En un país con una tasa de natalidad en caída, conocer la situación de los niños en Uruguay resulta clave para la proyección de mejores políticas públicas que determinen un futuro próspero para nuestro país. La Mañana recopiló una serie de informes que desglosan las principales características que vive la infancia uruguaya.
Desde 1963 y hasta 2011 (año en el cual se realizó el último censo en Uruguay), la tasa anual media de crecimiento de la población viene disminuyendo de forma sostenida, impulsando el envejecimiento de la población. Vivimos en un país donde las tasas de natalidad son decrecientes y cada vez nacen menos niños. En promedio, una mujer tiene un mínimo de 1,53 hijos a lo largo de su vida y un máximo de 2,20, registrándose estos polos en Montevideo y Artigas respectivamente. Ante una pirámide demográfica con estas características, resulta esencial conocer cuál es la situación actual de los infantes en Uruguay para la proyección de más y mejores políticas públicas.
Según el último censo llevado adelante por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en nuestro país viven 610.435 niños (el 19% de la población) que se reparten de esta forma: 344.816 tienen entre 6 y 12 años; 174.897 entre 0 a 3 años y 90.722 entre 4 y 5 años. A la vez, de acuerdo al informe “Cuidados en la primera infancia” del Sistema Nacional de Cuidados, el 98,94% de los niños de entre 6 a 12 años asisten a un centro educativo, mientras que en el rango de entre 4 a 5 años este porcentaje desciende a 90,3%.
La pobreza infantil
De acuerdo al informe promovido por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU y realizado por el Observatorio de los Derechos de la Niñez y Adolescencia del Uruguay “Incidencia de la pobreza en Niños, Niñas y Adolescentes en Uruguay – Una mirada comparada entre 2019 y 2020”, 176.375 niños (20,2%) viven en situación de pobreza. El documento agrega, además, que este sector etario de la población es mayormente afectado por esta carencia y señala que en 2019 se registró un aumento de unos 35.345 niños y adolescentes más que viven en hogares bajo la línea de pobreza. El estudio indica, asimismo, que a medida que aumenta la edad de la persona, la situación económica mejora.
En el año 2020 se registró el mayor incremento niños y adolescentes pobres en el país, llegando a datos similares a los registrados en el año 2013. Los departamentos en los que residen más niños pobres en nuestro país, de acuerdo a cantidad, son Paysandú, Cerro Largo, Rivera, Montevideo, Tacuarembó, Artigas, Treinta y Tres y Lavalleja.
A la vez, la Encuesta de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (Endis) realizada por Salud Pública en la pasada administración, que estudió los hogares ubicados en áreas urbanas, señala “una fuerte prevalencia del hacinamiento, con uno de cada cuatro hogares en estas condiciones”. Cuando se considera los hogares bajo la línea de pobreza, esta cifra aumenta al 44,5%.
Situación familiar
Este informe constata que el 62% de los hogares donde viven los niños están integrados por ambos padres y que el 12,5% de los niños no reside con su padre debido a una separación y divorcio, y que el 8,2% de los niños nunca convivió con él. Sin embargo, la mitad de los niños que no viven con su padre mantienen un contacto semanal con él, mientras que el 31,6% de aquellos no mantiene ningún contacto. El 48% de los padres que no residen con su hijo no realizan ningún aporte económico al hogar y el 10% lo hace ocasionalmente.
En cuanto al desarrollo socioemocional, el citado informe señala que en el caso de los niños de hogares que se encuentran bajo la línea de pobreza, estos tienen el doble de posibilidades de tener problemas en este aspecto, mientras que los niños de más de dos años evidencian más dificultades que los que tienen hasta 24 meses.
Alimentación e inseguridad alimentaria
De acuerdo al informe, el 9% de los niños fueron diagnosticados alguna vez con anemia siendo esta cifra un 13% en los hogares bajo la línea de pobreza y 7,5% en el resto.
Si bien cerca de un 5% tienen prevalencia de la desnutrición crónica o retraso de la talla, entre un 9 y un 11% tienen problemas de exceso de peso.
En torno a un 13% de los hogares constatan niveles de inseguridad alimentaria severa o moderada y, en términos generales, se registra una dieta infantil excesiva en el consumo de alimentos tipo snacks y golosinas y escasa en frutas, verduras y pescado. Asimismo, el 50% de los hogares agrega sal a los alimentos a los menores de un año de edad.
Sobre este mismo aspecto, el informe “Consumo de nutrientes y alimentos en la primera infancia” elaborado por la Red Uruguaya de Apoyo a la Nutrición y Desarrollo Infantil (Ruandi) y Unicef, elaborado en febrero de 2022 de acuerdo a datos previos a la pandemia, indica que “prácticamente en la mitad de los hogares donde en 2018 vivían niños menores de cinco años, se experimentaba algún grado de inseguridad alimentaria”.
De igual forma, indica que la inseguridad alimentaria está relacionada con la no convivencia paterna con los hijos y la inexistencia o el no cumplimiento de los acuerdos de apoyo económico al hogar.
La inseguridad alimentaria está asociada con un menor peso al nacer y con los nacimientos prematuros. En cuanto a la dieta, los niños consumen un triple de lo recomendado de proteína, mientras que el 37% de ellos no alcanza a cubrir los requerimientos de calcio diarios. De igual forma, ningún niño cubre la recomendación de fibra diaria y el 40% de las calorías que consumen provienen de productos ultraprocesados.
El trabajo infantil
“El último dato objetivo, que a esta altura ha perdido valor, se arrastra desde el Censo 2011”, dijo Abdala, que subrayó que “se está trabajando para dar una respuesta muy pronta” a través del Comité Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. Según informó la diaria, la subinspectora de la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social, Silvana Bittencourt, anunció que se incorporará al censo nacional del año 2023 un formulario con preguntas que permitirá “realizar un diagnóstico actualizado” para “contar con nuevos datos estadísticos para orientar acciones tendientes a erradicar el trabajo infantil”.
El INAU tiene como objetivo la erradicación total del trabajo ilegal hacia 2030. “Los datos demuestran que hay signos de mayor formalización y de mayores inspecciones, son indicadores alentadores. Es un tema que tiene que estar en la agenda del gobierno y de toda la sociedad”, aseveró el presidente del instituto, Pablo Abdala.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, realizada en junio de 2011 a hogares pertenecientes a localidades de más de cinco mil habitantes, existían 34 mil niños y adolescentes que trabajan, es decir, el 6,5%. Los niños que trabajan son un 1% en el caso de quienes tienen entre 5 a 11 años y 12,7% en el caso de los adolescentes de 12 a 17 años. Del total, un 5,4% realiza actividades fuera del hogar y un 3% trabaja realizando tareas de manera intensiva en su propio hogar. De ellos, un 0,5% también trabaja fuera del hogar.
Cuando esta cifra se examina de acuerdo al lugar donde viven, se encuentra que en el área rural trabaja un 21% de los niños y en la urbana un 11%. En términos generales, dedican un 16,7 de horas a la semana a la realización de actividades económicas.
Los puestos en los que mayormente se desarrollan son: vendedor ambulante en puesto de feria o puesto callejero, vendedor en mostrador, niñera, peón ganadero, peón albañil, peón de carga y descarga, cortador de césped, cadete a pie, vendedor a domicilio, peón de huerta, peón avícola y doméstica en casa de familia.
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