Aunque Juan Francisco Teles siempre estuvo dando una mano a los más necesitados, durante la huelga municipal de 1965 que duró un mes y por la que debió recoger la basura como efectivo militar, descubrió “que la pobreza está acá en Montevideo”. En sus barrios Piedras Blancas y Nuevo Capra, siempre se lo podía encontrar recibiendo alguna inquietud o gestionando algún servicio para mejorar las condiciones de su gente.
Poseedor de fuertes convicciones morales y un diálogo frontal y directo, Juan Francisco Teles habló con La Mañana sobre su pasado militar –al cual definió como una escuela que le enseñó “a respetar al otro como persona”–, las actividades sociales de las que participó durante su pasaje en el Club de Leones en Piedras Blancas y en otras etapas de su vida, y los desafíos a los que se enfrenta el país.
La peor de las pobrezas con la que se ha enfrentado durante todo este tiempo en que ha dado una mano, “trabajando con el pueblo pobre”, es la mental, porque “es muy grave cuando la gente llega al punto de no pensar” y que otros decidan por ellos. Para Teles se trata de una de las peores enfermedades sociales que, junto a la legalización de la marihuana bajo la presidencia de José Mujica, han profundizado una brecha cada vez más acentuada en la sociedad. Con una vasta experiencia barrial, a Teles le preocupa la deserción educativa que hace que los jóvenes se junten en las esquinas desestimulados por sus bajos rendimientos y sean fácilmente conquistados por las drogas.
Desde que llegó a Montevideo, siempre ha compartido su vida y sus experiencias entre la gente pobre. En un primero momento vivió en Piedras Blancas y desde hace veinte años lo hace en Nuevo Capra. Oriundo de la campaña conoció desde niños las dificultades y el rigor de una vida de sacrificio y trabajo. Tal vez por ese motivo corre en sus venas una adrenalina especial cuando se trata de ayudar al prójimo, ya sea como un simple ciudadano inquieto por su barrio o a través de los cargos políticos que ocupó en el Centro Comunal 10.
Un Montevideo que no era
Aunque hace muchos años que vive en Montevideo, donde construyó su hogar y su familia, el militar retirado se siente orgulloso de haber nacido en Sarandí de Aceguá o Pueblo de las Ratas en la Quinta Sección de Cerro Largo. Reconoce entre risas que le “vendieron una ciudad de Montevideo que no era”. Con el tiempo logró acostumbrarse y en sus múltiples tareas a lo largo de su vida dedicó parte de su tiempo a los demás. Como personal subalterno de las Fuerzas Armadas, posición que ejerció con orgullo durante 33 años, conoció a fondo la realidad de sus compañeros, en su mayoría del interior, y la de la gente pobre de la capital.
Desde hace veinte años vive en el barrio Nuevo Capra. Desde su creación se buscó que fuera una zona ordenada con casas, ya fueran de material, madera o chapa, pero con determinadas características habitacionales. Aunque no fue uno de los primeros pobladores del lugar, desde su llegada puso manos a la obra para que el Estado estuviera presente en la zona. Durante la entrevista, que se tornó amena desde el inicio, comparte cada tanto alguna que otra anécdota jocosa, como cuando invitó al doctor Mario Carminatti, en ese entonces presidente de UTE, para la inauguración de la llegada de la energía eléctrica y en ese momento se enteraron de que no estaba la habilitación correspondiente. El jerarca se fue del acto enfurecido, pero al otro día los vecinos ya contaban con el servicio. Integrando la comisión vecinal o por su sola iniciativa, gestionaron el alumbrado público y las conexiones de agua potable. “Este es el país de los contactos, si nos los tenés no arreglas nada”, dijo.
Su otra escuela
“El Club de Leones me enseñó muchas cosas”, sentenció con orgullo Teles, que aconseja “a mucha gente” formar parte de la ONG “porque es parte de la escuela que yo había tenido adentro de las Fuerzas Armadas”. Durante los siete años en Leones, una de sus principales luchas fue por comida y calzado para los niños que asistían a la escuela en Nuevo Capra. “Veía pasar a los gurises medio descalzos para la escuela y pensaba que con los pies descalzos esa criatura a la hora estaría dura de frío y con hambre”. Con esa sensibilidad, se comenzaron a mover hasta que lograron que una fábrica donara los calzados para los niños de esas escuelas. Lo mismo sucede con los materiales escolares que en cada marzo se consiguen para los niños pobres, aunque dijo que esa debería ser responsabilidad de las autoridades públicas.
Dijo que, si no fuera por las pesquisas visuales que el Club de Leones organiza para las escuelas, muchos de los niños que viven en barrios carenciados no tendrían una oportunidad de corregir su visión. Alrededor del dos por ciento de los escolares padecen este tipo de problemática. La ayuda se complementa con cobertura parcial o total del especialista y los lentes recetados.
El conocimiento de la realidad y la solidaridad que siempre mostró le valieron en 2007 un lugar como concejal en Piedras Blancas. Fue en ese entonces que descubrió “la necesidad cruda de los asentamientos”. Durante la administración del arquitecto Mariano Arana se opuso al bolsón de materiales que esa administración distribuía entre las familias pobres, porque la gente “estaba pasando hambre y la iba a vender”.
Es difícil con salarios bajos
Teles se muestra preocupado por la situación económica de su gente, cuestiona a los gobiernos independientemente de su signo político por los bajos ingresos salariales, muy lejanos a los costos de la canasta básica familiar publicados por el Ministerio de Economía. Dijo que el salario mínimo debería estar ubicado en los treinta mil, si se tiene en cuenta que los alquileres oscilan entre los quince mil y los veinte mil. Se preguntó: “¿Qué le queda para comer y vestir a los hijos cuando apenas la gente gana veinticinco mil o un poco más?”.
El militar retirado dijo con orgullo que toda su carrera militar la hizo como personal subalterno. Desde ese lugar aprendió a ser un ciudadano derecho y con valores, que ya cerca de los ochenta años sigue tratando de transmitir a las nuevas generaciones. Su mayor preocupación es que los jóvenes estudien para que puedan pensar con independencia. Las nuevas tecnologías, sin dejar de ser una buena herramienta, a veces funcionan como un impedimento porque los niños se pasan todo el día en el celular y no estudian. Teles se lamenta cuando llegado el momento estos jóvenes fracasan y frustrados dejan el sistema educativo para no hacer nada. Sin embargo, con menos fuerzas que antes, dijo a La Mañana que seguirá trabajando como pueda para seguir dando una mano como hasta ahora.
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