La Catedral Basílica San Juan Bautista de Salto recibirá un órgano que llega desde Suiza como donación de la Parroquia de Lenzburg. Se espera que la llagada sea mañana jueves 5 de setiembre, lo que significará contar con el órgano más grande del Uruguay. La Mañana dialogó con Mario D’Amico y Pelayo Díaz, dos de los referentes que hacen posible este hito.
La idea de la llegada de un órgano a Salto comenzó a gestarse en 1997, cuando se estaba restaurando el de Paysandú. Mario D’Amico recibió una llamada porque la Catedral de Salto estaba inconclusa, ya que en los años 30 del siglo XX se le realizó una gran tribuna para albergar un órgano, pero nunca se llegó a instalar ese instrumento. “Aprovechando que estaban los alemanes en Paysandú, fuimos, tomamos medidas, hicimos presupuesto, pero un instrumento nuevo cuesta carísimo (1,8 millones de dólares) y no se pudo concretar ese proyecto”, explicó.
Se barajó la posibilidad de llevar el antiguo órgano de la Catedral de Bruselas, pero, además de que los costos eran enormes, no se adaptaba al espacio. Se vieron otras posibilidades de órganos nuevos y, finalmente, casi 30 años después, estando en Suiza, a D’Amico le informaron sobre un órgano que buscaba un nuevo hogar. “Era un instrumento de excelente calidad que servía perfectamente a sus funciones, pero los organistas actuales de esta iglesia de Suiza querían enfocarse en otro tipo de repertorio musical de transmisión mecánica”, subrayó.
Los feligreses suizos pusieron como condición estricta la sustitución del órgano siempre que este se fuera a donde siguiera funcionando. Es por esto por lo que D’Amico pensó en Salto. Se contactó con el obispo y se pusieron manos a la obra para sacar este proyecto adelante. “Llevamos más de un año desde que se empezaron las negociaciones con la iglesia de Suiza hasta que se concretó el traslado del instrumento”, indicó.
“Los fieles de Lenzburg han sido de una extrema generosidad, porque se trata de un instrumento con unos 2500 tubos, de casi nueve toneladas y que tiene 37 registros, lo que lo convierte en el órgano más importante que tendría el Uruguay. El obispo de Salto, el párroco de la Catedral y un grupo de laicos nos pusimos en campaña para trabajar en pro de la recaudación de fondos y realizar los trámites restantes para instalar el órgano”, acotó, por su parte, el exdiplomático Pelayo Díaz
La iglesia de Suiza regaló el trabajo de desmontaje que representan unos 30.000 francos suizos (solo desmontarlo y prepararlo para viajar). Se cargó en un container y lo enviaron para Uruguay. Llegará a Salto, muy posiblemente mañana 5 de setiembre.
Sin olvidar las raíces
Mario D’Amico nació en Paysandú, lugar en el que estudió hasta finalizar la secundaria. Su vocación era, y es, la de restaurar órganos, pero en ese tiempo, previo a internet, no era fácil el acceso a una formación como esa. Probó contactarse con las embajadas de Alemania y Países Bajos con el fin de conseguir viajar para formarse al respecto, pero no tuvo éxito. Hasta que un día la Providencia envió unos técnicos desde Alemania a Paysandú para que restauraran el órgano de la Basílica: “La Providencia me los trajo a casa, literalmente”, recordó en diálogo con La Mañana.
Comenzó a trabajar con un amigo de Paysandú junto al equipo alemán y luego se fue una temporada para Alemania. Fue aceptado para formarse en uno de los talleres más importantes del mundo, el de Barcelona del maestro Gerhard Grenzing. Trabajó en instrumentos del más alto nivel, por ejemplo, su primer trabajo en órgano como estudiante fue el de la Catedral de Bruselas. Después de dos décadas en España viajó por toda Europa y parte de América, llegando a 11 países con su trabajo.
“En Francia tuve el honor de dirigir la restauración del órgano de Notre Dame de París, y luego de esta etapa me vine a vivir a Suiza. Estoy trabajando actualmente en una de las empresas más legendarias: Orgelbau Khun”, indicó el entrevistado.
Al llegar a Salto el órgano debe ser remontado, y para ese proceso, el técnico uruguayo Nicolás Stekl viajó a Suiza y estuvo trabajando con el equipo que desmontó y preparó el órgano. Para la colocación se requieren determinadas modificaciones del instrumento porque la Catedral de Salto es más estrecha que la iglesia de Suiza. A su vez, el templo necesitó determinadas adaptaciones y reparaciones, ya que es una iglesia que tiene prácticamente 100 años. Todo eso lleva costos suplementarios.
En el remontaje trabajarán seis personas y para la parte final que es la armonización (el ajuste del sonido a la catedral y luego la afinación) lo hará D’Amico honorariamente como regalo a la ciudad de Salto.
Una joya para la cultura
Cabe señalar que en Uruguay existen grandes organistas, algunos se han formado exclusivamente en el país y otros han viajado a Europa y luego transmitido sus conocimientos. El Festival Internacional del Órgano del Uruguay –que lleva 37 años trayendo las mejores figuras a nivel mundial– también ha organizado cursos de formación con los organistas extranjeros.
La Comisión del Órgano de la Basílica ha organizado la llegada de un profesor una vez por mes para formar personas en la ciudad y se está buscando que se replique a través de la Escuela Universitaria de Música.
El órgano es 1800 años más antiguo que el piano, tiene un teclado como el piano, pero la manera de tocar es totalmente distinta, Además se suma que tiene un teclado para tocar con los pies que no es para tocar pequeñas notas, se tocan melodías como con las manos, por eso se requiere formación. Los 37 registros son sonidos diferentes, es como si fuera una orquesta tocada por una sola persona.
El Poder Ejecutivo decretó la exoneración de impuestos para traerlo, ya que se trata de un bien cultural, porque no es un órgano que llegó únicamente para cumplir una función religiosa y litúrgica, sino que estará a disposición de la comunidad y, además, en el departamento donde se encuentra la única filial que tiene la Escuela Universitaria de Música de la Facultad de Artes de la Udelar, agregó Díaz.
Colaboración de la sociedad
El exdiplomático hizo especial énfasis en la “extraordinaria colaboración” prestada por los dos arquitectos salteños, Adriana Durán y Christian Kutscher. “Ellos están estrechamente vinculados a la Comisión del Patrimonio Histórico de la Nación y son quienes están realizando los trabajos de adecuación de la Catedral, ya que cuando fue construía se previó sobre el nártex una tribuna enorme para la instalación de un órgano, y gracias a estos arquitectos e ingenieros locales, se pudo constatar que el piso resistía a nueve toneladas”, explicó.
La descarga del órgano conllevará ocho horas de trabajo y se debe ingresar a la Catedral con una grúa y así poder subirlo unos nueve metros. Todo eso implica grandes costos que la Iglesia no está en condiciones de financiar y, es por eso, que buscan la colaboración de la comunidad. D’Amico les explicó que en Europa cuando se restaura un órgano también se solicita la colaboración de la sociedad y la manera es a través de “la venta” de los tubos del instrumento. “Es decir, los contribuyentes y posibles donantes ‘compran’ un tubo y luego, en el atrio de la catedral, se coloca una placa donde se especifican las contribuciones de cada persona u organización”, detalló Díaz.
Al respecto, comentó que están enviando cartas firmadas por el obispo y la comisión que lo apoya a empresas locales, bancos de plaza, así como la entrega de un volante para que las personas se suscriban y puedan hacer el aporte directamente a un banco, aclarando qué tubo quieren comprar. Los tubos van desde los ocho metros a hasta los pocos centímetros, lo que permite variar los valores.
A los gastos se agrega la necesidad de realizar una instalación eléctrica que permita conectar dos compresores que deben recibir un volumen especial de corriente que la iglesia hoy no tiene. En ese sentido, UTE no los exonera de los costos y todo corre por cuenta de la comunidad.
“Creo que no nos damos cuenta de la importancia que tiene este instrumento en el norte del país, nos va a permitir integrarlo a la cultura. Un gran artífice de todo esto es Cristina García Banegas, una institución en materia coral y de ejecución de órganos”, apuntó Díaz. Ella es quien organiza el Festival de Órgano de Montevideo, en el que Salto y Paysandú podrían pasar a ser parte. Así también podría serlo Colonia, que recibió una donación de un órgano que está en etapa de arreglo y llegó desde Alemania.
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