Luego de un invierno complicado y arrastrando aún los impactos que causó la pandemia, el sector de los free shops logró tener un respiro debido al gran flujo de turismo que ha ingresado al país. La temporada, que se apresta a culminar, superó todas las expectativas. En entrevista con La Mañana, Calabuig analizó la situación del sector y detalló los principales reclamos. A su vez, insistió en la posibilidad de que los uruguayos puedan comprar en los free shops del territorio nacional.
¿En qué medida la problemática que están padeciendo las fronteras afecta al sector de los free shops?
Nosotros a nivel de sistema, dentro de la crisis, hemos mejorado un poco por el flujo de turismo que ha tenido la frontera. Antes de la pandemia teníamos entre 40 y 45% de visitantes más que ahora. En comparación con los veranos anteriores, mejoramos un poco, inclusive recuperamos empleos. Por la pandemia tuvimos que bajar más de un 70% la cantidad de funcionarios y ahora hemos recuperado bastante; no llegamos a eso, pero recuperamos un 30%.
Por otro lado, la frontera del Chuy es muy particular, acapara un movimiento que es único. Está viniendo un público argentino a la frontera que increíblemente es consumidor, que seguramente sea gente de un recurso económico mayor, dada la crisis que hay en Argentina. Igualmente, tanto los brasileños como los argentinos consumen los productos importados porque, a pesar de que en Argentina está todo más barato, el producto importado está caro y está muy escaso.
Nuestras estructuras son pesadas, pagamos muchos impuestos, la mano de obra es más calificada, los salarios son diferenciados de los salarios mínimos nacionales. Sin embargo, la problemática de las fronteras no nos está afectando tanto porque en estos momentos el flujo de gente es importante. Internamente también han mejorado los restoranes y el comercio en general.
¿La temporada ha sido mejor de lo que se esperaba?
Totalmente. Está siendo una temporada bastante buena, superó nuestras expectativas, tanto en lo que respecta a los turistas extranjeros como a los uruguayos. Además, hubo un incremento de ingreso de mercadería al sistema en esta frontera de entre un 25 y un 30%.
¿Cómo define la situación actual del sector de los free shops en general?
Nosotros tenemos claro que estamos en un pequeño oasis por esta situación momentánea de la temporada. Estamos siempre insistiendo en la modernización del sistema para equipararnos un poco con el sistema brasileño que, si bien está lento, a partir de este año va a tener un empuje importante, porque políticamente se va a hacer el esfuerzo de agilizar la documentación con el objetivo de que se genere empleo y mejore la economía de la frontera. Actualmente, ese sistema funciona, pero da mucho trabajo, tiene mucha burocracia e importantes exigencias que hacen que los procesos se atrasen y después tengas que empezarlos de vuelta. Uruguay luego va a tener que “fabricarle” la cuota al uruguayo para que compre del lado brasileño, porque si no, Brasil no va a dejar que el brasileño compre del lado uruguayo.
Hay un proyecto de ley que se discutió en su momento, durante la pandemia, para que los uruguayos puedan comprar en free shops del lado uruguayo en las mismas condiciones de las compras al exterior. ¿Eso en que quedó? ¿Se pudo avanzar?
Eso está un poco en pañales, en parte, porque el comercio en Uruguay entiende que el movimiento del mercado interno puede salir perjudicado con una solución de ese tipo, pero nosotros consideramos que eso no es así. Hace muchísimos años que estamos y hemos vivido y crecido en este sistema, y no hemos perjudicado a nadie. O sea, ninguna cadena de supermercado ha cerrado por nosotros. Si las autoridades llegan a hacer algo para reglamentar alguna cosa y ayudarnos a seguir subsistiendo, eso no va a perjudicar al comercio, por el contrario, le va a seguir dando vida al comercio uruguayo de la frontera, porque con nuestro movimiento también se genera todo el resto. Lo mismo pasa con la hotelería, con la gastronomía, con los pequeños negocios. Hay una buena circulación de gente porque la frontera del Chuy atrae y esa gente después circula.
Considerando que el rubro de los free shops fue uno de los más afectados por la pandemia, ¿diría que han podido superar esa crisis?
La hemos superado en forma momentánea, en momentos cortos, como en esta temporada, pero venimos de un invierno bastante complejo, porque al haber poca circulación de gente, ahí sí haría falta “cuotificar”. Es decir, el poco turista que anda por ahí, si es uruguayo y puede mensualmente tener un consumo, en vez de comprarlo por internet, en vez de encargarlo en Mercado Libre, puede estar aquí, mirar el producto, probárselo y comprarlo. Eso sí nos haría falta. Estamos en un oasis que arrancó el 10 o el 15 de diciembre y que tuvo pequeños bajones a finales de enero, a principios de febrero, y después se recuperó de nuevo, pero siempre estuvimos con oxígeno. En Carnaval también hubo bastante circulación de gente.
¿Cuáles son los mayores reclamos hoy del sector?
Uno de los reclamos principales que tenemos es lograr a una lista de productos que podamos vender, de la misma forma que tiene, por ejemplo, Brasil, que tiene una lista de productos negativos. Es decir, te dicen lo que no podés vender, y a partir de ahí podés vender todo lo que no está en esa lista. En nuestro caso, periódicamente tenemos que estar pidiéndole al Ministerio de Economía y Finanzas que nos modifique la lista, que la modernice, porque hay productos descontinuados, productos que quedan viejos, para poder traer su reemplazo. Hay un buen diálogo y eso se va haciendo, pero si estuviera escrito de una forma más moderna, podría ir sustituyéndose sin necesidad de que lo estemos pidiendo todo el tiempo.
La famosa lista negativa estaba finalizada, pero faltan detalles para evitar la parte de los productos nacionales, como en Brasil existe el producto nacional sin impuestos para el sistema free shop en la frontera. Eso no es muy interesante porque entrás a competir en forma desleal con los demás comercios que viven de eso en la frontera, como los pequeños supermercados y los mercaditos de barrio. Por eso hay que ir afinando esos puntos. En Brasil hay supermercados con productos nacionales sin impuestos, que valen 30-35% menos que el producto, y eso perjudica al comercio brasileño, pero nosotros lo que no queremos es que eso se haga de este lado.
¿Qué importancia tuvieron las medidas del gobierno para paliar los efectos de la pandemia?
Fue muy importante que se hayan mantenido los seguros especiales para evitar que definitivamente el grupo de trabajo que todavía está sin ingresar a las empresas quedara sin recursos. Eso ha ayudado, porque desde un principio teníamos 450-600 empleados en ese modelo de seguro de paro y hoy quizás no llega a 100, entonces, se han ido absorbiendo esos trabajadores. Uno va pidiendo la extensión del seguro y la van dando. Si bien el subsidio es un 60-65% del sueldo, por lo menos es un ingreso.
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