Su infancia transcurrió en Rocha y desde que tiene recuerdo encontró el “encanto” y la “magia” en la poesía. Tanto en su departamento natal como en Montevideo, se adentró en los medios de comunicación, donde componía poemas y también ejercía el periodismo. A lo largo de su vasta trayectoria, además, conoció a destacadísimas figuras de la cultura de renombre internacional, sobre las que contó algunas vivencias en conversación con La Mañana. En otro orden de cosas, brindó detalles del espectáculo que está preparando por el Día Internacional del Tango en el Teatro Solís.
Nació en Rocha. ¿Allí transcurrió su infancia? ¿Cómo recuerda esos años?
Nací en el centro de la ciudad de Rocha, pero hasta los seis años estuve viviendo en San Miguel, un hermoso pueblito pasando el Chuy, diríamos entre el campo y la frontera. Allí viví el asombro del luego llamado, literariamente, “realismo mágico”. Los seres, las cosas, el fortín, las tropas, los caballos, los contrabandistas, el arte en los fogones campesinos, la radio, los vocablos del español antiguo que allí se hablaba –y se habla– y que ya no se usan ni en España. Después, hasta el segundo año de secundaria viví en Rocha y los fines de semana en La Paloma, hasta la ocupación del liceo por la Ley Orgánica universitaria en 1958. Y, luego, la magia montevideana.
¿Cómo se dieron sus comienzos en los medios de comunicación?
Desde la magia de la radiotelefonía –incluso la argentina y brasilera– allá en Rocha, hasta ser invitado a tener una columna en la televisión de Montevideo (Canal 10) llamada “Letras, teatro y algo más”, en la que hablaba de poesía, teatro y, claro, el “algo más” que era el periodismo.
¿Qué lo motivó a explorar la poesía?
La poesía misma. Su encanto, su magia. Recuerdo una vez que un profesor, Rubén Ocampo, entró al baño un día de lluvia y yo estaba en cuatro patas leyendo un poema de los diarios que ponían por los pisos mojados. Era el suplemento literario de La Mañana.
¿Cómo influyó su experiencia periodística en su enfoque hacia la poesía o viceversa?
Nada está separado de nada. La vida es una sola y cuanto más amplia sea nuestra mirada de ella, más rica aparece entre nosotros. El periodismo te hace ver lo terrible y la poesía lo terrible, pero también la belleza de la vida.
¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración? ¿Cómo influye su vida cotidiana en su proceso creativo?
La vida misma. La realidad y el sueño, todo mezclado, y la ilusión de incidir en tu tiempo para intentar que sea mejor, por mínimo que sea el aporte. La primera imagen te la manda Dios por la sensación o el pensamiento, pero luego uno tiene que hacer el poema. “¡Y ahora escríbelo!”, decía Gelman.
¿Hay algún poeta o corriente literaria que haya tenido un impacto significativo en su obra?
No lo sé. Todo. Desde el hueso desnudo de César Vallejo a la piel sensual de Neruda. Desde Borges a las payadas en los fogones campesinos. El color montevideano de la poesía de Idea Vilariño o de Líber Falco. “La guitarra de Gabino y el arpa del rey David”, decía Washington Bocha Benavides.
Desde su perspectiva, ¿cómo describiría la escena poética uruguaya en la actualidad? ¿Hay temas o estilos específicos que considere distintivos de la poesía uruguaya contemporánea?
Creo que seguimos buscando al otro, al hermano. Y veces le hablamos como si estuviera –y está– dentro de nosotros. Otras veces es él, el otro, quien nos habla desde dentro. Uruguay sigue siendo, creo, una patria en búsqueda. Y en eso también está nuestro arte.
¿Cuáles son los desafíos más importantes que enfrenta actualmente el contexto cultural y artístico?
Esa globalización tecnológica desbordante e invasiva que nos hace sentir lo lejano como cercano, lo que está bien como ciudadanos del mundo, pero que también implica el peligro de ver lo cercano como lejano. Y la constante uruguayísima del aún insistente error de ver como un gasto la inversión cultural.
¿Cómo observa el nivel cultural uruguayo?
Si lo comparamos con los países del área, aún seguimos siendo mejores. Si lo hacemos con el país del que venimos, tengo mis dudas, pero sin llegar a creer que todo tiempo pasado fue mejor, como suele decirse.
Algunos periodistas de la vieja escuela entrevistados por La Mañana identifican que ha habido una pérdida en el nivel cultural de la sociedad, incluso en la profesión periodística. ¿Lo percibe de la misma forma?
Acostumbro a recordar que venimos de generaciones de profesionales formados en el hacer, el oficio se aprendía en el trabajo, y algunos aún se jactan de haber sido forjados en la universidad de la calle. Eso significaba que los espacios se ganaban y se mantenían o no trabajando. Por ello, todos teníamos mucha vergüenza de no saber. Hoy las cosas han cambiado y hay una formación académica diferente. No hay una cultura con mayúscula y otra con minúscula. A veces se confunde el periodismo con la industria del entretenimiento, que no es lo mismo. Y a periodistas con empleados de los medios, que tampoco es lo mismo.
