Nieto del reconocido político blanco Salvador Ferrer Serra, heredó de su familia la vocación por el servicio público, aunque dedicó gran parte de su vida a la actividad privada. Hoy se enfrenta al desafío de presidir el Banco República (BROU) en medio de la pandemia y una fuerte crisis económica. La institución ha desarrollado diversos apoyos para sacar a flote a las empresas más complicadas y apuesta decididamente a trabajar por el sector agropecuario, que “sigue siendo el rubro más importante en los negocios” del banco estatal.
Proviene de una familia muy vinculada al Partido Nacional, pero no siguió la línea de la militancia. ¿Nunca pensó en dedicarse a la política?
Es cierto, vengo de una familia de mucha tradición blanca. Mi abuelo falleció siendo ministro de Hacienda; mi padre, que también falleció muy joven, estaba muy vinculado a la política; mi madre lo estuvo toda la vida, incluso muchos años fue secretaria del Senado. Mis hermanos también siempre fueron militantes; uno de ellos, no necesariamente del partido (el exdirector de Tránsito de la Intendencia de Montevideo, perteneciente al Frente Amplio, Pablo Ferrer).
Yo siempre fui el que me mantuve al margen de la militancia activa, obviamente, sí con claras convicciones. La actividad profesional me fue absorbiendo por otro camino y sin espacio para la política. Igualmente, no tomo este cargo como una actividad apolítica, lo he tomado como un compromiso profesional, pero claramente tiene un componente político inevitable por detrás.
Esa actividad profesional empezó con la carrera de economista. ¿Qué le atraía de ese mundo?
Como a todos los adolescentes, me llegó el momento de elegir qué carrera seguir, y la verdad es que lo hice por descarte. Yo creo que hay pocas carreras que uno elige por convicción, como la medicina, por ejemplo. Entré a la facultad sin saber qué iba a hacer exactamente y me fue tentando la economía. Tuve la oportunidad de trabajar con Jorge Caumont, que lo tenía como docente, y me fui enganchando más.
Como futbolista amateur, ¿qué aprendió del deporte que le sirva en su actividad laboral?
El trabajo en equipo es una cosa fundamental. Me dediqué mucho al fútbol amateur; sigo intentando hacerlo, con algún sacrificio físico, y una de las cosas más importantes son los grupos que uno forma, tanto en el deporte como en lo profesional.
¿Qué lo llevó a dedicarse a las finanzas?
Yo entré en Citibank en el año 95. En aquel momento trabajaba con Caumont y también hacía algo de prensa en Indicadores de Mercado de El País, preparaba informes para la radio, para el informativo de televisión, y me fui metiendo en el mundo de la economía.
Un día apareció una oportunidad por el lado de la banca. Yo siempre fui muy crítico con la carrera universitaria porque no tenía finanzas, y era algo que me atraía. Empecé una carrera bancaria de casi 25 años en Citibank, donde tuve toda la formación, es decir, es una gran institución para hacer escuela.
Tras 25 años, se retiró del Citibank a fines del año pasado. ¿Cuáles eran sus perspectivas a futuro en ese momento?
Yo me fui del banco a mediados de diciembre de 2019, por un acuerdo con la institución de que había llegado la hora de dar un paso al costado. En su momento a mí no me interesó hacer carrera internacional, sino que siempre quise vivir aquí.
Lo cierto es que no tenía un plan muy concreto de por dónde seguir; sí tenía intenciones de tomarme un tiempo de descanso. De hecho, uno de mis hijos estaba estudiando en España y había planes de viajes y de vacaciones, pero los planes cambian.
¿Cómo fue asumir en el BROU con el desafío de enfrentar una pandemia en curso?
Fue una situación extraña porque yo empecé a tener conversaciones con el directorio saliente 15 días antes de asumir, o sea, en la segunda quincena de marzo, al inicio de la pandemia.
Hubo varias de las decisiones que se tomaron en primera instancia que fueron compartidas y de las cuales me hago cargo totalmente. Tuvimos una transición breve, de dos semanas, pero ordenada. La pandemia nos obligó a poner el foco más en lo urgente que en una mirada estratégica.
¿Cuáles fueron las principales preocupaciones que surgieron?
En primer lugar, la preocupación respecto al personal del banco, que una cantidad muy importante estaba trabajando de modo remoto, pero por suerte no hubo ningún tipo de interrupción y el banco pudo funcionar de esa forma.
“Hoy no está en la agenda ningún cierre de sucursales; hubo en el pasado algo de eso, lo que generó mucho conflicto”
Después, pensar en el rol crítico que teníamos frente a nuestros clientes, a raíz de lo cual tomamos las primeras medidas apoyados en el Banco Central (BCU), que nos permitió a los bancos no reclasificar a los deudores, ofrecer medidas de aplazamiento de amortizaciones y de vencimiento de cuotas, tanto a personas como a empresas.
