Con el apoyo de diversas instituciones públicas y privadas, la ONG El Abrojo lleva adelante la campaña “Acá las niñas y los niños cuentan”, que consiste en invitar a la comunidad a colocar un adhesivo como señal de que ese espacio es seguro para las niñas, niños y adolescentes. En conversación con La Mañana, la coordinadora Paula Baleato profundizó sobre esto y reflexionó acerca de los desafíos estructurales que enfrentan las infancias y adolescencias en Uruguay, como la pobreza y la violencia.
¿Cuáles son los principales objetivos de esta campaña en términos de la prevención y la promoción de espacios seguros para la infancia?
La campaña tiene un objetivo claro de sensibilización a la sociedad, a la opinión pública, a las instituciones, en relación con las infancias y adolescencias. Busca dar un lugar de visibilidad para los niños y las niñas, y sobre todo dar un mensaje claro. “Acá los niños cuentan” se puede leer de distintas maneras. Una tiene que ver con que importan, se tienen en cuenta. También el “cuentan” en el sentido de que pueden contarnos, y a su vez que pueden contar con nosotros, que no están solos. Es una campaña orientada a que en el espacio público de la ciudad, en las vitrinas de los comercios, en las distintas instituciones haya un mensaje físico de lugares amigables con las infancias y las adolescencias. En realidad, si pensamos en el espacio físico de las ciudades, no solamente de Montevideo, la presencia de los niños y adolescentes es muy baja. Básicamente, el centro está relacionado con un mensaje simbólico a la sociedad y también a esos niños y niñas de poder reconocer lugares amigables y seguros. Usamos el marco del Día del Niño y el Mes de la Niñez como oportunidad para instalar este tema en agenda y colocar la pregunta a la sociedad uruguaya en relación con qué trato les estamos dando a nuestros niños, niñas y adolescentes.
¿Cómo se puede asegurar que esos espacios identificados como seguros cumplan realmente esa función y no quede en un simbolismo?
La campaña consiste en un sticker grande y un afiche donde hay recomendaciones en relación con el trato y, en caso de que algún niño se encuentre en situación de dificultad, a dónde recurrir, qué hacer. Entonces, los comercios, las instituciones vecinales, las escuelas, las casas particulares pueden colocar ese distintivo de manera visible. También hay una página web que tiene recursos de orientación, de servicios, teléfonos, actividades educativas para hacer con grupos de niños, con grupos de adultos. La llegada a los territorios la vamos a hacer entre distintas organizaciones y organismos que apoyan y que impulsan esta campaña, a través de equipos que están participando de esta movida y que van a estar colocando estos afiches e invitando a sumarse a instituciones y a vecinos.
¿Cuál es la importancia de la sinergia interinstitucional que se logró con esta campaña?
Cuando se nos ocurrió esta campaña, enseguida fuimos a invitar a otras instituciones y a otros actores a ser parte. Se sumó la Intendencia de Montevideo, la Comuna Canaria, el Ministerio del Interior, el INAU, la ANEP, la Secretaría de Deportes, pero también organizaciones del sector privado, que es muy importante para nosotros, como Cutcsa, que se comprometió a plegarse a esta campaña a través de la identificación en toda su flota; Fecovi [Federación de Cooperativas de Vivienda], Cambadu. Es una invitación a la idea de la corresponsabilidad en el cuidado de las infancias y las adolescencias. O sea, no le podemos pedir todo al Estado, aunque es imprescindible e insustituible en su rol. Tampoco le podemos pedir todo a la familia, aunque es insustituible en su función. Ni todo a la comunidad. Pero creemos que nadie puede quedar ajeno del trato que les damos a niños, niñas y adolescentes.
Los datos relativos a homicidios, pobreza, inseguridad alimentaria y violencia hacia niñas, niños y adolescentes son alarmantes. ¿Qué análisis se hace desde la organización al respecto?
Uruguay tiene problemas muy importantes en relación con el bienestar de las infancias y las adolescencias. Es el sector que concentra el mayor nivel de pobreza: aproximadamente el 20% de niños, niñas y adolescentes viven en hogares por debajo de la línea de pobreza. Eso afecta todo su desarrollo y sus posibilidades de desplegar su máximo potencial. La situación de las violencias les afecta especialmente. También las dificultades en el acceso a la educación. Estamos con problemas para garantizar un desarrollo adecuado a las infancias. La idea con esto es generar conciencia de que son importantes y que debemos ponernos a la altura de lo que están precisando.
¿Hay acciones concretas que sugieran o que se hayan estudiado para abordar estos problemas?
El Abrojo como organización trabaja en las distintas áreas de políticas de infancia y adolescencia, tanto generando propuestas de diálogo junto con otras organizaciones sociales y la academia hacia el sistema político, como a través de acciones directas en territorio, con proyectos socioeducativos. Todos los días tenemos equipos en territorio llevando adelante propuestas socioeducativas, de esparcimiento, de apoyo para la inserción educativa, de apoyo a las familias. Esas acciones por sí solas no bastan, son muy importantes en el día a día de las familias, pero hay un conjunto de temas que son estructurales en los cuales las organizaciones sociales tienen techos. Estamos trabajando en temas de política pública en alianza con otras organizaciones de la sociedad civil, generando aportes de cara al próximo período de gobierno. Estamos llevando adelante, en el marco de la plataforma Infancias y Adolescencias del Uruguay, que es una alianza grande de la sociedad civil, un ciclo de diálogo interpartidario e intersectorial para poner foco en infancia en el próximo período.
¿Cuáles son los ejes principales de ese trabajo?
Como sociedad civil tenemos una agenda de 10 puntos de propuestas para abordar estos aspectos que tienen que ver con poner fin a la pobreza concentrada en niños y adolescentes y plantearse metas quinquenales de reducir la pobreza; considerar la pobreza en su dimensión multidimensional, es decir, no solamente la pobreza económica, sino el acceso a la salud de calidad, a la educación de calidad, a la vivienda. Estamos proponiendo abordar un plan de emergencia habitacional para familias con niños, niñas y adolescentes a cargo. Tenemos propuestas vinculadas a políticas de participación infantil, a los temas de violencia, entre otros. Esta campaña no va a eliminar las violencias ni la pobreza, sino que son contribuciones.
¿Qué rol juegan en estos temas las herramientas educativas?
Nosotros tenemos el Plan Ceibal, que es una herramienta maravillosa para los propios niños, para tener participación activa, una lectura crítica del mundo. Es muy importante también la sensibilización y la capacitación de los distintos actores que están en contacto con niños y adolescentes, el personal de la educación, de la salud, de los servicios sociales. Los medios de comunicación pueden jugar un papel muy importante en cómo la sociedad trata a esta población. De hecho, lo vienen jugando al denunciar cuando hay vulneración de derechos, generando investigación de calidad para que la ciudadanía pueda hacer un seguimiento de las políticas públicas, mostrando buenas prácticas y dándoles voz y protagonismo a niños, niñas y adolescentes. El Uruguay necesita que los niños y las niñas estén en las calles, en las pantallas, en los medios de comunicación, para que sean tenidos en cuenta. Esta campaña apunta a eso.
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