¿Cuál es el rol que cumple la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu) actualmente y cuáles son sus cometidos principales?
Agadu es una institución civil que tiene la función de la defensa y protección de los derechos de autor de sus asociados directos y de los afiliados a las sociedades extranjeras con las que mantiene pactos de reciprocidad.
¿En qué consiste su tarea en Agadu?
Actualmente soy asesor cultural e integrante del equipo de Relaciones Públicas, adjunto a la presidencia del Consejo Directivo, que ejerce el profesor Alexis Buenseñor.
¿Qué nos puede adelantar sobre el espectáculo que está preparando por el Día Internacional del Tango en el Teatro Solís?
Desde hace dos décadas venimos realizando en el Teatro Solís de Montevideo ciclos de alto tango. Primero, La cuenta regresiva. Hacia los 100 años de La Cumparsita. Luego, La Cumparsita más uno, más dos, más tres…. El próximo 7 de diciembre, desde las 21 horas, en el marco del Día Internacional del Tango, recordamos el aporte de Astor Piazzolla, Horacio Ferrer y Amelita Baltar al cambio del género, con un espectáculo con las voces de Valeria Lima y Nelson Pino, un gran cuerpo de baile con el aporte coreográfico de Federico García Núñez y con la presencia estelar de la propia Amelita Baltar. Será una gala inolvidable desde ese elegante escenario montevideano [ver recuadro].
¿Qué representa el tango en su vida?
El tango es un espejo sensible que va reflejando en su música, su poesía y su danza los colores del alma humana. Sus creadores tienen el enorme desafío de contar una historia en muy pocos minutos, de emocionarnos, de lograr conjugar lo terrible con la belleza de la vida.
¿Qué nos puede contar sobre su vínculo con las canciones?
Desde mi primera infancia las canciones han formado parte del misterio de las emociones y de la comunicación. Soy de la generación de la radiotelefonía, de los programas folclóricos hasta los radioteatros que escuchaban las empleadas de casa, o los programas nocturnos con poemas o los conciertos clásicos del Sodre. Pero, además, del fenómeno mediático que significaron para el interior del país las dos audiciones diarias de CX 4 Radio Rural de la Liga Federal de Acción Ruralista, que conducía Benito Nardone, más conocido por su seudónimo de Chicotazo. Como aún no se había inventado la Spika –aquellas pequeñas radios portátiles– los amigos y vecinos venían a escucharlo, sobre todo en su programa vespertino, a mi casa. Y hacían plateas frente al gran aparato de radio de capilla que teníamos.
Usted ha compuesto canciones con distinguidos artistas. ¿Cómo fueron esas experiencias?
Las canciones son como espejos sonoros del alma humana y parte importante de la cultura. Por eso, uno de los hechos importantes que me han sucedido fue haber realizado, hacia fines de los años sesenta, junto al cantautor Yamandú Palacios, un disco –long play, decíamos entonces– llamado Poeta al sur. Ese disco estaba conformado por poemas míos musicalizados y cantados por Yamandú, salvo una canción, “Pobre Martín”, de George Brassens, recreada por mí, por Yamandú y por un amigo que nos ayudó como profesor de francés, Julio Guillot. Esas canciones han sido regrabadas muchas veces y en diferentes países por los artistas más distintos que puedas imaginar. Pero, sobre todo, han trascendido las grabadas por Alfredo Zitarrosa, como “Los Boliches”, “María de las esquinas” y “Poeta al sur”. Además, hemos compuesto canciones con Washington Carrasco, Héctor Numa Moraes, Julio Víctor González El Zucará, entre otros grandes artistas amigos.
¿Qué lo llevó a comenzar a publicar sus poemas en Facebook?
Cuando llegó la pandemia, desde mi exilio vertical del Palacio Salvo, comencé a publicar algunos poemas en Facebook. Uno de ellos, “Pascua en cuarentena”, le gustó mucho a un amigo mío músico al que hacía mucho tiempo no veía, Alberto Beto Peyrou. Me lo hizo saber y yo le respondí que se animara a musicalizarlo. Así lo hizo. Y una noche, en un desierto bar de una Montevideo con todo tipo de miedos y tapabocas, me pidió otros textos y, de esa forma, de a poco, fuimos conformando temas que, cantados en ruedas de amigos, Bernardo Coco Leis, sostuvo: “Esto que estamos escuchando es un hermoso disco y hay que apoyar su edición”. Y con el compromiso de los amigos y familiares, tanto en los instrumentos como en las voces, salió un libro/disco llamado Volver. Beto Peyrou canta a Nacho Suárez, editado por Ayuí con el arte de Poli Rodríguez en ese gran disco y de Cristina Lampariello en la edición y las fotos de un magnífico libro. De esa manera, y en pleno siglo XXI, reviví la magnífica experiencia de Poeta al sur editado en 1972.
¿Qué desafíos debió enfrentar a lo largo de su carrera?
