El último censo nacional confirmó un descenso sostenido del índice de natalidad en Uruguay, que de momento no alcanza la tasa de reemplazo. En el marco de este desafío, la Ley 19.167, que regula las técnicas de reproducción asistida, ha brindado apoyo a miles de personas que desean formar una familia. Cumplido su décimo aniversario, esta ley sigue evolucionando para mejorar el acceso y la eficacia de los tratamientos, mientras fundaciones como Dar a Luz ofrecen un valioso apoyo emocional y práctico a quienes transitan este camino.
La Ley 19.167 de regulación de las técnicas de reproducción humana asistida cumplió 10 años en noviembre del año pasado y establece los procedimientos utilizados en tratamientos como la inseminación artificial y la fecundación in vitro, disponibles para mujeres de hasta 40 años, independientemente de su estado civil. El Ministerio de Salud Pública autoriza estas técnicas, incluyendo la criopreservación de gametos para pacientes oncológicos, que se encuentran incluidas en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), asegurando que solo instituciones autorizadas las realicen, a la vez que promueve la prevención de la infertilidad.
De acuerdo con los datos del Fondo Nacional de Recursos (FNR), desde que comenzó a brindarse esta cobertura en abril de 2015 y hasta el 31 de diciembre de 2022, se recibieron 5625 solicitudes de tratamiento, de las cuales se aprobaron 5015, un 89,2%. En cuanto a la efectividad de los procedimientos, el último reporte del FNR no establece números, pero indica que “se destaca el aumento en el uso de las técnicas de reproducción humana asistida (RHA) en el Uruguay. Los resultados en sí mismos, considerando el indicador tasa de parto por transferencia, son muy similares a reportes internacionales, y de los mejores de la región”.
Por otro lado, plantean que el éxito de estas técnicas se mide por el nacimiento de un bebé vivo y sano y que, por tanto, sería importante obtener y analizar datos sobre la salud de los bebés nacidos a través de estos métodos, lo que proporcionaría una medida más completa del éxito de las técnicas de RHA.
Para acceder a un tratamiento de infertilidad mediante técnicas de RHA de alta complejidad, el primer paso es consultar con el ginecólogo tratante en la institución de asistencia. Este ginecólogo deriva a un especialista, y luego se inicia el trámite de solicitud ante el FNR. Estos tratamientos de mayor complejidad implican que la fecundación se realice en un laboratorio, como es el caso de la fertilización in vitro. La cobertura abarca hasta tres ciclos de estimulación, cada uno con tres transferencias embrionarias. Las clínicas habilitadas para realizar estos procedimientos son el Centro de Esterilidad Montevideo, el Centro de Reproducción Humana del Interior y la Clínica Suizo Americana. La inseminación artificial, considerada de baja complejidad, es realizada por las sociedades médicas.
En cuanto al financiamiento, el copago de los tratamientos de alta complejidad se determina según los ingresos mensuales de la mujer o pareja. Para los ingresos de hasta 61.770 pesos no hay copago, luego hay cuatro niveles, para ingresos de entre 61.770 y 123.540 pesos se paga el 25%. Entre 123.540 y 210.018 pesos el copago es del 50%. Para ingresos entre 210.018 y $370.620 pesos, el copago es del 75% y para los ingresos superiores a 370.620 pesos se abona el 85%. Las instituciones de salud públicas o privadas del SNIS deben subvencionar los medicamentos necesarios, estudios diagnósticos de infertilidad y complicaciones derivadas del tratamiento.
En agosto del 2020, mediante decreto del Poder Ejecutivo, se eliminó el incremento de los copagos según el número de intentos, permitiendo mayor accesibilidad. Posteriormente, en el año 2022, se logró un nuevo avance para pacientes oncológicos menores de 40 años, brindando la posibilidad de acceder a la cobertura financiera total por parte del FNR, para el tratamiento de oncofertilidad, mediante la preservación de sus gametos para futuras maternidades.
Consulta temprana y contención
La psicóloga Sandra Rodríguez Artigas, creadora de la fundación Dar a Luz, señaló en entrevista con La Mañana que la consulta precoz es fundamental en estos casos. “Hemos postergado la maternidad por razones sociales y porque la mujer ha salido a trabajar y quiere seguir estudiando y hacer una carrera. El tema ha sido que los ovarios no han acompañado ese cambio social y la edad reproductiva es anterior a lo que pensamos”. En ese sentido advirtió: “La edad materna es fundamental. Para tener una buena reserva ovárica, además de la cantidad, lo que importa es la calidad, que se deteriora con los años. Sin duda, situaciones de estrés extremo y la forma de alimentarnos probablemente también influyen, pero lo principal es la edad”.
