El Comité Central Israelita de Uruguay está trabajando en apoyar a la ANEP para que el Holocausto se incluya en los planes de enseñanza. Así lo señaló a La Mañana el presidente de esta institución, Marcos Israel. Por otra parte, indicó que dentro de determinados sectores de la izquierda en Uruguay existe un sentimiento antiisraelí, que quedó como un resabio de la época de la Unión Soviética.
Con motivo de un nuevo aniversario del atentado a la AMIA se realizó en Buenos Aires el Congreso Judío Latinoamericano, en el que estuvo presente el Comité Central Israelita de Uruguay. ¿Cuáles fueron los temas que se estuvieron analizando?
Es algo tradicional que el Comité Central Israelita participe del Congreso Judío Latinoamericano, del cual es miembro, e invite a representantes de cada uno de los partidos que está en el Parlamento, los cuales nos acompañaron. Es una reunión regional y cada año es temático. Por ejemplo, han existido foros dedicados al terrorismo y este fue el segundo foro dedicado al antisemitismo.
¿Cómo observa usted el antisemitismo a nivel mundial y en especial en la región?
Es algo variado, porque no todos los países tienen la misma realidad. Venezuela se puede decir que es uno de los peores, donde la comunidad judía de ese país emigró en un 75% porque evidentemente allí están muy incómodos. Y después hay otras realidades. Por ejemplo, en Chile hay una gran preocupación ya que existe una comunidad palestina que es la más grande en el mundo y además con un gobierno bastante negativo en materia de su relacionamiento con la comunidad judía y con Israel. Después hay otras realidades mejores en la región, como por ejemplo en Guatemala, Panamá y acá en Uruguay, donde se está realmente bastante bien.
¿Cuáles son los temas principales en los que está trabajando el Comité Central Israelita en Uruguay?
En este momento una de las preocupaciones centrales nuestras es impulsar la enseñanza del Holocausto de manera obligatoria en la educación. Si bien el tema forma parte de los planes de enseñanza, no es obligatorio y, por lo tanto, no se le presta mucha atención. Eso nos parece importante, porque en Uruguay existe una cierta corriente negacionista sobre el Holocausto, que es algo muy perturbador para la comunidad judía. El negacionismo es patrimonio del neonazismo. El que niega el Holocausto es porque en realidad ya tiene una génesis neonazi. Otro tema relevante es el antisionismo y el antiisraelismo, que para nosotros significa lo mismo que el antisemitismo. Eso es algo más amplio porque abarca alguna gente de izquierda y de ultraderecha, que no es mucha en Uruguay, pero la hay.
El antisionismo y el antiisraelismo es algo más amplio y difuso, pero que tiene mucho predicamento en algunos sectores. Ahí tenemos herramientas como ser la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional por la Memoria del Holocausto, que es una alianza de más de 30 países. Por América Latina la integra Argentina, y Uruguay es observador, al igual que Brasil. Esa definición de antisemitismo, que abarca el antisionismo y el antiisraelismo fue adoptada por el gobierno uruguayo en el período anterior de gobierno en 2020. Ahora eso no ha tenido un avance más allá de la adopción en forma genérica, mientras que en otros países sí se observa un avance mayor con esos principios, por ejemplo, en gobiernos locales, parlamentos o en el deporte. Para nosotros constituye un avance mayor, de algo que va calando más en la sociedad. En Uruguay lo que se hizo fue la declaración de adhesión por la cancillería y nada más.
Dentro del tema de la enseñanza, ¿cómo ven ustedes que está avanzando el proyecto de ley que está en el Parlamento?
Ese proyecto se encuentra en la Comisión de Educación y Cultura de Diputados. Nosotros ya concurrimos como Comité Central Israelita para exponer nuestro parecer. Por lo que sabemos, la Comisión pidió la opinión a la ANEP y esta respondió positivamente a la inclusión del tema del Holocausto dentro de la enseñanza. Por lo tanto, parece que está todo encaminado para que esa ley se apruebe. Hay que aclarar que lo que hace el Parlamento es expresar el deseo de que el tema se incluya dentro de la enseñanza, porque no es algo obligatorio hacerlo para las autoridades de la ANEP. Legalmente, no se puede por la independencia de poderes. Nosotros estamos trabajando en ayudar a hacer una propuesta, porque una cosa es decir, vamos a hacerlo y otra el cómo hacerlo.
¿Precisamente de qué manera se canalizará ese apoyo a la enseñanza para tratar este tema?
Principalmente lo que vamos a realizar es una guía temática, para el abordaje, porque es un tema multidisciplinario. No se trata solamente de historia, sino también de literatura, filosofía y educación cívica. Y se deben considerar los diferentes niveles de la enseñanza. Por ejemplo, sabemos que ahora hay algunas iniciativas en el ámbito de los últimos años de Primaria, con la lectura del Diario de Ana Frank. Por lo cual, lo deseable es que, a través de los diferentes años de los educandos, el tema se trate de diferentes maneras, por ejemplo, abarcando el racismo y la discriminación, que puede tener diferentes formas y que no solo afectan a los judíos.
¿Por qué estiman que parte de la sociedad uruguaya, por algunos principios de laicidad y políticos, no llega a ser antisemita pero sí antisionista o antiisraelí?
Hay grupos que por razones ideológicas tienen una posición antiisraelí o absurdamente propalestina. Y digo “absurda” porque en el mundo hay una cantidad de pueblos perseguidos y discriminados, y sobre ellos no hablan. Yo lo viví cuando concurrí a la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, realizada en Durban (Sudáfrica). Allí había decenas de pueblos del mundo, con problemas de distinta índole, a los que no se les prestó ninguna atención porque todos estaban atentos al tema palestino. Pero entonces uno se pregunta el porqué. Y la respuesta, después de varios días de vivir una ola de antisemitismo en una conferencia mundial contra el racismo, fue evidente. El palestino es el único pueblo que tiene, del otro lado del mostrador, al único Estado judío que existe, por lo que la relación entre el antisemitismo y el conflicto fue muy evidente. Esto me llevó a escribir un libro que se llama “Antisemitismo y conflicto árabe” en el que explico la historia y el discurso árabe, que demuestra que detrás de ese conflicto, lo que hay es antisemitismo. Por lo tanto, la gente que lo levanta con tanto entusiasmo y que no se preocupa ni por los yazidíes perseguidos en Irak, ni por los uigures perseguidos en China, es porque tienen un problema con los judíos.
¿Debido a que relaciona a la izquierda con ese concepto de antiisraelí?
Es una parte de la izquierda uruguaya que todavía abreva en lo soviético. Este discurso antiisraelí de esa manera exacerbada, sale de la Unión Soviética. Esto es debido a que, en 1967, en la guerra en la que los Estados árabes pretendían volar del mapa a Israel, la Unión Soviética fue quien los armó y los entrenó. Cuando se pierde, la reacción de la Unión Soviética en Naciones Unidas fue un discurso racista contra Israel. Y eso alimentó a una parte de la izquierda mundial y todavía está reverberando en algunos círculos que son fieles a una Unión Soviética que ya no existe.
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