El daño de la usura no solo es económico, también es emocional, mental y físico. Así lo relatan tres uruguayos que se endeudaron por problemas de salud propios o de familiares cercanos. Ninguna empresa contempla su situación, ninguna quiere acordar cuotas pagables, sin embargo, el acoso telefónico y los intereses desmedidos están a la orden del día.
Natalia daba clases particulares en su casa cuando la pandemia por covid-19 llegó a Uruguay y a causa de las medidas sanitarias debió dejar su trabajo. Al mismo tiempo, la madre se enfermó y la tía requería ciertos cuidados en materia de salud. A raíz de todo esto, su vida dio un vuelco y se vio sin empleo al cuidado de dos personas. El tratamiento de la madre requería la compra de medicamentos, algunos de ellos de costo elevado ya que la mutualista no los tenía en farmacia.
Horacio, por su parte, tiene una historia similar a la de Natalia en el sentido de que también debió dejar un empleo para dedicarse a los cuidados de su madre, una mujer que por la edad comenzó a requerir cierta atención constante. Por esta razón, se desvinculó de uno de sus empleos para pasar más tiempo con ella. Todo, a su vez, en medio de la pandemia.
Otro es el caso de Ezequiel, un funcionario público que tenía una economía estable, abonaba sus facturas al día y llevaba extremo control de sus gastos, pero la salud le jugó una mala pasada y debió estar internado durante meses. Si bien no era el único sustento del hogar, la esposa no tenía trabajo estable y el ingreso no era ni la mitad del salario de Ezequiel, por lo que los atrasos y pagos mínimos generaron un espiral de deudas.
Estos son solo tres ejemplos del millón de uruguayos que están en el clearing de informes, de los que 700.000 figuran como deudores irrecuperables. Natalia, Horacio y Ezequiel se definen como personas con voluntad de pago y que por circunstancias de la vida fuera de su control se tuvieron que endeudar. Antes de esto, consideran que habían sido buenos pagadores.
La Mañana dialogó con cada uno de ellos en vista del lanzamiento de la campaña de Cabildo Abierto de recolectar firmas y darle la oportunidad a las personas de expresarse en las urnas con respecto a la iniciativa de reforma institucional que ponga un freno a la usura, denominada “Contra la usura y por una deuda justa”.
En octubre de 2020 se presentó un proyecto de ley para abordar una realidad “de números escandalosos de deudores e intereses” como resultado de un proceso que comenzó particularmente a partir de la ley 18.212 de 2007, que permite que quienes prestan dinero perciban intereses –incluyendo multas, moras, entre otras cosas– de tres dígitos, cuando la inflación del país es de un dígito.
Tanto el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, como el senador Guillermo Domenech aseguraron en conferencia de prensa que esas tasas de interés y recargos constituyen usura, algo que está prohibido en la Constitución de la República. El proyecto del partido se alinea a lo planteado en la campaña electoral y, además, “es uno de los grandes temas que afecta a los uruguayos y que no podemos ignorar”, indicaron.
Natalia: “La realidad es que es imposible pagar”
“En mi caso como en el de mi padre nos vemos afectados por querer pagar y no poder, porque cuando querés te encontrás con la realidad de que es imposible pagar, por lo tanto, te vas metiendo mucho más en el problema y nadie te da una salida. Las financieras son hostigantes, te presionan, te amenazan con que te van a sacar hasta tu casa, se encargan de bombardearte a cada rato con más problemas”, relató la entrevistada.
Las empresas pretenden que los clientes paguen, sin embargo, no facilitan el camino para hacerlo, opinó, y “estos hechos generan consecuencias en la salud”. En su caso, no solo la llaman a ella, sino también a su padre, que es un adulto mayor. “Hoy siento mi vida desorganizada, vivo con miedo de que le pase algo a mi padre por las constantes llamadas”, expuso Natalia.
La entrevistada planteó su situación varias veces al teléfono con las empresas cobradoras. “Les dije que me había quedado sin trabajo y que tenía a mi madre enferma y costeando un tratamiento, pero nunca hubo comprensión”, indicó. “No me fui de viaje, no compré cosas caras; capaz hay quienes lo hacen pensando que van a poder sostenerlo y luego no pueden, pero no es mi caso”, dijo.
En su caso ha planteado que podía pagar cierto monto por cuota, pero se lo negaron y le dijeron que tenía que ser el monto que ellos indicaban. “Con una empresa en particular consulté la cancelación total y la bajaron bastante (aunque no tengo el dinero para hacerlo), pero cuando me hicieron las dos refinanciaciones siempre fueron montos muy alejados a la realidad que les proponía”, afirmó.
