El escritor y comunicador Esteban Leonís, autor de libros como Lacalle Pou, un rebelde camino a la presidencia y Lacalle Pou presidente, lanzará en el día de hoy, en todas las librerías del país, una biografía del senador y líder de Cabildo Abierto, titulado Guido Manini Ríos, la historia verdadera. En exclusividad para La Mañana, Leonís nos contó algunos detalles de esta novedad editorial publicada por Grupo Planeta.
Faltan pocos días para que esté en librerías su nuevo libro, una biografía sobre el senador Guido Manini Ríos. ¿Qué nos puede contar acerca de este lanzamiento?
La idea fue hacer un libro sobre toda la vida de Manini. En realidad, el libro comienza desde antes de su vida porque arranca contando la historia del primer Manini que vino a Uruguay. Habla de cómo fue todo ese proceso familiar, quién se casó con quién, cómo fue esta historia, hasta llegar al nacimiento de Guido. Y bueno, cuento cómo fue toda su infancia, incluso algunas peripecias familiares. Después, explico por qué Manini decide sumarse a las filas del Ejército, relatando todo lo que fue su carrera militar, los distintos destinos que tuvo, hasta llegar al tema de la comandancia y todo lo que pasó después, como la campaña electoral del 2019, por ejemplo. La verdad, el libro arranca previo a su nacimiento y termina ahora en abril del 2024.
¿Cómo surgió la idea de hacer un libro sobre Manini?
Surgió cuando estaba haciendo la segunda parte del libro sobre Lacalle Pou. De Lacalle Pou hice un libro que se tituló Un rebelde camino a la presidencia y salió hace exactamente cinco años, en mayo de 2019. Cuando Lacalle Pou ganó el balotaje, ya la editorial me había dicho que si ganaba quería hacer un libro que fuera la segunda parte y se llamara Lacalle Pou presidente. Como ese libro debía incluir una referencia a cómo había sido la conformación de la Coalición Multicolor, me fui a hablar con todos los líderes de los partidos que la integraron, hablé con Talvi, Mieres, etcétera, y Manini Ríos. Además, por otro lado, hablé con Tabaré Vázquez. De esa forma, en esa instancia de hacer el segundo libro de Lacalle Pou, lo conocí. Le pedí una entrevista, me la dio –todavía no había asumido como senador– y terminamos hablando una hora y pico. Cuando salí de esa entrevista con él, de la que yo había apenas grabado media hora, pues la otra hora estuvimos hablando de cualquier cosa. Le envié un mensaje a la editora y le dije que el próximo libro tenía que ser sobre la vida de Manini. En seguida me dijo que le parecía genial, que empezara a recopilar información y obviamente que hablara con él para ver si aceptaba.
Si bien un libro de estos uno lo puede hacer sin la participación de protagonista, parte del tema que yo quería era hablar con él. Y fui a hablar con él. Me dijo que sí. Pero nos agarró la pandemia, entonces durante 2020 no tuvimos ninguna reunión. Ese año, cada vez que salía algo sobre Manini yo lo guardaba. Y en el 2021 empezamos a trabajar, empecé a tener entrevistas con él cada mes y medio. Y al mismo tiempo comencé a hablar con otras personas, entre ellos familia: Hugo, su esposa, su hija, su hermana, por nombrar familiares. Después, hablé con compañeros de la Escuela o el Liceo Militar, gente de Cabildo Abierto, gente de otros partidos, analistas políticos periodistas, politólogos, y ahí se fue construyendo lo que terminó siendo el libro. Sin saber en aquel momento lo que me iba a regalar Manini en cuanto a ser protagonista de lo que fue. En el 2020 no me imaginaba nada de lo que él iba a hacer. Pero ya en esa primera entrevista noté un hombre que hablaba sin pelos en la lengua, que no medía costos políticos, que decía lo que pensaba. Y eso, para los que hacemos periodismo, es sumamente interesante. Tener un político enfrente que dice las cosas que piensa, independientemente de si van a caer bien o no, no es algo común.
¿Qué otros aspectos le llamaron la atención de Manini?
Cuando comencé a buscar información sobre Guido Manini Ríos -–porque lo conocía poco y nada, nunca lo había visto antes personalmente y nunca lo había entrevistado–, vi que tenía una historia de vida más que interesante. Empiezas a buscar y te encuentras con cosas que anteriormente no le habías prestado atención, que te pasan por encima del radar, y comencé a ver qué había hecho siendo comandante, y comencé a buscar dónde había estado antes. Y te das cuenta de qué familia proviene. Comencé a buscar información sobre Pedro Manini Ríos. Y uno descubre que hay una historia más interesante de lo que pensaba. Y lo demás fue un regalo: las discusiones con el presidente, si Cabildo se va o no se va, el tema Ministerio de Vivienda, el tema de la sesión del desafuero, el tema del primer debate sobre la LUC. Todo eso no estaba previsto, todo eso es parte central del libro, pero inicialmente no sabíamos que eso iba a pasar, por eso fue un regalo.
