La semana pasada se revelaron los números de empleo que evidencian la peor situación del mercado laboral en más de diez años. Esto es un síntoma claro de la enfermedad que aqueja a las empresas en todos los sectores de la producción nacional. Día tras día los empresarios dan batalla para mantener sus empresas a flote en un contexto competitivo cada vez más adverso, en la esperanza que para cuando la situación se revierta no sea demasiado tarde.
La existencia de condiciones de financiamiento más adecuadas para esta etapa del ciclo económico contribuiría significativamente a amortiguar la tendencia al cierre de unidades productivas. Con este objetivo analizaremos primero la capacidad que tienen los bancos para aumentar el crédito.
Los bancos captan ahorro público principalmente bajo la forma de depósitos a la vista. Parte de esos fondos lo destinan a otorgar préstamos, manteniendo el resto en instrumentos líquidos que les permiten hacer frente a retiros no esperados de depósitos. Los bancos controlan la proporción de créditos sobre el total de activos para incidir sobre su riesgo de liquidez.
Además, el otorgamiento de préstamos genera el riesgo de incumplimiento por parte de los deudores. A esto se denomina riesgo de crédito. Es mayormente para cubrir pérdidas extraordinarias en su cartera de créditos que los bancos deben mantener una base de capital adecuada. A grandes rasgos, administrar los riesgos de un banco implica establecer una proporción saludable entre los cuatro componentes principales de su balance, según se ilustra en la siguiente tabla:
La liquidez y capitalización de los bancos son también las dos principales variables que controlan los reguladores bancarios. A través de la regulación se aseguran que las entidades bancarias se mantengan por encima de los estándares mínimos, procurando que el sistema en su conjunto se conserve líquido y solvente.
Las normas sobre requisitos de capital constituyen el principal instrumento mediante el cual los reguladores inciden sobre el volumen y la calidad del crédito. Incrementos en el capital requerido obligan a los bancos a ajustar su balance. Esto lo pueden lograr aumentando su capital para colocar fondos líquidos, pero es infrecuente que un banco realice un aumento de capital para cumplir con un requisito regulatorio. Se observa más habitualmente que los bancos optan por el camino de reducir el nivel de préstamos o de alterar la composición de su cartera, disminuyendo así su nivel de riesgo sin necesidad de realizar un aumento de capital.
La crisis bancaria del 2002 tuvo entre sus causas serias deficiencias de supervisión, razón por la cual trajo como consecuencia una normativa bancaria más restrictiva. Resulta paradójico que el problema no se originó en el sector productivo nacional, -que venía sufriendo una contracción al crédito en los tres años anteriores-, sino en una extraordinaria exposición de los bancos Comercial y Montevideo a riesgos en Argentina.
La situación actual del sistema bancario aparenta ser muy diferente, exhibiendo altos niveles de liquidez y capitalización respecto a los estándares internacionales. Con activos que rondan los USD 37.500 millones, el crédito a residentes representa solo el 38% del total de los activos, proporción que se ha mantenido estable en los últimos años. La situación de capital es aún más holgada. Los bancos exceden el requisito de capital mínimo en un 88%, porcentaje que viene aumentando sostenidamente en los últimos años. En efecto, el capital del sistema bancario se encuentra en USD 4.500 millones, muy por encima del mínimo de USD 2.300 millones exigidos por el BCU.
Con el respaldo que ofrecen los sólidos indicadores de liquidez y solvencia bancaria, un aumento del crédito al agro y la industria de USD 1.000 millones prácticamente no tendría efecto sobre los riesgos sistémicos. Sin embargo, representaría un alivio significativo para estos dos sectores que hoy tienen un crédito agregado que no supera los USD 4.500 millones.
Lo anterior es condición necesaria pero no suficiente. Además, resulta necesario flexibilizar los criterios del BCU en la clasificación de las carteras de crédito, lo que afecta los niveles de previsiones de los bancos y por tanto sus niveles de rentabilidad. Antecedentes en el mundo desarrollado no faltan.
Finalmente, dependerá de la voluntad de los bancos adoptar medidas internas que permitan una flexibilización efectiva en las condiciones de crédito. Los bancos se encuentran actualmente en una zona de confort, concentrados en el otorgamiento de créditos al consumo. Sin lugar a dudas, constituye el segmento más rentable, ya que paga tasas de interés sensiblemente más altas. Pero el repago de esos créditos depende de los niveles de empleo, que a su vez dependen de que no sigan cerrando empresas y desapareciendo sectores productivos. Está entonces en el mejor interés de los bancos en el mediano plazo contribuir al objetivo de mantener la empresa nacional en pie.
Soluciones de este tipo han sido y vienen siendo aplicadas en todas partes del mundo, por lo que Uruguay no estaría de ninguna manera innovando. Llegó el momento que las autoridades económicas consideren cambios en la regulación bancaria que actúen como incentivo para que los bancos se comporten de forma contracíclica, y no reforzando las tendencias recesivas que son cada vez más ostensibles.
- M. Sc., Instituto Tecnológico de Massachusetts, Contador Público.