La amarga noticia del suicidio del futbolista Santiago “el Morro” García despertó una profunda reflexión en el ambiente deportivo sobre el aspecto psicológico de los deportistas. La Mañana consultó a distintos especialistas que trabajan de cerca con los futbolistas, en el desarrollo de sus carreras y para el día después del retiro.
“La gente le pide mucho al fútbol y hace del fútbol un espectáculo muy grande, pero al mismo tiempo no le importa mucho qué hay detrás del jugador de fútbol”, reflexionó el psicólogo deportivo del Club Nacional de Football, Gabriel Gutiérrez. El profesional lamentó que se tenga un estereotipo del futbolista como alguien que “corre atrás de una pelota, entrena dos horas por día y va a hacer mucha plata”, porque el jugador de fútbol “tiene todos los mismos problemas que una persona común y corriente, de sufrir temas familiares, de pareja, laborales”.
Un estudio de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) reveló que, durante la pandemia, hubo “un notable incremento” de jugadores que manifestaron síntomas de ansiedad y depresión desde el cese de actividades en el fútbol profesional. El 22% de las mujeres futbolistas y el 13% de los hombres futbolistas presentaron síntomas correspondientes a un diagnóstico por depresión, cuando un estudio previo a la pandemia de la covid-19 había arrojado que el 11% de las futbolistas y el 6% de los futbolistas sufría esta patología.
El porcentaje de jugadores que informó de padecer síntomas “fue notablemente superior entre los que se preocupaban por su futuro en la industria del fútbol”, concluyó dicho estudio. “Jóvenes atletas tienen que hacer frente de manera repentina al aislamiento social, a la suspensión de sus vidas laborales y a las dudas sobre su futuro”, aseguró Vincent Gouttebarge, médico jefe de FIFPRO.
Gutiérrez explicó a La Mañana que existe una cantidad de formas de detectar cuando hay un jugador con indicios de depresión o crisis de angustia. Destacó la importancia de realizar una “evaluación primaria” de los futbolistas, en la cual se le pregunta al jugador absolutamente todo, desde las proezas a nivel deportivo, lo que come, lo que mira en la TV, con quién vive y qué hace en el tiempo libre”.
A su vez, el especialista en psicología en el deporte señaló que se acompaña al jugador en el proceso deportivo, lo que implica trabajar simultáneamente a nivel mental, “variables que tienen que ver más con el juego, como la concentración, la motivación”, con otras como “tolerar las frustraciones y manejar la agresividad”.
Actividad y acompañamiento
La enorme mayoría de los futbolistas tiene la expectativa de crecer y de ser vendidos o transferidos, aseguró Gutiérrez, pero “en la medida en que andan mal se frustran porque no están encaminados, y si andan bien, les viene la ansiedad de saber: ¿a dónde iré?, ¿cuánto voy a ganar?, ¿cuándo va a ser la transferencia?”.
Para el psicólogo, el secreto no está en reprimir esas expectativas, sino en que el futbolista haga otras actividades en la que ocupe el tiempo de manera productiva, “llámese estudiar, aprender un idioma, insertarse en el manejo de la tecnología, lo que sea”. Ocupar el tiempo productivamente “me parece que es lo mejor que puede hacer un jugador para no quemar neuronas con el estrés deportivo”.
“La única manera es hacer otra actividad, gastar la energía en otra cosa. No es sustituir, no es negar, no es reprimir, sino que es hacer cosas que no tengan necesariamente que ver con el fútbol. Yo creo que ahí es cuando la autoestima se siente sustentada en más de un aspecto y, por su puesto, más allá de lo deportivo”.
Por su parte, el mánager de futbolistas, Diego Schaffer, destacó la importancia de acompañar psicológicamente al jugador de fútbol debido a que su carrera “no es pareja”, debido a que tiene muchos altibajos, “con más bajos que altos”.
“Es saber manejar la fama, la presión de tu entorno”, porque “no todos vienen de hogares constituidos de forma sólida y, a veces, uno tiene la presión de poder brindar en su casa, en su familia, en su entorno, una solución económica”. El futbolista tiene que sobrellevar “la esperanza de poder solucionar el techo de su madre, de su hermano… y cuando no lo logra y ahí viene la frustración”, indicó.
Lo difícil de llegar a primera y hacer una diferencia económica
Una investigación sobre el fútbol uruguayo realizado por Gutiérrez y Gustavo Poyet, en 2006, señaló que solo el 0,87% llega a jugar en primera división y que apenas el 0,14% logra hacer una “diferencia económica” a lo largo de su carrera.
Schaffer explicó que, a veces, “uno tiene cifradas esperanzas en un jugador para que la rompa y sea descollante comercialmente, pero no pasa eso”. El mánager sostiene que en la alta competencia llegan los consecuentes. “A veces no son los más talentosos, son los que están más fuertes de cabeza, los perseverantes”. El endurance es la posibilidad que tiene el deportista de “sobreponerse a situaciones límite con mayor facilidad, que no sienta la presión externa, por lo que sea, o el miedo escénico de jugar a determinado nivel”, mencionó Schaffer.
Según su experiencia, muchas veces los que llegan son los que, si bien, no tienen tan buenas condiciones técnicas y futbolísticas, “son perseverantes, entusiastas, son los primeros en llegar al entrenamiento y son positivos; mientras que “hay otros que son súper talentosos, que tienen todas las condiciones naturales, pero que, al primer traspié le genera una frustración y se bloquean”.
La importancia de la formación integral del futbolista
Para el mánager es importante que “además de que sean buenos futbolistas, tengan una formación integral, que estén preparados”. Subrayó que con el proceso de Washington Tabárez en la AUF se ha logrado “entender que el futbolista es un todo”. Aclaró que no pretende que todos tengan una preparación universitaria, pero por lo menos que “tengan herramientas” para que el día de mañana, cuando dejen la actividad, “puedan seguir la carrera en otro ámbito”.
Por otra parte, el exjugador, scout de jugadores y coach deportivo, Carlos Soca, dijo a La Mañana que hay un prejuicio de que el jugador de fútbol, terminada su carrera, “no puede hacer otra cosa”. “No es que porque jugué al fútbol con 80 mil personas no puedo ser creativo e iniciar otra cosa”. Soca insiste mucho en que el deportista tiene que capacitarse siempre “porque la vida sigue” después del retiro.
Al ex campeón de América y del mundo con Nacional le indigna que a los futbolistas, cuando terminan sus carreras profesionales, les pregunten: ¿hiciste plata en el fútbol?, “pero no te preguntan si te divertiste o si fuiste feliz”.
Para Soca es fundamental saber desde temprano “qué tipo de expectativas tiene el deportista, hasta dónde quiere llegar” y evaluar si eso es “posible, extraordinario o es imposible”. En el baby fútbol a veces el niño va porque quiere divertirse, y “capaz que el padre lo lleva porque quiere hacer de él un futuro negocio”, indicó.
Soca trabaja desde hace más de 5 años como coach ontológico de deportistas. Explicó que este es un oficio que busca “recuperar el valor de la persona para llegar al objetivo del ser: ¿quién estás siendo para lograr determinada meta?
“Nosotros somos facilitadores de objetivos” de las distintas etapas del futbolista. “Se trabaja más que nada en la gestión de la emocionalidad, en cómo gestiono y cómo modulo esas emociones para que estén equilibradas siempre, tanto en victoria como en derrota, o si el técnico me pone o no me pone, etc.”.
“Trabajamos mucho el para qué y no el por qué. Cuando la persona “está mucho en el pasado y no puede salir” lo deriva a un profesional de la psicología”, indicó.
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