Ha escrito varias biografías ya, ¿cuál es su método de trabajo? ¿Tiene alguna forma particular de trabajar?
Escribí dos biografías y esta es la tercera. En el caso de Lacalle Pou y de Manini Ríos, al ser dos personajes vivos, lo que hago es hablar con la persona. Le digo que me interesa hacer un libro –hasta ahora todos me han dicho que sí de entrada– y lo que hacemos con esta persona es hacer una entrevista cada cierto tiempo, cada mes o cada mes y medio. En esas instancias le voy preguntando cosas que se me van ocurriendo. Con Manini trabajamos cronológicamente: cómo está compuesta su familia, etcétera, hasta llegar al ahora. Y al mismo tiempo voy recopilando todo lo que encuentre en la vuelta. En el caso de Manini había un montón de información en todos los medios. En el caso de su historia previa, porque Manini salta en los medios a partir de la comandancia. A partir de ahí Manini comienza a ser tema de los diarios. Hasta ese momento Manini no tenía prensa. Y todo eso lo que tuve que ir reconstruyendo.
Para mí es central la tercera pata, una pata es hablar con el personaje, la otra pata es buscar información y la tercera es hablar con personas que en algún momento tuvieron contacto con él por distintos motivos. Y te puedo asegurar que esos son los más jugosos de todos. Porque pasa que esas personas que interactuaron en algún momento con el personaje recuerdan cosas que el personaje no recuerda. Porque interactuaron un par de veces y tienen una anécdota para contarte y esa anécdota es disparador de otras cosas. Para el caso de Manini, hablé con dos sargentos que trabajaron con él en distintos momentos de su vida que me contaron cosas que ni Manini se acordaba. Hablé con compañeros de clase del Liceo Militar, y también te cuentan cosas que Manini capaz que no se acordaba. Y esas son las entrevistas más jugosas, por la visión del otro. En el caso de Manini hay alrededor de veintitrés o veinticuatro entrevistas con otras personas.
Fue un proceso largo de investigación, entonces.
Sí, fue largo, porque hay que buscar a esas personas, hay que hablar con ellas hay que ver en qué momento les preguntas qué. Después eso lo chequeaba con el propio Manini, porque a veces te dicen cosas dudosas. Pero por lo general coinciden. Hay episodios, por ejemplo, en lo que hablé con el jefe del Estado Mayor, o sea la mano derecha de Manini cuando era comandante, que me narró cómo se vivió a la interna del comando del Ejército todo aquel momento de 2019. Qué pasó cuando Manini se fue, qué hablaron los generales que se quedaron después de la destitución. Cómo se procesó a la interna del ejército todo ese tema. Todo eso me lo contó de primera mano, el que quedó a cargo del Ejército, una vez que Manini fue destituido hasta que asumió el nuevo comandante. Pero también, eso, porque Montaner, que es el jefe del Estado Mayor, cuenta en el libro cómo se vivió a la interna del Ejército la destitución de los generales que integraron el tribunal del honor. Hubo un tribunal de honor, Manini escribió aquel oficio a Vázquez y este lo destituyó. Y al poco tiempo, cuando saltó la información del tribunal, Vázquez decidió destituir a todos los que integraron ese tribunal y a alguno más. Y todos eran cabezas de distintos departamentos y unidades del Ejército. Descabezó todo, entre ellos al comandante en jefe, que era González. Cómo se vivió ese momento en la interna del Ejército lo tengo narrado por uno de los trece generales que estaban ahí. Y esas cosas son jugosas.
El título, Guido Manini Ríos, la verdadera historia, expresa de un modo tácito que hay otras historias del senador Manini que no serían verdaderas. ¿Esto es así? ¿Por qué?
Lo que intenté contar con lo que hice es la historia verdadera en cuanto a todo lo que yo pude recoger, incluido opiniones de él. Sobre Manini, como sobre otras tantas personas, se han dicho muchísimas cosas, y se han dicho delirios. Porque Manini a veces ni siquiera tenía edad para estar en lugares donde pretenden que estuvo. Entró al Liceo Militar con doce trece años, y era imposible que él hubiera tenido algo que ver con la dictadura. Se han dicho montones de cosas y yo busqué la manera de chequear cuáles son ciertas, cuáles no. No fue la idea pegarles a libros anteriores. La idea fue contar una historia tal cual fue. Por supuesto, puede haber varias lecturas y alguno tendrá otra posición. Lo que hice fue contar una historia sin dar opinión. Yo soy periodista y conté una historia. No opiné, no soy analista, no soy politólogo, no opiné de nada. Conté una historia y pregunté lo que tenía que preguntar y lo conté.