En mi larga carrera he tenido que enfrentar diversos desafíos, todos con vivencias muy conmovedoras para mí, como los programas largos de fin de semana con la producción de Julio César Alonso; Ritmo Publicidad en Monte Carlo y Teledoce; Tarde de sábado, que compartimos con Julio Frade en Canal 4. También, desde la Vuelta Ciclista para la televisión hasta desfiles de modas; las Criollas del Parque Roosevelt; el Movimiento Estudiantina desde el Teatro Odeón, movilizando a miles de jóvenes nacionales y del área, con el apoyo de Teledoce, Radio Color Panamericana, El País y Mundocolor con la La Cadena de la Juventud con más de cien radioemisoras del interior del país trasmitiendo simultáneamente. Desde ver nacer a los grandes nombres del arte nacional en sus primeros escenarios, hasta seguir el proceso médico de un niño de once años –venido de Rivera– y llegar a trasmitir, por primera vez y en directo, desde el Hospital de Clínicas, el trasplante de su corazón.
También destaco la experiencia intensa e inolvidable de algo más que un programa radial como fue la creación de una hermandad –aún existente– llamada La cofradía de la luna. Y Un día en la vida, diálogos televisivos por Canal 5 con los que cubríamos todo el país y de los que quedaron testimonios históricos y culturales que aun el propio Estado uruguayo no tiene. La idea es y será la concepción de que cultura es todo lo que hace el hombre, tal como lo expresara en Un día en la vida el maestro Rubén Lena. Nuestra tarea como comunicadores es hacer llegar a la mayor cantidad de gente posible lo bueno de Uruguay y del mundo. Es decir, de la vida, por aquello de que siempre hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.
Además, cuando tuve que ejercer la dirección artística de algunas radioemisoras tratamos de hacer llegar a nuestros oyentes algo distinto, por eso nos integramos, por ejemplo, con un programa matinal largo con intensos diálogos, a una FM donde se pasaba solamente música.
Por otro lado, ha conocido a destacadísimas figuras de la literatura, como Jorge Luis Borges. ¿Qué anécdotas puede compartir?
Sí. Yo estaba haciéndole una entrevista a Borges en un palco del Teatro Solís, y en determinado momento el teatro quedó solo, en silencio. Yo estaba grabando y le dije: “Parecemos dos personajes escapados de un cuento suyo, porque nos hemos quedado solos en el Teatro Solís y no hay ningún ruido”, y ahí empezamos a divagar. Él dijo: “Y es probable que estemos solos en Montevideo, y quizá en Buenos Aires, y a lo mejor quedamos solos en el mundo”. Empezamos a hablar de qué iríamos a hacer en caso de que fuéramos las únicas dos personas que quedáramos. Además, él sostenía que éramos parientes por el lado del coronel Suárez y hablamos de amigos que teníamos en común. Muchos años después, yo estaba en Buenos Aires y había comprado regalos para mi familia, estaba lleno de paquetes y me tenía que venir porque era mi cumpleaños. Estaba con Enrique Estrázulas, Zitarrosa, Juceca y me tenía que volver porque ya tenía el pasaje. Agarré todos mis paquetes y salí corriendo a buscar un taxi a Corrientes, y me topé con algo que cayó al suelo y era Borges, que venía caminando con su mamá. Lo ayudé a levantarse y le dije que no se iba a acordar de mí, pero que yo era el periodista con el que se había quedado solo en el Teatro Solís. Él dijo que se acordaba perfectamente y me presentó a su mamá como pariente por el lado del coronel Suárez. Le empezó a contar a la madre cómo había sido esa experiencia de haber quedado solos en un palco del Solís y comenzó a hablar de los amigos uruguayos tan queridos, pero yo me tenía que venir y lo dejé hablando solo en Corrientes [se ríe].
¿Tiene proyectos a futuro que quiera compartir?
Estoy pensando en la posibilidad de volver a la comunicación desde una propuesta muy atractiva que me han hecho.
Amelita Baltar en el Teatro Solís
En el marco del Día Internacional del Tango, la artista Amelita Baltar vuelve al Teatro Solís, esta vez compartiendo el escenario con dos excelentes voces uruguayas: Valeria Lima y Nelson Pino.
Será el próximo jueves 7 de diciembre, desde las 21 horas. El espectáculo cuenta con la dirección musical del prestigioso maestro Álvaro Hagopian, pianista y arreglador, al frente de los solistas de la Orquesta de Tango de la ciudad de Montevideo, integrada por los bandoneones de Néstor Vaz y Martín Pugín; los violines de Matías Craciun y Franco Locardi y el contrabajo de Jorge Pi.
Esta será una oportunidad para revivir los grandes éxitos del Río de la Plata, especialmente los de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, que Amelia Baltar ha proyectado al mundo. La voz de “Balada para un loco” o “Chiquilín de Bachín” se lucirá en una fiesta del tango desbordada de su simpatía y llena de colores, poesía, música y danza, afirmó Suárez entrevistado por La Mañana.
Además, el talentoso Federico García Núñez es el coreógrafo de los bailarines que complementan visualmente el arte de la música ciudadana. Nacho Suárez será el director artístico, mientras que la dirección general estará a cargo de Alexis Buenseñor y la producción de Sheila Bonino.
Las entradas se pueden adquirir en la boletería del Teatro Solís y en Tickantel.
TE PUEDE INTERESAR: