Casi todos los países del mundo festejan el 1º de mayo como el día del trabajo o de los trabajadores. ¿Cuál es el origen de esa fecha? Los hechos que dieron lugar a la elección de este día, se originaron en Estados Unidos a fines del siglo XIX.
El sábado 1º de mayo de 1886 se inició una huelga protagonizada por 200.000 obreros en protesta contra las duras condiciones laborales imperantes. El mundo estaba en el momento de mayor triunfalismo de la revolución industrial. La Europa que encabezaba esta nueva forma de producción, había perdido los puntos de referencia de la ética que durante siglos preservó la dignidad del hombre.
El lucro y el oportunismo de hacer dinero a cualquier precio se había impuesto como suprema lex. Los gremios y las organizaciones que protegían el trabajo fueron disueltas por la ley de Lepelletier en 1791 y nunca más fueron restaurados. Ni siquiera se intentó adaptarlos a estas formas de la labor industrial. El ser humano en esta concepción pasó a ser un objeto más del novedoso sistema de producción. Paralelamente gran parte de la población había sido desplazada del medio rural engrosando los vastos cinturones de miseria que circunvalaban la periferia de las ciudades fabriles, donde la miseria y las hambrunas obligaban a las mujeres y los niños a aceptar los bajos salarios que la ley de “oferta y demanda” imponía. Y sin límite de horario. Jornadas que podían alcanzar hasta dieciocho horas.
EE.UU. no fue ajeno a esta modalidad, aunque como mundo nuevo, poseía un clima más sensible a adoptar reformas. Es así que el presidente Andrew Johnson promulgo en 1868 la ley Ingersoll, estableciendo la jornada de 8 horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de 8 y 10 horas. Aunque siempre con cláusulas tramposas que permitían aumentarlas. Justamente es en Chicago ,-que las condiciones de los operarios era mucho mas duras que las de otras ciudades- donde se producen los hechos que provocan un desenlace fatal.
A raíz de un conflicto en la fábrica Mc Cormick, el 4 de mayo se realizó una manifestación de protesta planteada en términos pacíficos de unas 20.000 personas en la plaza Haymarket. De forma inesperada estalló una bomba lanzada contra los policías provocando muertos y heridos. Se responsabilizó a un grupo de anarquistas iniciándole juicio a 31 responsables que luego quedaron en 8, de los cuales 3 se los condenó a prisión y 5 a muerte.
Fueron enviados a la horca el 11 de noviembre de 1887.
La denominada Segunda Internacional fundada en 1889 fija el 1º de mayo como Día Internacional de los Trabajadores. La fecha se consolidó lentamente al margen de la connotación política de sus propulsores. No nos olvidemos que esta Segunda Internacional fue disuelta en 1916 a poco del asesinato de, Jean Jaures, uno de sus pro-hombres, que se opuso a la hecatombe europea que inexorablemente provocaría la Gran Guerra.
¿Y en qué países no se reconoce esta fecha?
Precisamente en los Estados Unidos, donde se gestó toda la literatura que la sustenta. Tampoco se la reconoce en Canadá ni en Puerto Rico. En EE.UU. y Canadá la fecha que conmemora a los trabajadores se sitúa el primer lunes de septiembre, el “Labor Day”, y es un día laborable.
La Iglesia Católica, siempre preocupada por la dignidad del hombre, designó en 1955 la fecha del 1º de mayo como fiesta del trabajo, el día de San José obrero. Fue el papa León XIII el que a través de la encíclica Rerum Novarum, el 15 de mayo de 1891 realizó un vigoroso alegato a favor de la justicia social. De tal magnitud que se lo consideró como el papa obrero, dando su apoyo a la “formación de uniones o sindicatos”.
En ella, el óptimo Pastor, doliéndose de que “una parte tan grande de los hombres se debatiera inmerecidamente en una situación miserable y calamitosa”, tomó a su cargo personalmente, con toda valentía, la causa de los obreros, a quienes “el tiempo fue insensiblemente entregando, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores” (Rerum novarum, 9).
