“No soy la única, pero aun así soy alguien. No puedo hacer todo, pero aun así puedo hacer algo; justo porque no lo puedo hacer todo, no renunciaré a hacer lo que sí puedo hacer”. Estas palabras corresponden a Helen Keller, una escritora, oradora y activista política estadounidense que a muy temprana edad fue afectada por sordoceguera.
Es una frase de cabecera de la uruguaya María Del Carmen Bué, que tiene miopía desde nacimiento. A los 37 años tuvo que realizarse dos cirugías y perdió su ojo derecho. Se le recomendó un trasplante de córnea y tras dos años logró recuperar su visión. Desde ese momento, su forma de agradecer fue hacer voluntariado en la Escuela Pública Nº 198 de discapacitados visuales.
Sin embargo, un tiempo después María del Carmen pasó al seguro de enfermedad, perdió su trabajo de auxiliar contable y fue jubilada por su discapacidad. Su vida dio un giro y comenzó una nueva etapa.
En las mañanas comenzó el curso de Operador Windows en base al software “Jaws” (un lector de pantalla que permite acceder a la lectura agrandando el tamaño de fuente) en la Fundación Braille y en las tardes su rehabilitación en el Centro Tiburcio Cachón. Empezó a usar el bastón de color verde, que significa baja visión. Tomó cursos de braille con la alegría de honrar la vida y la ilusión de reinsertarse en la sociedad como un ser útil y no como una carga.
Fue una mezcla de sentimientos encontrados para ella explorar áreas desconocidas, potenciar lo que se tiene por sobre lo que le falta. Pero no todo era color de rosa, los días que realizaba las prácticas de orientación y movilidad se angustiaba. No es solamente asumir esa dependencia, sino sentir la lástima que las personas te trasmiten al verla con el bastón, la sobreprotección y la falta de libertad, autonomía y vida independiente.
Luego empezó a estudiar la Ley de la Discapacidad. Con el apoyo de abogados fundó un Consejo Laboral en la Unión Nacional de Ciegos e ingresó solicitudes de concursos para reclamar la aplicación de la ley que al día de hoy no se aplica con efectividad. También realizó cursos de locución, gestión cultural, etc. logrando certificados y diplomas. Incursionó en el arte asistiendo a talleres de pintura y escultura integrado con personas videntes y discapacitados visuales realizando exposiciones en todo el país. Participó como voluntaria en proyectos para las personas ciegas y de baja visión en convenio con intendencias, Unesco, Foal, Lions Internacional, Universidad Católica del Uruguay y de Chile, Diario El País y varias empresas.
“Multiplicando proyectos que brinden espacios y experiencias, estaremos haciendo un camino hacia la integración. Estoy convencida que el voluntariado recibe el mejor salario del mundo, la satisfacción del deber cumplido. Nada puede compararse a la sonrisa de un niño, a la mirada agradecida de una madre o a las manos de un anciano recibiendo un servicio brindado con amor, desde lo mejor de cada uno”, se emociona María del Carmen.
“Hay que avanzar en la concreción del accionar a nivel nacional, con compromisos para que la inclusión social sea real, dignificando la calidad de vida de las personas con discapacidad con respeto, tolerancia, deberes y derechos”, apuntó. “Es necesario sensibilizar a los actores que tienen la posibilidad de modificar las leyes como cuando un trabajador, por quedar con baja visión, no se le reestructura sus tareas y pierde su salario”, agregó en diálogo con La Mañana. María del Carmen asegura que hoy se enfrenta a grandes desafíos, como la democratización del conocimiento y un orden social que revierta la exclusión. Como dijo Eduardo Galeano: “porque todos somos iguales, no importan nuestras diferencias, no andar, ni ver, no escuchar, ni sentir, esto no es una limitación. Limitación es no tener una oportunidad”.
En el mundo hay aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas. El 82% de las personas que padecen ceguera tienen 50 años o más.
Los errores de refracción no corregidos constituyen la causa más importante, pero en los países de ingresos medios y bajos las cataratas siguen siendo la principal causa de ceguera. Algunas cifras apuntan a que el 80% de los casos de discapacidad visual en el mundo se pueden evitar o curar.
Teléfonos y correos electrónicos útiles:
FBU: 29001448 [email protected]
CeR: 29254750 [email protected]
UNCU: 29033022 [email protected]
MIDES: Programa Nacional de Discapacidad Visual 2400-0302 int 5571 [email protected] y Centro de Rehabilitación para Personas Ciegas y de Baja Visión Tiburcio Cachón 2200-0966 [email protected]
Red de Escuelas Mandela: 29160257 [email protected]
Museo Escolar de la Discapacidad Visual: 23094378