Por otro lado, la psicóloga aconseja dejarse acompañar en este proceso. “Es un camino más o menos largo, que genera la elaboración constante de microduelos: cada menstruación y cada resultado negativo son un duelo. Hay un duelo por ese bebé que no llegó naturalmente, a lo que se suman rispideces en la pareja. Decimos que se trata de una crisis vital que afecta la vida de estas personas en todos los frentes, porque llega un momento en que todo lo ves a través de ese velo, desde ese lugar del no puedo. Así que sí es muy frustrante y genera mucha angustia”.
En ese sentido, la fundación Dar a Luz trabaja desde el 2011 para brindar contención e información a quienes se encuentran pasando por este proceso. Su fundadora contó: “Somos un grupo de expacientes que también pasamos por tratamientos de reproducción asistida y decidimos crear este espacio de apoyo emocional para quienes están transitando este camino. Además, brindamos información. Creemos firmemente que, estando bien informados, tomamos mejores decisiones. Por eso, organizamos jornadas donde invitamos a especialistas y las psicólogas de la fundación abordamos los aspectos emocionales. Día a día, resolvemos dudas y proporcionamos apoyo emocional. Estamos dedicadas 24 horas, nos encanta poder ayudar”.
“También acompañamos a las mujeres de más de 40 años que no están amparadas por la ley, ayudándolas a conseguir la medicación que necesitan cuando económicamente no pueden adquirirla. Contamos con una cadena solidaria de medicación: recibimos donaciones y las distribuimos. Además, brindamos apoyo a mujeres que deciden ser mamás sin pareja”, agregó.
Más allá de la emoción y la felicidad
La entrevistada compartió su experiencia personal de atravesar un tratamiento de reproducción asistida.
“Durante cinco años estuvimos en la búsqueda de consolidar nuestra familia, y después de tres in vitro lo logramos. La gente siempre me dice ‘Me imagino la alegría’. Lo que no imaginan es que después de tanto tiempo de intentar, al lograrlo, lo que más se siente es mucho temor a que vaya a pasar algo. Es como que toda tu psiquis ya se acostumbró a los no, a los resultados negativos, entonces cuando llega el positivo no podés creerlo. Así que más allá de la emoción y de la felicidad, está también el miedo a que vaya a pasar algo, el miedo a cómo sigue esto. Pero poco a poco se fue afianzando ese embarazo y fue todo divino, por suerte, y después tuve dos hijos más”.
“Yo tuve apoyo de amigas y de mi familia, y por supuesto, de mi pareja y de su familia también. En ese momento era psicóloga, ya estaba recibida, pero hacía selección de personal, nada que ver. Después de pasar por esto, me quedó esa idea de querer ayudar a otras mujeres en este camino, ya que una se siente muy sola y es importante que se conozca lo que se vive. Si uno no pasa por esto, no se imagina el dolor, cómo te trastoca la vida cotidiana. En la fundación invitamos a familiares y amigos a nuestras jornadas para que aprendan a contener a quienes están pasando por esto. Recomendamos no juzgar y acompañar, escuchando sin ser muy invasivos con preguntas. Simplemente estar ahí cerquita, que es muy importante también”.
¿Qué falta?
La experta destacó la reciente ampliación de la cobertura a las mujeres en tratamiento oncológico para la preservación de ovocitos. Sin embargo, Rodríguez Artigas considera que la ley aún es perfectible en varios aspectos. Según dijo, “lo principal que falta es eliminar por completo los copagos. El Fondo Nacional de Recursos no cobra nada por otras patologías que cubre; la única enfermedad para la que cobra es la infertilidad”. Además, señaló que, si bien la cobertura incluye a parejas homosexuales de mujeres, no contempla a los hombres. También cuestionó que la edad límite sea 40 años en lugar de 42 o 43.
Por más información sobre Dar a Luz, ingresar a la web fundaciondaraluz.org/ o redes sociales: @fundaciondaraluz. Reciben ayuda tanto económica como de personas que quieren unirse a la causa y colaborar con su trabajo. Quienes deseen recibir ayuda pueden escribir al correo electrónico [email protected] o llamar a los teléfonos de contacto 099 665 299 o 098 500 051. Sus fundadoras, Sandra Rodríguez y Lola Capurro contestan todas las preguntas.
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