¿Fue consensuada esta biografía en ese sentido?
Si, fue consensuada, lo que no quiere decir autorizada. Si bien, con Manini al igual que con todas las otras personas a las que les hice una biografía, les digo el primer día que voy a preguntar lo que quiera y voy a escribir lo que quiera. Te voy a preguntar de lo que quiera y vos me vas a contestar lo que quieras. Pero voy a publicar lo que yo quiera. Manini mismo me dijo que sí. Leyó el libro, o partes, pero por una razón, porque hay cosas que solo las sabe él, por ejemplo, fechas, lugares, sobre los que yo no quiero que haya errores. Si yo digo que en 1991 Manini tenía tal rango y estaba destinado en tal lugar porque yo encontré esa información, necesito que él me confirme que es así. Pero no hubo por parte Manini, como tampoco de Lacalle Pou, sugerencias de no poner algo, o hablar de esto y no hablar de esto otro. No, no hubo nada de eso.
¿Cuál fue el capítulo o el episodio de la vida del senador que más le costó escribir o investigar?
El que más me costó fue el del tribunal de honor, el capítulo se titula “Cuestión de honor”. Ese fue el capítulo que casi que escribí al final. Fui recopilando mucha información durante mucho tiempo. Lo tuve que dejar para el final porque me parecía un capítulo que, a raíz del famoso tribunal de honor, pasaron muchas de las cosas que pasaron. Si no hubiera habido tribunal de honor, si Manini no hubiera escrito y presentado ese documento a Vázquez, seguramente Vázquez no lo hubiera destituido. Y si Vázquez no lo hubiera destituido en el 2019 Cabildo Abierto no hubiera existido, y no hubieran pasado muchas de las cosas que pasaron entonces. Para mí es un capítulo clave. Además, hay distintas visiones sobre ese mismo episodio. Hablé con Leonardo Haberkorn, que fue el que escribió la nota en El Observador que termina haciendo público lo del tribunal de honor. Me leí todo el diario de sesiones del Senado de la sesión de desafuero, que fue como de doce o trece horas. La leí toda, leí todos los comentarios, hablé con un montón de gente, hablé con Manini sobre ese tema. Sobre todo cómo vivió él esas horas de protagonismo en las que se dijo de todo. Creo que ese fue el capítulo en el que presté mayor atención a tratar de hacerlo de la manera más aséptica posible. Porque para mí era un capítulo clave, y entonces supuse que muchas miradas iban a ver ese capítulo. Y me puedo haber equivocado, y ese fue uno de los que más me costó. Es un capítulo importante, de hecho, saltea la cronología; el libro viene cronológico y esa parte saltea la cronología y va para atrás. Porque primero se habla de la destitución, y después empiezo a meter el tema de lo que había pasado, cuando Manini decidió escribir eso en el 2018, cuando lo termina elevando. Y luego la sesión del Senado fue en el 2020. Entonces ese capítulo tenía varias partes.
¿Y cuál fue, por el contrario, el que le resultó más fácil o que más disfrutó al escribir?
Me gustó mucho escribir el primer capítulo, que es el de la familia Manini. Había muchas cosas que yo no sabía. Y hasta el propio Guido me contó que se había enterado de cosas de su familia a través del libro. Ahí fue clave la figura de Hugo Manini Ríos. Yo no hubiera podido escribir este capítulo sin su ayuda, porque me dedicó horas contándome cosas. Porque además Hugo las tenía claras, se había ido en su momento a Italia a buscar toda la información de su bisabuelo y era casi el único de la familia que tenía esa información. Toda esa historia de donde vino el primer Manini, de qué pueblito, qué hizo, quién era esa persona con la que se casó, toda esa historia se la debo a Hugo, porque me lo contó él. Y esto es elemental para contar la vida política de Pedro Manini Ríos, que fue el abuelo de Guido, que fue el primer Manini Ríos conocido, famoso, digamos. Después viene toda la etapa familiar, ya con Alberto (Gorgo), el papá de Guido, la mamá, los hermanos, toda esa infancia en Carrasco. Eso lo fui armando, con lo que me trasmitía Hugo, Guido. También hablé con Graciana, su hermana, que me dio otra visión de cómo se vivía en la familia. Por ejemplo, Pedro Manini Ríos fue el primer presidente de la asamblea fundacional de Nacional. Entonces, está toda esa historia. La relación de Pedro con Batlle. Fue muy enriquecedor escribir este capítulo, verdaderamente.
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