Diferencias en la interpretación del contrato llevó a la UE a hacer público el documento. El hecho generó un aumento en la tensión política con Gran Bretaña que finalizó suavizándose aunque persisten las diferencias sobre el texto.
En todo el mundo, y también aquí en Uruguay, se ha generado intercambio de opiniones sobre si se debe revelar o no el contrato de compra de vacunas contra el COVID-19.
Como es sabido nuestro país adquirió dos tipos de vacunas: 2 millones de Pfizer-BioNTech y 1,75 millones de SinoVac, según informó el presidente, Dr. Luis Lacalle, en conferencia de prensa. Más allá de los aspectos científicos sobre la eficacia y diferencias entre los tipos de vacunas adquiridos, se ha generado una polémica sobre cláusulas de confidencialidad en el contrato.
Dichas cláusulas, comunes en cierto tipo de transacciones, no son exclusivas en los contratos firmados por Uruguay, países de todo el mundo han accedido a incluirlas considerando que lo importante es la adquisición de las dosis para poder aplicarlas en la población, y que ya llegará el momento de dar a conocer todos los detalles.
Por ejemplo la Unión Europea (UE) posee contratos con Moderna, Pfizer-BioNTech y AstraZeneca, pero en las últimas horas la Comisión Europea (CE) divulgó el contrato con esta última a pesar de la confidencialidad. Medios europeos señalaron que el hecho elevó el nivel de confrontación entre la Comisión y la empresa británica.
La divulgación del contrato no es total ya que se censuraron las partes en que refiere al valor de las dosis.
La decisión de publicarlo se tomó a raíz de las dificultades que AstraZeneca ha tenido en suministrar las dosis comprometidas a la Unión Europea.
Las diferencias entre el bloque europeo y la empresa británica comenzaron cuando AstraZeneca informó a la UE que debido a las dificultades en la producción en su planta en Bélgica, las entregas comprometidas para los primeros tres meses de 2021 no se efectuarían, y que sólo se cumpliría con 31 millones de dosis en lugar de 80 (60% menos).
Desde la empresa se dijo que una cláusula del contrato la obliga a realizar el “máximo esfuerzo” para la producción de vacunas, a lo que la Comisión Europea respondió explicando que el significado del “máximo esfuerzo” es otro.
El contrato en cuestión fue firmado el 27 de agosto de 2020 la expresión “máximo esfuerzo” no se aplicaría a la distribución.
La presidenta de la CE, Von der Leyen, dijo que ese “máximo esfuerzo” solo se aplicó mientras no se había definido si la empresa lograría desarrollar la vacuna, pero ahora “la vacuna ahí está”.
Corriere della Sera, principal diario italiano, publicó que el contrato establece que AstraZeneca se ha comprometido a realizar el máximo esfuerzo razonable para aplicar la capacidad de producir 300 millones de dosis con la posibilidad de que la Comisión pida 100 millones de dosis adicionales.
Pero la empresa insiste en que cumple con los acuerdos, sin embargo desde la CE se reafirma el concepto señalando que es una formulación jurídica estándar utilizada al comprar un producto que aún no ha sido autorizado y no se refiere a los factores relativos a la producción como tal.
Coletazos políticos y tensiones entre la UE y Gran Bretaña
Las diferencias entre el bloque y el laboratorio no se quedaron ahí y tuvieron su impacto más allá del contrato.
Otro de los anuncios que produjo sorpresa fue que la UE aplicaría controles a la exportación de vacunas fabricadas en su territorio, incluidas las destinadas a Irlanda del Norte.
La medida fue criticada tanto por la Organización Mundial de la Salud como por el gobierno británico, con la subdirectora de la OMS, Mariangela Simao, calificándola de “tendencia preocupante”, publicó hoy la BBC.
Reino Unido puso atención en ese anuncio porque según el acuerdo del Brexit entre la UE y Reino Unido todos los productos que se exportan desde la UE a Irlanda del Norte, perteneciente a Reino Unido, están exentos de controles.
Como respuesta la UE invocó el Protocolo para Irlanda del Norte, artículo 16, que permite que partes del acuerdo sean invalidadas de forma unilateral.
El primer ministro británico, Boris Johnson, reclamó a la UE que explicara de forma “urgente” cuáles son sus intenciones, y la ministra principal de Irlanda del Norte, Arlene Foster, señaló la actitud como “increíble acto de hostilidad” por parte de la UE, lamentando que Bruselas presionara con algo como las vacunas, diseñadas para salvar vidas.
Finalmente, luego de las tensiones que algunos observadores compararon con la guerra fría por el grado de tirantez adquirida, Boris Johnson y Ursula von der Leyen mantuvieron una conversación que definieron como “constructiva” y se anunció un principio de acuerdo para evitar la necesidad de invocar el artículo 16.
Mientras las aguas políticas se calman, la UE sigue exigiendo a AstraZeneca el cumplimiento del contrato y en caso de que ello no suceda es seguro que surgirán novedades.
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