Luego comenzó otra etapa de generar soluciones financieras, y ahí tuvimos otro papel importante, que fue todo el desarrollo del crédito que ha habido en la pandemia.
¿Qué apoyos más significativos desarrolló el BROU en el marco de la emergencia sanitaria y sus derivaciones económicas?
Desde el rol que le corresponde al banco y en línea con el objetivo del gobierno de mantener los motores encendidos, tratamos de dar apoyo financiero a empresas para superar una crisis muy importante.
La pandemia sorprendió a empresas que previamente tenían un balance saludable, porque cerraron o dejaron de vender por diferentes razones, pero que considerábamos que tenían una vida económica por delante, entonces, había que ayudarlas con liquidez a pasar ese momento.
En ese sentido, se definió el aplazamiento de cuotas. Se tomaron deudores de menos de 200.000 dólares a los que se les dieron 180 días de plazo de forma directa. A las personas se les dieron 90 días de plazo de no pago de su cuota, y después empezó el desembolso de nuevos créditos.
Ahí jugó un papel muy importante el SiGa, una solución que ya existía, pero que el gobierno reforzó. El SiGa tenía 10 años de existencia, pero casi sin desarrollo, y ha demostrado ser una solución excelente: lleva desembolsados más de 450 millones de dólares en cuatro meses.
A su vez, más del 50% de los préstamos realizados los hizo el BROU con República Microfinanzas, que ha jugado también un rol muy significativo en un segmento muy especial de microempresas, o sea, por ese lado ha habido un apoyo fundamental.
Se dice que toda crisis trae consigo una oportunidad. ¿Cuál puede ser, en este caso, para el BROU, esa oportunidad?
Buen punto. Yo creo que, entre otras cosas, hay una oportunidad de crecimiento del negocio, que es necesario. Recibimos al BROU con un balance muy saludable, una situación patrimonial muy sólida, una liquidez muy buena y un estado de resultados muy razonable en los últimos años, aunque es cierto que parte importante de los resultados se explica por la suba del dólar.
El banco tiene un balance de 17.000 millones de dólares y un portafolio de créditos de 4.500 millones de dólares; hay espacio para el crecimiento del crédito y debemos poner en eso el foco estratégico. En la pandemia confluyeron la oportunidad del crecimiento con la necesidad imperiosa de ayudar a las empresas a pasar esta situación.
Dice que hay espacio para el crecimiento del negocio. Justamente, las estadísticas del BCU indican que la participación del BROU en el mercado de créditos viene descendiendo en los últimos 10 años. ¿Eso preocupa?
Es muy cierto, es parte de la preocupación, sí. Los datos de los últimos cinco años indican que perdimos entre un 5% y un 10% de cuota de mercado contra la banca privada. Sin duda, hay mucho espacio para recuperar eso y tiene que ver con la necesidad de crecimiento del banco desde el punto de vista de los negocios.
¿La recuperación económica viene más lenta de lo esperado?
Lo pondría en estos términos: la caída fue menor a lo que esperábamos hace unos meses. Cuando comenzó la crisis vimos lo que pasaba en otras partes y temimos que el impacto económico fuera peor. Obviamente, no ha sido una buena noticia, ha sido una crisis importante y hay muchas empresas que la siguen pasando muy mal, en particular, de comercio y servicios.
Por otro lado, se están empezando a ver síntomas interesantes de reactivación. Van dos meses consecutivos en los que el Índice Líder de Ceres indica una tendencia de recuperación. Los seguros de desempleo vienen disminuyendo, se está reactivando lentamente el empleo, pero hay señales positivas que nos permiten ser optimistas.
Dejando de lado la coyuntura actual, ¿qué objetivos se planteó para este período?
Por un lado, en cuanto a lo que te decía del rol fundamental que tiene el banco en el desarrollo del crédito, debemos tener un papel comercialmente más agresivo y lograr un mayor posicionamiento de mercado.
Otra línea estratégica va por el camino de la digitalización y el ofrecer a nuestros clientes soluciones transaccionales mucho más atractivas.
La Carta Orgánica del banco hace referencia a tres mandatos: ayudar al desarrollo de la actividad y la producción; ofrecer soluciones financieras atractivas a la población; incentivar el ahorro. Los dos primeros tienen que ser parte estratégica de nuestro accionar.
El banco tiene una presencia de sucursales muy importante; tenemos más de 130, estamos presentes en todo el país. Nos gustaría llegar a muchos más lugares y la forma de hacerlo va a ser a través de medios digitales; el mundo avanza hacia eso.
Mucho se ha hablado, sobre todo en la gestión anterior, del cierre de sucursales en el interior. ¿Cómo es actualmente la relación del banco con el resto del país?
Hoy no está en la agenda ningún cierre de sucursales; hubo en el pasado algo de eso, lo que generó mucho conflicto. Nuestro objetivo es que las sucursales sean un centro de generación de negocios, aprovechar la potencia que el banco tiene de esa presencia territorial como ningún otro.
