La economía, las finanzas, el dinero, las inversiones, los números, todas son herramientas que resultan demasiado frías si no están pensadas en función de la sociedad. República Afisa cumplió 20 años y puso a las personas en el centro de atención.
El martes 28 República Afisa celebró sus primeros 20 años. La jornada tuvo lugar en el Radisson Victoria Plaza Hotel frente a plaza Independencia en Montevideo. Participaron Salvador Ferrer, presidente del BROU, Jonathan Crokker, gerente general de República Afisa, y Alexis Jano Ros autor del libro “El Fideicomiso, una herramienta transformadora” que se presentó en la oportunidad, además de un panel con testimonios de los protagonistas y beneficiarios de los fideicomisos realizados.
Ferrer dijo que el BROU tiene como un cometido mucho mayor que ser solo comercial y de competencia en el mercado, “también es el banco de desarrollo del país y así lo define el mandato institucional”, y para contribuir con esa finalidad se avanzó en diferentes áreas complementarias de la actividad bancaria, una de ellas es la creación de República Afisa, una empresa que “inició sus actividades con el objetivo de administrar fideicomisos de recuperación de créditos que se originaron como solución en la salida de la crisis bancaria de 2002”.
Superado ese período, se transformó “en un importante generador de soluciones financieras basadas en estructuras fiduciarias”. República Afisa ha sido “un dinamizador del mercado de capital local, ofreciendo alternativas a inversores particulares e institucionales, apoyando diferentes emprendimientos”, y ha sido clave en el crecimiento de los negocios del banco, aseguró.
De las “principales fortalezas” Ferrer mencionó la “capacidad de adaptarse, permitiendo atender realidades variadas”, pero también se destaca “el gran equipo que hemos tenido en estos 20 años”, y mencionó particularmente al Cr. Jorge Castiglioni -ahora retirado- en cuyo nombre reconoció a quienes construyeron la “fiduciaria líder del mercado”.
“Los mejores proyectos son los que estamos por realizar -dijo-, por tanto espero que el libro nos permita tomar como ejemplo e inspirarnos”, concluyó.
“El fideicomiso requiere escuchar a quienes tienen necesidad”
Jonathan Crokker, recordó los inicios de República Afisa, que fue pensada que una finalidad concreta y acotada a determinado tiempo y crisis, pero tuvo mucho éxito y se puedo ver “que había más para hacer”.
“En estos años hemos estructurado más de 150 fideicomisos y si uno mira cómo se han desarrollado en el tiempo, la mayoría fueron en los últimos 5 o 6 años”, y al día de hoy el stock de fideicomisos “alcanza los 130 que para Uruguay es un número muy importante”.
Cada fideicomiso es un mundo” y en ellos “tienen que trabajar contadores, financieros, abogados para la estructura jurídica, y eso implica un trabajo muy coordinado y en equipo de todos los colaboradores, pero hay que pensar también en el equipo ampliado” que incluye “otros agentes” como corredores de bolsa, calificadoras de riesgo.
El resultado es que el fideicomiso “se construye siempre para solucionar una necesidad y hay que escuchar a quien tiene esa necesidad”, definió.
En cuanto a los sectores de mayor interés, dijo que “el gran impulsor es el sector público que ha visto una solución”; y “afortunadamente el sector privado también se está acercando” lo que hace que “hoy nuestra cartera de clientes esté compuesta por un 65% del sector público y el 35% del sector privado”, una relación de porcentajes que hace 5 o 10 años resultaba distinta.
Un libro que coloca a las personas en el centro de atención
La celebración por los 20 años fue oportuna para presentar un libro que, como dijo Salvador Ferrer, “pretende ser un claro ejemplo del trabajo realizado y una inspiración al futuro”. El texto, cuyo autor es Alexis Jano Ros, “repasa 10 casos a los que les hemos dado solución y que son valiosos por sus propias características y su resolución”. Cada caso es presentado “de forma muy amena” y “enfatizan el resultado”.
Alexis Jano Ros dijo que la idea original fue escribir “un libro de casos”, buscando presentar experiencia de fideicomisos, lo que era de por sí “valioso”, pero “sentimos que le faltaba lo humano” lo que causó revertir el tema colocando a la gente “como el sujeto y el fideicomiso como el predicado”.
Para sustentar el valor de lo humano, el escritor contó el caso de una señora que fue traslada del asentamiento Kennedy que “no fue un cambio nada más, fue un cambio de vida, y eso es lo más importante”.
Los testimonios de las personas muestran las dificultades humanas, tal es el caso de una señora que le expresó que “lo peor” de vivir allí “eran los días de lluvia” porque se generaban inundaciones y el contenido de los pozos negros entraba a las casas: “Era realmente terrible, y la señora me dice que cada vez que llovía rezaba para que no lloviera mucho. Ahora me mudé, ahora tengo mi casa y mi familia se empezó a reconstruir porque si uno vive en el Kennedy es discriminado por vivir en un asentamiento”.
Ahora la misma señora ayuda a su familia y lo hace vendiendo tortas fritas pero con otra mirada de su propia realidad. Ella define su trabajo como “un negocio bárbaro, porque las vende a los obreros que están construyendo donde antes estaba el Kennedy. Ahora cuando llueve es distinto, ojalá que llueva”, contó.
El cambio es tal que desde esa lluvia tremenda porque se inundaba y que rezaba que no fuera mucho, la señora empieza a construir una historia distinta y empieza a pensar de forma diferente, y sus hijos empiezan a tener un trabajo también distinto, reflexionó el autor del libro.
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