Fue una noche de febrero de 1997 en pleno festejo de carnaval, que apareció el cuerpo sin vida de Sheila Daniela López Lima, de 19 años. Esto comenzó una investigación en búsqueda de el o los responsables que hasta ahora, transcurridos ya 25 años, no tuvo el resultado esperado a pesar de las promesas realizadas por gobernantes de turno. En todos estos años fue el padre de Sheila, Jorge López, un exfuncionario policial quien no bajó nunca los brazos en su infructuosa lucha para lograr que los responsables de la muerte de su hija paguen por este crimen.
El comienzo de la historia
Los hechos ocurridos en la madrugada del 11 de febrero de 1997 fueron confusos desde un primer momento y tuvieron como actor prácticamente exclusivo a quien se lo presentó como el novio de la joven fallecida: Luis Pedro Safons.
De acuerdo al relato del joven, luego de concurrir a una reunión de amigos y cuando conversaban dentro del vehículo de su propiedad en la esquina de Atilio Paiva y Figueroa, se asoma por la ventana un hombre de cutis morena, complexión fuerte y esgrimiendo un arma de fuego, el que les exigía dinero y drogas. Ante la negativa de los jóvenes, el individuo –siempre en actitud amenazante– se sienta en el asiento trasero y obliga al conductor a conducir hacia una zona cercana al aeropuerto. Al llegar al lugar y luego de ordenar al joven de que mantuviera relaciones con la joven, lo que no ocurrió, el hombre habría pasado a Sheila al asiento trasero, para que –siempre de acuerdo a lo manifestado por Safons en el expediente– el hombre la violara reiteradamente para luego ejecutarla de un disparo en la cabeza, lo que repitió disparando al joven, quien manifestó que sintió un zumbido y algo en la boca, que sería un proyectil que luego de ingresar por la nuca terminó expulsando. Tras los hechos y ante la dificultad del supuesto asesino de manejar el vehículo él mismo, se dio a la fuga a pie del lugar.
La otra parte de la historia
En plena madrugada y con los hechos consumados, el joven Safons pide ayuda a vecinos del lugar. En la escena aparece un vecino quien procede a trasladar a los jóvenes al hospital local donde se certificó la muerte de la joven a la vez que se brindó atención a su novio. En conocimiento de los hechos, sobre las 4.30 de la madrugada, se hace presente personal de la Seccional 9 a los que se hacen cargo del procedimiento. La sorpresa fue mayúscula cuando se tomó conocimiento de que antes del mediodía del día del homicidio, el vehículo fue entregado a su propietario quien procedió a llevarlo a un lavadero ubicado en Bvar. Presidente Viera donde se realizó una limpieza general.
En el año 2005 el Juez en lo Penal de 1er. Turno, Federico Álvarez Petraglia, y la fiscal Silvia Porteiro procesaron a cinco policías, entre ellos dos subcomisarios, dos de ellos acusados por falso testimonio y tres por encubrimiento. Las razones esgrimidas para los procesamientos fueron que en lugar de preservar la escena del crimen, sin motivo o razón aparente se decidió no respetar la llamada “regla de oro”. Se desconoce si recibieron orden superior para tomar esa decisión.
Esas personas fueron las únicas responsabilizadas por delitos vinculados al hecho sin que aparecieran el o los asesinos. El hombre de tez morena, conocido como “el negro D” fue uno de los procesados luego de demostrar que no había participado del homicidio.
25 años de lucha por la verdad
La lucha de Jorge López no supo de descanso en todos estos años. En la actualidad, con el asesoramiento del Dr. Juan Segura y con el apoyo del Juez Dr. Andrés Silveira, se abre un nuevo capítulo de una historia que no parece tener fin. En rueda de prensa López señaló: “Estamos confiados en el juez que se interesó por la causa. El Dr. Eduardo Pereira que fue el juez del caso nunca nos dio respaldo. Confiamos en el nuevo gobierno y en los nuevos políticos. No todos son malos, pero el sistema anterior no permitió el esclarecimiento del homicidio de mi hija. Hoy es un inicio, que es lento, pero tenemos una gran esperanza de que esto finalice y que los responsables puedan responder ante la Justicia, fue lo que siempre pedimos”.
Se procedió a citar a todos aquellos que en su momento declararon como testigos, además de autoridades policiales y judiciales de la época, alguno de los cuales no se hicieron presentes, entre ellos Safons, por encontrarse fuera del país.
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