Cuando uno se refiere al interior, en muy buena medida tiene que ver con el sector agropecuario. Hemos agendado estas dos semanas reuniones con todas las gremiales empresariales para escuchar sus problemáticas, para entender qué podemos hacer mejor desde el banco.
Ahora que estamos en plena semana de la Rural del Prado, queremos transmitir este mensaje de que el banco quiere ser apoyo del sector, que es por excelencia el motor de la economía y sigue siendo el rubro más importante en los negocios del BROU. Casi el 60% del negocio total está en la cadena agroindustrial.
“El banco tiene un balance de 17.000 millones de dólares y un portafolio de créditos de 4.500 millones de dólares”
En los primeros tiempos recibí varios mensajes en el sentido de que se había notado cierto alejamiento del banco del sector agropecuario, entonces estamos apuntando mucho a acompañarlo, a llevar adelante sus inversiones, sus procesos productivos, la generación del empleo. Es la actividad que realmente mueve la economía.
Yo tengo muchísimas reuniones con clientes a diario. Mis colegas directores, en particular (Pablo) Sitjar y (Max) Sapolinski, han salido bastante más al interior y hemos recibido mucho ese feedback. Tenemos la presencia territorial, el mandato y los recursos para estar y jugar ese partido, entonces debemos salir a la cancha a trabajar fuerte, sobre todo, para el sector agropecuario, aunque no es el único –el de comercio y servicios también está muy castigado-.
¿Se puede adelantar alguna medida de apoyo para el agro?
Estamos en una etapa de escucha para entender las problemáticas, pero actuando de forma simultánea. Por ejemplo, a nivel del sector arrocero, que arrastra un problema de endeudamiento histórico hace mucho tiempo, logramos instrumentar medidas que van a permitir una refinanciación adecuada de ese endeudamiento y, al mismo tiempo, seguir financiando la zafra actual.
La zafra anterior ha generado cierta expectativa positiva de que podemos tener nuevamente un sector arrocero creciente y pujante, que recupere superficie, no en el primer año, pero que pueda volver a las 200.000 hectáreas que en algún momento sembró. Por ahí estamos trabajando fuerte.
Estamos trabajando mucho –aunque no estoy en condiciones de adelantar medidas- con el sector lácteo. Hemos aprobado, en particular para estas semanas de la Rural del Prado, un paquete de medidas para el financiamiento de la compra de reproductores, maquinaria, equipamiento, que llega hasta plazos de cuatro años, con tasas que están por debajo del 4%. Estamos dando señales de que queremos apoyar al sector, tanto con expansión del crédito como con crédito en condiciones muy competitivas.
¿Cómo ha sido el diálogo con el sindicato bancario?
Hemos tenido una relación cordial y espero que así sea durante todo este tiempo; podemos tener diferencias, pero manejarlas de forma constructiva, y apuesto a que ese sea el camino. Yo he tenido reuniones mensuales con el sindicato. Hoy hay alguna situación de tirantez originada por las restricciones presupuestales que estamos enfrentando en todo el sector público, pero aspiro a que tengamos un diálogo constructivo el resto del período.
La semana pasada, Búsqueda informó que bancarios denunciaron “presiones” de los directores del BROU a los empleados por créditos y calificaciones de clientes. ¿Qué opinión le merece?
Vi la nota, pero no tengo ninguna señal que me haga pensar que eso efectivamente esté pasando. Tenemos una institución que funciona con las burocracias razonables que hay en cualquier lugar para que las cosas sucedan, por lo cual no creo que eso esté pasando.
El banco está jugando ese papel que entiendo que tenemos que jugar en estas circunstancias, de apoyar a la economía, ser motor de crecimiento, ayudar a las empresas e ir a buscar los negocios, pero no creo que vaya más allá; no coincido con lo que está expresado en ese comunicado.
Una vocación de familia
Nació en Montevideo, en el Parque Rodó, y recuerda haber tenido una infancia feliz, aunque con el insuceso de haber perdido a su padre muy joven, con tan solo 13 años. Su madre, a quien define como “una leona”, debió sacar adelante a la familia tras el inesperado hecho.
Está casado hace 26 años con Andrea, con quien tiene tres hijos: Martín, de 23 años, Ignacio, de 21 y Milagros, de 16.
Parte del legado que le transmitió su familia tiene que ver con el servicio y la vocación pública, expresa, más allá de que no fue su actividad principal. “Siempre fui de pensar en trabajar profesionalmente para forjar un futuro, pero hoy estoy en una etapa distinta, contribuyendo con el país”, afirma a La Mañana.
Además, dice que de sus padres aprendió la importancia de la honestidad, la dedicación y el esfuerzo.
Como pasatiempos disfruta de la fotografía, de forma muy amateur, y del deporte, en particular, el fútbol, con lo cual todos los fines de semana sigue intentando “despuntar el vicio” y sentirse “activo”.
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