Nació en Argentina, donde desde joven comenzó a trabajar en el mercado financiero, lo que le permitió conocer las inequidades del sistema viendo de cerca diversas situaciones de apremio a los deudores. Se recibió de abogada y empezó a interesarse en la deuda pública, tema en el que se especializó. Entrevistada por La Mañana, la Dra. Graciela González profundizó acerca del problema de la usura y la deuda externa argentina que, según entiende, ha condenado al pueblo a la miseria.
¿Cuáles fueron sus primeros acercamientos al tema de la deuda y la usura?
Empecé a trabajar en el mercado financiero antes de alcanzar la mayoría de edad y lo hice hasta mi graduación de abogada. En esos años pude experimentar todo tipo de situaciones de apremio a los deudores que me permitieron advertir las inequidades del sistema. Las compañías en las que trabajé formaban parte del sistema financiero nacional y estaban bajo el régimen de contralor del Banco Central (BCRA), que en Argentina ejerce la superintendencia de bancos. He trabajado con distintas categorías de tomadores de crédito, pero los pequeños consumidores de créditos, pequeñas y medianas empresas y sus desvelos despertaron mi reflexión, interés, y muchas veces indignación por los excesos.
Una vez que empecé a trabajar en la profesión me especialicé en temas concursales –derecho de concursos y quiebras– y comencé a estudiar el fenómeno de la insolvencia. Al ver a mi país sumido en el laberinto del endeudamiento, empecé a interesarme en la deuda pública y conocí organizaciones no gubernamentales que trabajaban proponiendo el perdón de la deuda –entre ellas, Jubileo 2000–. Cabe señalar que desde el año 2000 Argentina es el único país en el mundo que tiene reconocida en juicio la ilicitud de la deuda externa contraída en los cruentos años 70-80. Por ese motivo entiendo que no cabía solicitar el perdón de la deuda ni someterse a ningún tratamiento de insolvencia soberana que se ideara.
¿Cuál es el origen de la usura?
La usura existe porque proviene de atributos oscuros de la condición humana: la codicia, el aprovechamiento de los débiles, de su estado de necesidad, sean pequeños tomadores de créditos o países en dificultades. Y existe desde la remota noche de los tiempos. Por eso es fundamental la intervención del Estado para introducir un freno a los abusos y restablecer condiciones de equidad en las contrataciones. No digo una regulación que entorpezca la libre contratación, pero sí límites claros que aseguren la protección de la parte más débil.
Si el aumento de las tasas es ilícito para la legislación internacional, ¿por qué se sigue dando en muchos países?
En Argentina la usura es delito penal y además de la Justicia existen organismos oficiales destinados a la recepción de denuncias. Sin embargo, si hablamos del endeudamiento de los países, no podemos desconocer aspectos geopolíticos que evidencian la enorme fuerza de los capitales internacionales. Prueba de ello es el cruel endeudamiento de los países emergentes en los años 70, cuando el exceso de capitales de los países productores de petróleo inundó los bancos de occidente y estos presionaron las colocaciones de deuda en aquellos, en condiciones de desigualdad escandalosas.
Argentina ha sido un caso paradigmático. Paga una abultada deuda no debida y ya pagada varias veces, originada en los años de la última dictadura militar (1976-1983) que la impulsó a refinanciaciones y nuevos préstamos. Los planteos judiciales se eternizaron en 2000, se reconoció en la célebre causa “Olmos, Alejandro s/denuncia” la ilicitud escandalosa de la pretendida deuda externa argentina. Las penurias de nuestro pueblo son conocidas por el mundo, por lo que no abundaré. El poder político siguió impávido sin detenerse en los pronunciamientos judiciales y refinanció mansamente deudas ilícitas, condenando a nuestro pueblo a la miseria, que cada vez se agrava más. La mitad de la población argentina en la pobreza da cuenta de ello.
¿Cómo se explica el caso de la deuda en Argentina?
El desmesurado proceso de endeudamiento en Argentina se produjo a partir del arribo de la dictadura militar en el año 1976 y de la puesta en marcha de un plan económico destructivo de toda la economía nacional. Un factor esencial fue el proceso de endeudamiento externo que amarró al país a una deuda de origen espurio. Paralelamente, el proceso de endeudamiento fue replicado por casi toda Latinoamérica. Todos tomaron deudas gigantescas. Recordemos que la banca internacional estaba repleta de los famosos petrodólares. Colocaron grandes masas de dinero entre los países emergentes y se reservaron el derecho a modificar la tasa de interés en las renovaciones de préstamos. Así fue que préstamos contraídos al 6% anual fueron renovados al 16%, 19% y 22% en 1979-1980 por decisión unilateral de la Fed. Como consecuencia de esto, los países no pudieron pagar más. Tal iniquidad inspiró al Dr. Miguel Ángel Espeche Gil a elaborar su tesis sobre la ilicitud del alza unilateral de los intereses y enviar un informe a la Cancillería argentina señalando que esa práctica era usuraria.
