En las próximas semanas arribarán las primeras dosis de vacunas contra el COVID. Uruguay trabaja en varios aspectos que tienen que ver el plan de vacunación, pero también con la logística que incluye la conservación y traslado de las dosis.
Uruguay acordó la compra de dos tipos vacunas para combatir el COVID-19. Al hacer el anuncio el presidente Dr. Luis Lacalle dijo que se trata de Pfizer-BioNTech y Sinovac, cuyas primeras dosis se esperan para marzo, pero no se descarta que podrían llegar a fines de febrero.
La adquisición de las vacunas es apenas un paso más en la amplia cadena logística y táctica que las autoridades sanitarias deben desarrollar con el objetivo de lograr un efectivo plan de vacunación. El Ing. Raúl Bianchi, asesor logístico del Ministerio de Salud Pública y la Dra. Graciela Pérez, ambos integrantes del grupo coordinador del plan de vacunación contra COVID-19 del Ministerio de Salud Pública se refirieron a esos aspectos.
Bianchi dijo que Uruguay busca que la tecnología permita, como primer paso, llegar con las vacunas a los grupos que se definieron como prioritarios. “No queremos que lleguen las vacunas y se esté vacunando una persona que no es tan prioritaria como otra, y tendremos un mecanismo para asegurar eso”, expresó.
Asimismo debemos “asegurar la estabilidad de la cadena de frío”, un factor fundamental para la conservación de las dosis.
“Otro reto para el cual nos estamos preparando es que no se pierdan dosis”, ese es “un tema muy importante del que se ha hablado en todo el mundo, y acá en Uruguay estamos preparados para el menor desperdicio posible”.
Para lograrlo, “el primer punto es que cuando lleguen, las vacunas no va a salir del aeropuerto siendo almacenadas directamente en la terminal de cargas, donde se cuenta con muy buena tecnología. La vacuna se coloca en los ultrafreezer, congeladores especiales que mantienen la temperatura entre -60 y -80 grados centígrados”, explicó.
Los ultrafreezer tienen “capacidad de sobra, y ahí las vacunas pueden estar hasta 6 meses”, un tiempo que no va ser necesario, pero la capacidad igualmente está, apuntó.
Para prevenir todo inconveniente se desarrolló una logística con “capacidad protectiva, es decir que frente a la incertidumbre nos protegemos teniendo capacidad de vacunación, de almacenamiento, y de transporte”, concluyó Bianchi.
Hay que pensar cuál es el objetivo de la vacunación
La Dra. Graciela Pérez, por su parte, señaló que “la campaña contra el COVID-19 se basa en tres valores: la responsabilidad, la solidaridad y el bien colectivo”. Explicó que la “responsabilidad” consiste en “protegerme a mí mismo para también proteger a los otros”; la solidaridad “para comprender que hay personas con mayor riesgo que van a ser las primeras en recibir las vacunas”, y el bien colectivo “porque las vacunas se tiene que considerar un bien para la sociedad y no solo como bien individual”.
“Hay que pensar cuál es el objetivo de la vacunación”, reflexionó: “El principal es disminuir la mortalidad”, junto con la reducción de la enfermedad. “Luego puede haber otros como mantener la vida social, etc., pero el principal es disminuir la mortalidad”, insistió.
Por otra parte se preguntó “¿por qué el personal de salud es el que primero se vacunará?” La respuesta a esa pregunta tiene tres aspectos, el primero que “necesitamos un sistema de salud que pueda asistir a los pacientes con COVID-19 o con otras necesidades y otras enfermedades”.
En segundo lugar, “el personal de salud es el más expuesto a enfermarse, y tercero es la reciprocidad: o sea que si estamos exponiendo a esas personas corresponde que tengamos reciprocidad y protegerlas”.
“Es por eso que el personal de salud es sin duda el primer grupo a vacunar y dentro del personal de salud se priorizan ciertos grupos: primero quienes trabajan en el CTI asistiendo a los pacientes más graves, además de ser un personal muy especializado y difícil de sustituir”.
Otro grupo, también dentro de la salud, son aquellos que “trabajan en las emergencias móviles en la calle asistiendo pacientes”, y más tarde “el resto del personal de la salud que comprende lo asistencial y no asistencial, hospitales, áreas fuera de los hospitales, los cuidadores profesionales. Es un grupo muy amplio y se va a ir priorizando de los más expuestos a los menos”, dijo la profesional.
Al personal de salud le siguen las personas mayores de 75 años, y aquellos mayores que viven en residenciales, como a quienes los asisten.
“Seguidamente se van a ir incorporando otros grupos” como “los mayores de 60 años”, y otros que son esenciales por las tareas que desempeñan, es el caso de los docentes, policías, bomberos, “personas que por sus trabajos son fundamental para mantener la sociedad en funcionamiento”, indicó.
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