Corría el año 1958 cuando Julieta Safi Caram, una odontóloga nacida en el seno de una familia de origen libanés, fundó el Movimiento Nacional por el Bienestar del Anciano, luego de observar la situación que se vivía en el Asilo Luis Piñeyro del Campo, donde ella se había ofrecido como dentista voluntaria.
En un primer momento, el trabajo de la organización se centró en los asistentes del asilo, donde se colaboró donando material geriátrico y ortopédico, utensilios necesarios y el acondicionamiento edilicio. Pero más adelante se expandió el trabajo hacia otras áreas, comenzando a estar dirigido en general a los ancianos desposeídos.
La primera sede tuvo lugar en la antigua casona de la colectividad libanesa en la Ciudad Vieja de Montevideo. En el año de 1982 se pudo adquirir la sede propia ubicada en la calle Constituyente 1517, en Cordón. Fue en el año 2004 cuando esta fue denominada “Dra. Julieta Safi Caram de Luzardo”, en homenaje a su fundadora, quien falleció en el año 2006 cuando aún ejercía la presidencia de la organización.
“En cuanto tengamos mayores posibilidades económicas vamos a poder llegar a más gente y aumentar las donaciones y las compras, para distribuir más y tener más solvencia”.
Actualmente, el movimiento cuenta con un banco de material ortopédico con más de 300 aparatos que entrega en préstamo a aquellas personas que no pueden adquirirlos por sus propios medios. También realiza la donación de lentes para ancianos, coopera con donaciones materiales para el equipamiento de un total de 45 centros geriátricos y realiza la donación de pañales geriátricos. Se estima que cada año las donaciones alcanzan el millón de pesos.
Algunas de las instituciones beneficiarias son el Hospital Hogar Centro Geriátrico Dr. Luis Piñeyro Del Campo, el Refugio de Ancianos “La Milagrosa” Obra Pablo VI, el Hogar Santa Teresita. Misioneras de la Caridad, Barrio Borro, el Refugio de Ancianos Mateo XXV, el Hogar de Ancianos San José Misioneras de la Caridad, el Hogar de Cristo, Santa María Padre Hurtado, el Monasterio de las Hermanas Clarisas Capuchinas, el Monasterio de las Hermanas Carmelitas Descalzas, el Monasterio de las Hermanas Salesas, y Hogar La Casita del Señor, entre otras instituciones a lo largo y ancho de todo Uruguay.
En concreto, son 1500 ancianos que se benefician cada año. El movimiento se financia a través de un sistema de socios colaboradores que aportan cien pesos cada mes. Aunque en ocasiones reciben donaciones extraordinarias, Judith González, presidenta de la organización, dijo en conversación con La Mañana que esto no es suficiente, por lo cual impulsan una campaña de socios para poder continuar colaborando con los desposeídos de nuestro país.
Mateo García es el presidente electo del movimiento, quien entrará en funciones a partir de febrero próximo. Oriundo de Lazcano, en Rocha, es un joven que ingresó a la organización luego de estar en contacto con otras ONG juveniles dirigidas a la ayuda social.
García, señaló que las personas que ayudan llegaron a la calle por situaciones económicas y que en su mayoría no cuentan con una familia que los ampare. Además poseen pensiones muy bajas y no tienen a donde recurrir. A ellos se les entregan diferentes artículos, desde pañales hasta algo tan simple como un jabón para poder bañarse. Igualmente, reciben ropa adecuada para personas mayores y en buen estado, frazadas, sábanas, colchones y artículos electrodomésticos que sirvan para equipar un hogar.
Todas las personas que trabajan en la organización lo hacen como voluntarios. Solo cuentan con un empleado administrativo que trabaja nueve horas semanales y un contador que dona su sueldo. La labor que se realiza pareciera ser de hormiga, juntando todo lo posible para adquirir artículos de primera necesidad que son muy costosos.
Por otro lado, los artículos ortopédicos, como sillas de ruedas, alza wáter o bastones, se brindan en calidad de préstamo, aunque en forma excepcional se donan.
Pero, el gran problema es la gran disminución de los socios que apoyan a la organización. Uno de los principales motivos, señaló González, es que la persona que realizaba la cobranza se jubiló y que la mayoría de los socios son personas mayores a los cuales les cuesta trasladarse a la sede del movimiento, ubicado en la calle Constituyente 1517.
Actualmente, el movimiento cuenta con un banco de material ortopédico con más de 300 aparatos que entrega en préstamo a aquellas personas que no pueden adquirirlos por sus propios medios.
“En cuanto tengamos mayores posibilidades económicas vamos a poder llegar a más gente y aumentar las donaciones y las compras, para distribuir más y tener más solvencia”, señaló García. Por otro lado, González mencionó que las condiciones del país para impulsar este tipo de ayudas benéficas no son las propicias, mientras que la gente ajusta sus cuentas. De todas formas, mencionó que la trayectoria hasta el momento ha sido gracias a la benevolencia de la gente. Las esperanzas del flamante presidente electo del movimiento es que la campaña de socios de su fruto y, de esta forma, se pueda colaborar con más ancianos desposeídos de nuestro país.
¿Cómo colaborar?
Las personas interesadas pueden hacerse socios de la organización y donar cien pesos por mes, enviando un correo electrónico a [email protected], o llamando al teléfono 2401 5697 los días lunes, miércoles y viernes de 14 a 17 horas.
Además, quienes deseen donar pueden colaborar con ropa y calzado en buen estado y adecuadas para ancianos, frazadas, acolchados, muebles o electrodomésticos.
¿Cómo estar en contacto?
Las redes sociales del movimiento son: http://www.ancianosuruguay.org/ y Facebook.com/ancianosuruguay