde a estudios científicos realizados de la biología del hombre y la mujer”, dijo.
Cardozo contó que su trabajo actualmente cómo Jefe de Regimiento “se basa en la planificación, conjuntamente con el segundo jefe, estamos en la corrección de la planificación de las actividades, de las operaciones, la instrucción que se da, la parte de contrataciones de ingreso de personal, tengo una responsabilidad administrativa. Y en las tareas de frontera me he desplegado allí porque me gusta, paso unos días, muestro mi punto de vista al personal para seguir adelante con esa operación”.
“Yo tengo contacto con todas las oficiales que están en actividad en el Ejército, también con la Tte. Cnel. Lucas que asumió ahora en el Batallón Florida, intercambiamos experiencias y lecciones aprendidas. Sobre todo para darle una mano a las que vienen abajo, para asesorarlas de la mejor manera, para que no cometan los errores que cometimos nosotras al ir incursionando, y para que lo tomen como algo posible de llegar, si yo llegue que salí de un liceo del interior, no hice el Liceo Militar, puede llegar cualquiera, es cuestión de aventurarse”, concluyó.
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