“Sin recurrir al auxilio ni del liberalismo ni del socialismo, el primero de los cuales se había mostrado impotente en absoluto para dirimir adecuadamente la cuestión social, y el segundo, puesto que propone un remedio mucho peor que el mal mismo, habría arrojado a la humanidad a los más graves peligros…”
Este documento que en forma contundente resume la doctrina social de la Iglesia, es continuado por encíclicas posteriores como Quadragesimo Anno (1931) de Pío XI, Mater et Magistra (1961) de Juan XXIII, Centesimus Annus (1991) de Juan Pablo II.
Y es precisamente el papa polaco, Karol Wojtyla, el que más énfasis le puso a la importancia del hombre como sujeto en toda relación laboral, en su primer encíclica social, Laborens Excercen de 1981. Allí reivindica el principio “de la prioridad del trabajo sobre el capital” en rechazo a lo que llama “economicismo”. Y Juan Pablo II toca la cuestión de la propiedad, donde si bien reafirma el derecho a la propiedad privada como sus predecesores, lo coloca bajo una hipoteca social: la propiedad cuya meta es hacer posible la libertad y la creatividad, debe utilizarse para el bien común.
Las organizaciones sindicales fueron los instrumentos que desde su juventud concibió como herramientas decisivas para apuntar a la independencia de su Polonia natal. No hay duda que el sindicato Solidaridad y su líder Lech Walesa fueron los que hicieron crujir los cimientos de un modelo que hablaba de socialismo, pero era carente de justicia social.
“…El trabajo en sentido objetivo: la técnica. Esta universalidad y a la vez esta multiplicidad del proceso de «someter la tierra» iluminan el trabajo del hombre, ya que el dominio del hombre sobre la tierra se realiza en el trabajo y mediante el trabajo. Emerge así el significado del trabajo en sentido objetivo, el cual halla su expresión en las varias épocas de la cultura y de la civilización…”
“…El trabajo en sentido subjetivo: el hombre, sujeto del trabajo…”
“El hombre debe someter la tierra, debe dominarla, porque como «imagen de Dios» es una persona, es decir, un ser subjetivo capaz de obrar de manera programada y racional, capaz de decidir acerca de sí y que tiende a realizarse a sí mismo. Como persona, el hombre es pues sujeto del trabajo…”
En este documento, Juan Pablo aporto su propia experiencia como trabajador manual, al análisis del sentido moral del trabajo humano.
Constituye uno de los alegatos mas vigorosos – de todos los tiempos- en la defensa de la dignidad del hombre que a traves del trabajo “participa en la propia acción del Creador de universo…”.
¿Cómo se comportaron regímenes con postulados políticos notoriamente divergentes de la Segunda Internacional Socialista con respecto a la fecha del 1º de mayo, tan condicionada a los acontecimientos ocurridos en Chicago en 1886?
La Italia Fascista desde su advenimiento en 1922 la mantuvo dentro de sus festividades relevantes, guardando coherencia con el origen socialista de la mayoría de sus dirigentes, en particular su líder Benito Mussolini, que había hecho del diario Avanti su principal tribuna de agitación.
El Nacional Socialismo Alemán, tan proclive a clausuras de edificios y a proscripciones de fechas mantuvo el 1º de mayo y le dio una gran jerarquía, dentro de la estructura del régimen totalitario, agregando a su liturgia, desfile de obreros de torso desnudo con palas al hombro a modo de fusiles.
Para la Unión Soviética, esta fecha constituyó la máxima efeméride del régimen, donde el internacionalismo (comunismo internacional) le cedió lugar a vastos despliegues de armamentos y a demostraciones de una disciplina militar que trataba de emular a la de Alemania de la década del 30. No se escatimaba a medida que avanzaba la tecnología, -plena guerra fría- en exhibirle al mundo las nuevas armas de última generación.
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