Durante los primeros días de marzo, el comisionado parlamentario penitenciario, Juan Manuel Petit, planteó a las autoridades del INR la necesidad de crear un protocolo sanitario para los centros de reclusión del país, con una campaña de información sobre el virus a los presos y familiares, entrega de kits de limpieza a los reclusos y la disposición de lugares definidos para un eventual aislamiento. Para la elaboración del mismo se pusieron a trabajar codo a codo en conjunto con el Sistema de Atención Integral para las Personas Privadas de Libertad (SAIPPL).
En una carta que Petit envió el jueves 5 de marzo al ministro del Interior, Jorge Larrañaga, expresó su preocupación por las condiciones “altamente vulnerables” en las que se alojan los presos, que podrían transformarse en “un vector de transmisión para la población general”, por los “problemas de higiene, de ventilación, de alimentación y la falta de formación en prevención de la salud”.
En la nota también señalaba que en el sistema penitenciario “no existen, salvo excepciones, lugares donde aislar a los internos por períodos de mediana o larga estadía con atención médica”. Además advirtió sobre el “clima de inestabilidad” que causaría “la presencia virtual del virus”, que alteraría la “buena convivencia”.
Medidas preventivas del INR: más higiene y menos visitas
Desde el lunes 16, rigen nuevas medidas sanitarias que podrían incrementarse dependiendo a cómo avance la pandemia de coronavirus en Uruguay. En el primer día del protocolo, el director nacional del INR, Luis Mendoza, estuvo en la Cárcel de Santiago Vázquez verificando el cumplimiento del mismo y dijo que “tenemos que trabajar todos en conjunto, las autoridades, familias e internos”
Además de los habituales controles de seguridad que se realizan a familiares de los reclusos que ingresan a las cárceles como visita, ahora se sumaron algunas medidas sanitarias para la prevención del contagio del virus COVID-19. Se limita la visita a un solo adulto por interno, y fue fraccionada en distintos horarios para evitar la aglomeración de gente y la posible propagación del virus.
Consultado por la posibilidad de suspender temporalmente las visitas, el coordinador del colectivo “Nada Crece a la Sombra”, Daniel Márquez, manifestó a Radio Universal la importancia que representan estas para las personas privadas de libertad. Mencionó que “son necesarias”, porque a través de ellas el recluso recibe alimentación y los productos de higiene. Para Márquez, se puede “generar una situación de tensión importante” si los internos dejan de acceder a necesidades básicas como las horas de patio al aire libre y los horarios de visitas.
Además de a las visitas, se toma la temperatura con termómetros infrarrojos a todos los funcionarios, nuevos internos y a cualquier persona que ingrese a una de las 26 unidades penitenciarias. Si la misma es igual o mayor a 37,5°, la persona no podrá ingresar al establecimiento y se lo derivará a un centro de salud. En el caso de que algún interno presente alguno de los síntomas del COVID-19, será aislado inmediatamente en alojamientos acondicionados especialmente.
Por otra parte, se proporcionó a los funcionarios penitenciarios, varios productos de higiene para realizar su trabajo, como alcohol en gel, guantes y tapabocas. Al mismo tiempo, a las personas privadas de libertad, se les hace entrega de un jabón de lavar neutro y abundante cantidad de hipoclorito para limpiar las celdas. INR informó que se formaron cuadrillas de internos encargadas de higienizar los lugares compartidos. También se realizan fumigaciones tanto de los espacios comunes como de los distintos vehículos que trasladan internos y trabajadores.
Motines, fugas y excarcelaciones anticipadas en varios países
El hacinamiento y las condiciones precarias de reclusión no son patrimonio de las cárceles uruguayas. En centros penitenciarios de países sudamericanos, ante las medidas de los gobiernos por la preocupación de que se expanda el coronavirus, se desencadenaron varios motines que dejaron como saldo decenas de muertos.
La noche del sábado 21, en Colombia, reclusos de al menos diez centros carcelarios se amotinaron por el hacinamiento y la falta de elementos para prevenir el contagio de coronavirus. La ministra de Justicia de ese país, Margarita Cabello Blanco, informó que al menos 23 presos murieron y otros 83 resultaron heridos solamente en un motín desarrollado en la cárcel Modelo de Bogotá.
En Argentina, el lunes 23 se registraron cinco muertos en diferentes motines desarrollados en varias prisiones de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Uno de ellos fue en el penal de Coronda y los otros cuatro en el de Las Flores. Si bien, cesaron los actos de violencia en los últimos días, la tensión sigue presente en las cárceles de Florencio Varela, Batán, Sierra Chica, Olmos, La Plata y otras cárceles, según aseguraron varios medios de prensa del país vecino.
Los convictos reaccionaron a la suspensión de las visitas, pero también reclamaron por el hacinamiento y las pésimas situaciones sanitarias en las que se encuentran las unidades penitenciarias; aunque la principal demanda de los internos es que se habiliten excarcelaciones y las prisiones domiciliarias. El ministro de Justicia bonaerense, Julio Alak, dispuso que familiares puedan llevar víveres y ropa a sus parientes presos, aunque estos no pueden entrar a la visita.
En Brasil, 1.375 presos fugaron de tres centros penitenciarios del estado de Sao Paulo, en medio de violentos motines ocurridos a mediados del mes de marzo. Los convictos que escaparon -de los que recapturaron la mitad- pertenecen al régimen semi-abierto, que les permite trabajar de día y volver de noche a dormir a la cárcel. Tenían prevista una salida para pasar Semana Santa con sus familias, pero esta fue cancelada por las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia. Esa decisión que comunicó el gobierno fue la que desató el estallido carcelario.
También se conocieron trifulcas y motines en prisiones de Sri Lanka e Italia en los que fallecieron dos internos en el país asiático y once presos en el europeo. En la cárcel de Anuradhapura reclamaron por malos tratos y las precarias condiciones de reclusión, mientras que en Italia fue por la prohibición de visitas.
Ante el miedo de que el coronavirus llegue a las unidades de reclusión, el Gobierno italiano aprobó salidas anticipadas a los que les quedaban menos de 18 meses para cumplir su condena, beneficio al que accedieron unos 6 mil reclusos. Por su parte en Irán, el ayatolá, Alí Jamenei, anunció días atrás que perdonará a 10 mil prisioneros, incluidos los políticos, los que se suman a los 85 mil liberados temporalmente con anterioridad de una población carcelaria de 190 mil personas.
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) delinea protocolo específico
La semana pasada, mediante videoconferencia, se reunieron autoridades penitenciarias de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay con representantes del CICR. En el encuentro los delegados de cada país describieron su situación y las medidas que están aplicando. Posteriormente se realizó un análisis comparativo de las distintas necesidades de cada sistema para afrontar la prevención del avance del coronavirus en la población privada de libertad.
Con esa información, el Comité Internacional de la Cruz Roja va a redactar un protocolo específico para sistemas penitenciarios que se actualizará permanentemente mientras avance el virus en la región. Dicha instancia, también sirvió para generar una red de trabajo entre los países que integraron la conferencia, con el fin de monitorear de forma conjunta la situación sanitaria.
La coordinadora nacional de salud integral del INR, Nathalie Stagnari, subrayó que hasta el momento en ninguno de los sistemas penitenciarios de los países participantes hay personas contagiadas con coronavirus. “En nuestro caso es fundamental el trabajo de los funcionarios y funcionarias penitenciarias que diariamente dialogan con las personas privadas de libertad para concientizarlas sobre la importancia de cuidarse y cuidar a sus familias”, remarcó Stagnari.