Los fines de semana, sus padres, Ramón y Marta, cuidaban a adultos mayores, a los cuales les llevaban alimentos a sus hogares. “Eran personas muy especiales y solidarias, buena gente, derecha y trabajadora que nos inculcaron ser así”, recuerda Sabella al pensar en su infancia. No solo recibió la educación de la solidaridad por parte de sus padres, también lo formó el Colegio Seminario, especialmente el cura Novoa, a quien recuerda con total cariño y respeto.
Comentó que en la institución le enseñaron a convivir con los demás, muchas veces en condiciones que no eran las más cómodas, pero asegura que eso lo formó como ser humano. “El cura Novoa fue un tipo increíble. Imponía un fuerte respeto, nos dejaba el colegio para nosotros pero cuando decía “se acabó”, todos acatábamos. Era un compañero que nos daba educación”, relató.
Los chicos del Seminario acudían a los barrios humildes a compartir lo que tenían con los más pobres. Los ayudaban a hacer bloques para construir sus casas, jugaban picaditos y al final de la jornada las madres cocinaban para todos. “Ahí veíamos lo que significaba la solidaridad. Y cuando recuerdo esos momentos es que me doy cuenta de que hoy cada vez hay menos solidaridad, y que el mundo parece estar loco”, reflexionó el entrevistado.
Esta fue una de las etapas de la vida de “Moncho”, apodo por el que prefiere ser llamado. Otro “pedacito de su vida”, como lo define, fue el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya ocurrido el viernes 13 de octubre de 1972, cuando un avión militar con 40 pasajeros y cinco tripulantes que conducía al equipo de rugby Old Christians ―formado en su mayoría por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris― se estrelló en un risco de la cordillera de los Andes en Mendoza (Argentina), a 3.500 msnm, en ruta hacia Santiago de Chile. Solo 16 personas sobrevivieron al accidente, y entre ellos está Sabella.
Sus vivencias lo formaron como la persona que es hoy, alguien comprometido con las causas, solidario, con una visión del mundo que parece ir a un paso de adelante del resto de las personas. Un hombre que se destaca por su buen corazón, y también por un carácter fuerte, característica que lo ha llevado a enfrentarse a situaciones difíciles pero de las que suele salir victorioso, y lo que antes había sido un problema, termina convirtiéndose en una anécdota hasta con toques de jocosidad.
Y sin embargo…
Sabella sostuvo que el planeta en el que vivimos es el único que tenemos y donde tenemos que vivir, “y sin embargo lo destruimos todos los días”, analizó. Fundamentó que no somos tantos en el mundo y nos llevamos mal. “Da la sensación de que la vida tiene cada vez menos valor. Antes en este país había una educación increíble, buena salud y una justicia buena. Hoy hay mucha violencia y se ha creado una división absurda entre la gente por intereses políticos”.
El entrevistado citó los casos de la situaciones en Chile, Bolivia, Ecuador, y dijo que los uruguayos tenemos que aprender a unirnos más. Opinó que, muchas veces, los políticos dicen cosas que no sienten o piensan, “pero luego se vuelven viejos y comienzan a decir lo que verdaderamente sienten. Como lo hizo Wilson Ferreira, por ejemplo, que en su última charla transmitía mensajes de paz y de unión”, agregó.
Entre las afirmaciones más relevantes que expresó en la entrevista está: “es necesario pacificar este país, pasar mensajes de paz que contribuyan con la unión de los pueblos”. Indicó que él se crió con changadores del Mercado Modelo con los que compartía todo y mucho. Trabajaban a la par, había afectos entre los patrones -entre los que estaba su padre- y los empleados. “En las estancias compartíamos habitaciones con los peones, comíamos lo mismo, había afectos y no había odios. Sin embargo hoy el empresario ha sido demonizado, y eso ha llevado a choques frecuentes”.
La experiencia de Sabella como empresario y las vivencias que tuvo al manejar una industria de cientos de empleados, lo llevó a realizar un análisis del mundo sindicalista-laboral. Sostuvo la importancia del movimiento sindical, pero afirmó que está llevado de manera incorrecta.
Agregó que tuvo muchos empleados “hasta que me cansé de los sindicatos”.
“Cuando decidí cerrarla me ofrecieron soluciones que implicaban a los líderes del movimiento, es decir que había quedado gente sin trabajo pero ellos querían salvarse solos”.
Planteó que se ven sindicatos que están para “hacer política barata y guerrilla con los empresarios”. Exhortó a darse cuenta que la gente para vivir necesita un techo, un plato de comida y muchos afectos. “Hoy parece como que todos los empresarios son mala gente. Hay que pensar que la única manera de sacar el país adelante es trabajando”.
En la visión de Sabella, es tan importante quien limpia una empresa como quien la dirige, ya que todos deben aportar y tener actitud. “A veces la gente no es apta para algunas cosas pero sí tiene la actitud para hacerlo y por eso logra resultados”. Comparó esto con el episodio de los Andes: “Nosotros no estábamos aptos para estar ahí, pero teníamos una gran actitud, una gran unión, solidaridad y sentido de justicia muy grande. No había un decálogo de reglas, lo importante era el grupo en su conjunto. Si alguien hacía algo que incomodaba a los demás, el resto se lo hacía saber. El mundo debería manejarse así”, opinó.
La Mañana y El Diario en la “milagrosa Navidad”
Cuando ocurrió el accidente de la Cordillera de los Andes, desde La Mañana y El Diario (SEUSA) se realizó una cobertura total de los hechos. La primera noticia del 14 de octubre titulaba: “Desapareció avión con 45 jóvenes uruguayos”. En la nota se hacía referencia al promedio de edades de los chicos, lo cuales rondaban los 20 años. Se listaban los nombres de los viajeros y tripulantes, así como se detallaba el caso de tres personas que por diferentes razones no viajaron junto al resto de la delegación. Se añadía también un esquema del mapa con un recuadro que indicaba la zona donde desapareciera el avión.
Luego se realizó un seguimiento de la búsqueda de los desaparecidos. Las reanudaciones de las búsquedas con la esperanza un tanto apaleada, pero sin darse por vencidos. Posteriormente surgió la noticia de que, aparentemente, 16 sobrevivientes esperaban el rescate, pero el Comando de la Fuerza Aérea aún no había recibido confirmación oficial, ya que únicamente un arriero había confirmado tal información.
Hasta que al fin, el 24 de diciembre de 1972 “En Chile viven milagrosa Navidad los 16 salvados”, fue el titular de La Mañana. Donde se indicaba que al día siguiente llegarían los rescatados. Viajaron de La Mañana y El Diario a San Fernando el subsecretario de redacción Víctor López Reboledo, el periodista Omar Piva junto al fotógrafo Cesagués Hernández, al sitio a donde fueron llevados los rescatados por primera vez.
Las primeras noticias de los dados de alta médica también fueron cubiertas por el medio, novedades diarias, relatos, testimonios, aparecían en las páginas del diario. “Nos salvaron la fe en Dios y las ganas de vivir”, relataron Parrado y Canessa en una de las noticias. Fotografías publicadas y textos hicieron que la población lectora se sintiera cercana a los hechos, cuidando a los sobrevivientes y colocándolos como centro de la gran tragedia, La Mañana fue un compañero dentro de la historia.
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