¿Se puede vislumbrar una salida?
Por supuesto que hay una salida, y no es un deseo en expectativa, sino una obligación, para honrar a quienes edificaron con coraje nuestros países, como también con sentido de trascendencia para que nuestros hijos disfruten de una nación libre y próspera. Es necesaria la decisión política adecuada y, para que quienes la tomen tengan el respaldo firme y consciente de la ciudadanía, es imprescindible informar adecuadamente al pueblo acerca de lo sucedido. Con este convencimiento, hace dos décadas que dictamos clase ad honorem en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la Cátedra Libre de Deuda Pública Externa, con la participación de los mejores especialistas en el tema, donde pueden asistir incluso quienes no cursen la carrera. El tema de la deuda es de vida o muerte.
¿Qué debió hacer entonces el poder político para evitar llegar a esta situación de pobreza que describe?
Hay que evocar la acción patriótica del periodista Alejandro Olmos, quien en 1982 presentó ante la Justicia Federal la denuncia por fraude en la deuda pública contraída por la última dictadura militar. La causa se sustanció durante 18 años y se produjeron innumerables pruebas de toda naturaleza que permitieron acreditar las múltiples maniobras y hechos ilícitos que conformaron la deuda externa. En julio de 2000, el juez federal Jorge Ballestero se pronunció en una decisión lapidaria, reconociendo los ilícitos cometidos en el proceso de endeudamiento del país, la desmesura de la situación juzgada y las consecuencias para el país, y remitió al Congreso Nacional –que tiene atribuciones constitucionales para arreglar los asuntos de la deuda– las conclusiones de la investigación.
¿Diría que el pueblo argentino es consciente de esta realidad?
Desgraciadamente, el pueblo argentino no conoce cabalmente el grado de acciones delictivas cometidas contra el país, el mundo menos aún. Mecanismos financieros instrumentados para perpetrar ilícitos contra el erario público –orquestados por extranjeros y nacionales– fueron desplegados con audacia. La nación avaló a las más grandes empresas, entre ellas, entidades financieras nacionales y del exterior, para después hacerse cargo de esas deudas sin gestionar el recupero de los avales. Hubo situaciones escandalosas, como el testimonio de un alto funcionario del BCRA que admitió que no se llevaban registros de la deuda y que las tomas de dinero se volcaban en “una libreta negra”. De ahí que Argentina paga lo que los bancos dijeron que debía. El Congreso nunca realizó acciones decisivas al respecto ni contestó al juez oficiante. Por eso digo que se refinanciaron mansamente deudas ilícitas. Queda pendiente la resolución de la nulidad absoluta que está planteada hace más de 10 años, acción imprescriptible, insanable, contra la que no opera el reconocimiento de las deudas.
¿Qué piensa sobre las iniciativas de solicitud de perdón de las deudas?
Existen iniciativas de buena voluntad que trabajan para instalar el perdón de las deudas para quienes han sido víctimas de la usura internacional, como también hay quienes proponen la edificación de un sistema de tratamiento para la insolvencia de los países en dificultades. Estos crímenes económicos fueron sufridos por muchos países con el mismo esquema delictivo, por lo que creo que no hay lugar para pedir el perdón de las deudas que no se deben, menos aún confesarse insolventes por deudas que provienen de hechos ilícitos y, como en el caso de Argentina, tales delitos han sido probados en juicio.
Héctor Giuliano afirmó a La Mañana que Argentina ingresó en una “trampa de endeudamiento perpetuo”. ¿Comparte la apreciación?
Adhiero a la afirmación del maestro Giuliano, quien siempre ha explicado que el proceso de endeudamiento del país responde a la lógica de la usura: la deuda es como un sistema de ahorque, asfixia al deudor, pero no permite que muera porque es necesario que subsista para que siga tributando a la usura. Las continuas refinanciaciones de deudas, las descomunales cantidades de intereses pagados, las casi nulas amortizaciones de capital, comisiones y demás costos lo demuestran.
Usted integra la Cátedra de Deuda Externa en la Facultad de Derecho de la UBA. ¿Qué puede contar sobre la importancia de su actividad académica y de transferir el conocimiento de este tema a los futuros profesionales?