Horacio: la ley de usura que fracasó ante intereses privados
“Luego del fallecimiento de mi madre comenzaron mis deudas con casas crediticias y pasaron a estudios jurídicos. Ellos me llaman, hostigan, coaccionan, me envían mensajes, me hablan de embargos genéricos”, relató Horacio. Reconoce la deuda que tiene con las firmas comerciales, lo que no reconoce ni acepta es que “si tengo una deuda con cierta empresa, esta se la venda a otra firma y que esta me llame para cobrarme con intereses irracionales”.
Explicó que si recibiera una citación del Poder Judicial sí debería presentarse en un juzgado, pero no si se trata de estudio jurídico que compró una deuda. “Compartir datos personales está prohibido por la ley, pero cuando una financiera o banco vende una deuda, también vende los datos”.
Horacio enfatizó en que él reconoce sus deberes, pero el pago de sus montos adeudados, lo quiere hacer con la empresa con la que los contrajo y no con un estudio jurídico “que juega a niveles de usura”, sostuvo. “Por esta razón es que un millón de uruguayos estamos en el clearing de informes”, agregó.
El entrevistado recordó que las dos veces que se propuso una ley de usura fracasó en el Poder Ejecutivo y lo adjudica a los intereses de privados como las casas bancarias. “Atrás de todas las casas financieras hay bancos privados. Los bancos no dan préstamos a todos, pero las financieras sí, y los bancos usan las financieras para que den los créditos que ellos no dan. Al mismo tiempo las financieras se vinculan a los estudios jurídicos”, explicó.
Ezequiel: la lucha por responder con los pagos
“Recientemente me llamaron de un estudio jurídico para informarme de que mi deuda era de unos $200.000. Les comenté que podía financiarla en cuotas de $5.000, pero se negaron, y el plan más bajo que me ofrecieron fue de 24 cuotas de $15.000”. Cabe señalar que esta deuda es de hace poco más de un año atrás cuando Ezequiel ya no pudo abonar la cuota de un préstamo del que le restaban pagar $70.000.
En este caso, el ciudadano entró en una “calesita de préstamos y tarjetas”. Sacó un primer préstamo para ponerse al día con una tarjeta, luego sacó otro para cubrir lo que le faltaba para abonar el primer préstamo y así su sueldo ya no fue suficiente. “Reconozco que no fue inteligente de mi parte, pero era lo que podía hacer en ese momento. Estaba internado, sin poder trabajar y mi esposa debía encargarse de la casa y además acompañarme y cubrir mis gastos”, expuso.
Fue por esto que al salir del hospital se encontró con una realidad muy diferente a cuando entró y recurrió a herramientas crediticias. “Pensé que iba a poder pagar, si no, no lo hubiera hecho. No saqué préstamos para irme de paseo ni para darme gustos caros, lo hice para poder sustentar mi casa y mi salud”, explicó.
Ezequiel expuso que hoy cuenta con préstamos de diez financieras y que debió optar por pagar de a una deuda, ya que el aumento que generaron los intereses lo hacen deber más de dos millones de pesos. “Opté por atender a cada una de las llamadas y abonar las que me ofrezcan cuotas dentro de mis posibilidades, ¿sabés cuántas accedieron a un acuerdo acorde? Solo una”, lamentó.
La reforma anhelada
Natalia aseguró que la iniciativa de la reforma constitucional para muchas personas “es la única esperanza”. Ella habló con personas que han pasado por lo mismo y coincidieron en que permitirá salir del circuito y volver a vivir. “Porque, de alguna manera, cuando estás en el clearing es difícil vivir en este país, hay desafíos por delante y metas que quedan truncas. A mi entender, esta es la única solución viable y concreta, y es la única vez que veo que se hace algo de verdad”.
Horacio argumentó que como ciudadanos se debe contar con la Constitución como respaldo y estar informados sobre ella. “Al no progresar a nivel Ejecutivo los proyectos de ley contra la usura y no llegar a acuerdos políticos es que se decide utilizar la voz del ciudadano para promulgar un plebiscito, es algo muy poderoso. Es un derecho y el pueblo tiene su voz y voto”, analizó.
Según Horacio, es necesario que la población sea informada sobre el tema y que se debe buscar la manera de asesorarla, sobre todo a los adultos mayores que tienen dudas. “Tenemos que saber nuestros derechos y obligaciones y ser conscientes de cómo podemos lucharla. No puede ser que en el Uruguay haya un millón de uruguayos en esta situación siendo tres millones de habitantes”, puntualizó.
Ezequiel sostuvo que la iniciativa del plebiscito es un gran paso para acelerar la solución de miles de uruguayos endeudados porque “en la mayoría de los cosos, los estudios piden montos impagables por mes”, dijo. Considera que sería bueno regular el maltrato que los cobradores hacen por teléfono “y la tortura desde los estudios jurídicos que genera crisis de ansiedad, ataques de pánico, siendo que, si la persona no cuenta con el dinero, por más que lo hostiguen, no podrá pagar”.
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