En el año 2005 fue creada la Cátedra Libre de Deuda Pública Externa por el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho, a propuesta del decano Dr. Atilio Alterini y en consonancia con sendas decisiones del Consejo Superior de la UBA y del Plenario de Rectores del Consejo Nacional Universitario. El Dr. Espeche Gil fue designado coordinador y yo coordinadora adjunta. Desde que empezó a funcionar la cátedra hemos contado con las clases de los mejores especialistas en el tema, Héctor Giuliano, Alejandro Olmos Gaona, Juan Carlos Vacarezza, Carlos Alberto Ragonesi, Federico Delgado, Mario Cafiero, entre otros. Todos los profesores realizamos la tarea docente ad honorem, con el convencimiento de que nuestra historia, nuestra realidad económica, debe ser cabalmente conocida por los futuros profesionales del derecho y quienes mañana muy probablemente serán quienes dirijan los destinos del país. Creemos firmemente en el derecho de los pueblos a conocer las causas de sus penurias y desdichas.
¿Cómo surgió el grupo de trabajo de la deuda externa argentina que comparte con Espeche Gil, Héctor Giuliano, entre otros?
En el año 2009 la Justicia Federal Penal ordenó la conformación de un grupo de asesores respecto de distintos aspectos de la deuda externa en la causa Nº 9147/98, en la que se continúa con la investigación del endeudamiento de Argentina, con el objeto de asesorar al juez interviniente en aspectos económicos, contables y jurídicos de ese proceso investigativo. El grupo estaba integrado por los Dres. Julio González, Espeche Gil, Héctor Giuliano, Néstor Forero, Omar Néstor Miliano y yo.
¿Cuál fue la primera tarea del grupo?
La primera acción que realizó el grupo fue plantearle al juez la declaración de nulidad de los préstamos viciados, ya que se otorgaron mediante hechos ilícitos probados y reconocidos en la causa antecedente Nº 7723/98, cuyo pronunciamiento se encontraba firme. Dicha petición era de toda necesidad y premura puesto que el país estaba pagando –y lo sigue haciendo– deuda inexistente.
¿Cuál fue la respuesta judicial?
Fue el inmediato apartamiento de todos los asesores que formularon el pedido de nulidad a excepción del contador Miliano, quien no lo había suscripto. Cabe señalar que, a posteriori, un grupo de senadores del Congreso Nacional hizo ante el mismo juez una réplica del pedido de nulidad que había formulado el grupo de asesores, encontrándose desde hace más de una década a la espera de la decisión.
En Argentina han surgido algunas oficinas de defensa al deudor. ¿Por qué no funcionaron?
Si tales oficinas no funcionan en el nivel esperado para el amparo del deudor, no hay otra explicación que la tibieza del Estado para la tutela de estos temas; prácticamente no hay condenas por usura. Sí se pueden radicar denuncias y recibir asesoramiento en Defensa del Consumidor de la Secretaría de Comercio del Ministerio de Economía y Finanzas, también en la Dirección General de Defensa y Protección del Gobierno de CABA y el Centro de Atención al Usuario de Servicios Financieros del BCRA.
Decía que el tema de la deuda es “de vida o muerte”. ¿Por qué?
La deuda mata. Esta simple idea desgraciadamente es certera. En mi país más del 40% de la población está bajo la línea de pobreza, las penurias son indecibles. Hemos luchado con la espada del derecho, en la justicia, en las universidades, hasta en las asambleas populares. La formulación de la tesis de la ilicitud del alza unilateral de los intereses en los contratos de deuda formulada por el Dr. Espeche Gil es reconocida internacionalmente y su propuesta de elevar una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia nunca pudo concretarse. Seguiremos, porque, aunque parecería como dice Martín Fierro, que “nadie se toma a pecho defender a su raza, debe el gaucho tener casa, escuela, iglesia y derechos”. También dice: “Dios ha de permitir que esto llegue a mejorar”. Así lo ruego y lo anhelo, para bien de nuestros pueblos y de toda la humanidad.
La usura en Uruguay y el plebiscito para combatirla
Al ser consultada sobre la realidad de la usura en Uruguay, donde se permiten tasas muy elevadas, la experta sostuvo que conoce el tema en forma superficial a través de publicaciones periodísticas que ilustran al respecto. En ese sentido, afirmó que la situación de los tomadores de crédito para consumo, el anhelo de que se consagre el concepto de deuda justa y un tratamiento equitativo condenando prácticas de usura, no son ajenos a otras realidades.
“En Argentina se dan situaciones similares, la voracidad de los intereses aplicados para las deudas en tarjetas de crédito se ve morigerada por el criterio de los jueces comerciales, pero, claro está, ya en instancias judiciales”, explicó. Añadió que la usura se ve en las compras a plazos, en las cláusulas de los contratos de mutuos, dentro y fuera del sistema bancario, y es tolerada por el estado de necesidad de las personas.
Por otro lado, señaló que el hecho de que en Uruguay exista un proyecto de plebiscito contra la usura es “sumamente alentador” porque significa “que el tema se ha hecho carne en la mayoría de la población, que se ha comprendido el alcance y magnitud del problema”. En esa línea, opinó que el Estado deberá tener “el coraje” de reglamentar los límites financieros de manera que no se traspasen los umbrales de la usura.
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