El 17 de junio de 1961, el mismo día que su hermano cuatro años mayor, nació Wilson Netto en la zona de Montevideo rural, lugar en el que vivió hasta sus 15 años. Por razones de estudio partió hacia la ciudad, donde realizó el bachillerato en el liceo Bauzá. Gracias a su profesor Ismael Nuñez, no fue necesario estar más avanzado en edad para descubrir que su pasión era el profesorado y su asignatura la física. “Sentí que tenía una condición hacia esa disciplina y estudié profesorado”, recordó en diálogo con La Mañana.
Comenzó a dar clases en la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), pasó por secundaria en liceos públicos y privados, es director del Departamento de Física del Instituto Tecnológico Superior y desde 2005 a la fecha está en un cargo de confianza política, primero como director de UTU y desde octubre de 2012 como presidente del C–ANEP.
Su experiencia le permite hablar con autoridad acerca del estado de la educación del país. Expuso las críticas y reconocimientos que merece la gestión desde su ingreso. Asume las responsabilidades de los errores, al tiempo que reclama el sustento poco objetivo de algunas críticas que llegan desde afuera. Aseguró que, aunque su período esté finalizando un ciclo, no van a debilitar el avance en educación. Se embandera con el hecho de que su gestión fue la responsable de pasar de “programas educativos” a “políticas propiamente dichas”.
Se ha vuelto común encontrar en palabras de algunos agentes políticos e incluso de ciudadanos “comunes” que la educación no está ben. ¿Es esto una noción certera de la realidad?
Lo que está bien es que esté en la agenda de la sociedad en su conjunto el tema educativo, que diversos actores de distintas instituciones estén permanentemente poniendo este tema sobre la mesa. El asunto tiene un conjunto de elementos que hay que abordar, algunos son de orden material y otros de orden conceptual. Entonces, cuanto más esté presente el tema en la sociedad, más va a ayudar a provocar cambios de orden conceptual, algunos dentro del propio sistema educativo y otros en la sociedad.
Una cosa es gobernar y administrar la realidad y otra es opinar sobre cuáles serían los caminos posibles cuando no está esa responsabilidad por delante. Uno puede ver el estado de la educación en muchas dimensiones, como la disponibilidad, las condiciones, propuestas educativas acorde, accesibilidad. Queremos que la sociedad entienda que los centros educativos son para ellos y esto conlleva la creación de las diferentes instituciones, cada una con sus características particulares.
Uruguay avanzó, hay acompañamientos específicos en tutorías con distintos tipos de abordaje para poder acompañar en el proceso de formación. Las condiciones son otras, los docentes han tenido un incremento del salario del orden del 100%, los funcionarios de la parte de gestión han tenido un incremento del 150%. Es otra educabilidad y otras fortalezas que toma el sistema para afrontar las dificultades y desarrollar educación. Si me concentro en eso, pienso que la crítica tan fuerte no tiene un sustento objetivo.
Una cosa es gobernar y administrar la realidad y otra es opinar sobre cuáles serían los caminos posibles cuando no está esa responsabilidad por delante
Las críticas se direccionan hacia la cobertura, pero principalmente hacia los resultados, ¿Cómo se presenta la educación uruguaya en esos dos sentidos?
Si me paro en la cobertura, puedo decir que se ha incrementado la educación en tres años; estamos en el 82% de los niños de tres años participando, está universalizado cuatro y cinco, y la educación de primero a sexto creció un 1%. Es decir que hay 450 niños más que ahora van a la escuela y antes no. De 12 a 17 años la cobertura aumentó, especialmente en los últimos años. En los jóvenes más pobres de 17 años creció un 80%.
Esto quiere decir que en lo que refiere a cobertura, objetivamente, estamos mejor que antes. Es verdad que aspiramos a que todos los jóvenes estén dentro de las propuestas educativas y aún no lo hemos logrado, pero el avance es importante.
Las propuestas educativas deben ser acorde a las expectativas de quienes asisten, a su familia y a las necesidades del país. Puede estar todo bien organizado pero con un recorte cultural que hoy no es el que desafía a la sociedad. Es necesario ir hacia lo singular, viendo en qué condiciones conceptuales y de propuestas estamos, para poder adaptar situaciones a los diferentes contextos en que las personas se encuentran.
Respecto a resultados, a nivel de primaria estamos mejorando en la promoción. Aunque no tenemos un incremento significativo en términos globales de aprendizaje, hay otras áreas que se están desarrollando, la educación se está llevando con más integralidad, porque hoy tienen arte, tecnología, educación física, componentes que antes la educación primaria no sostenía con la relevancia que lo hace hoy. Las evaluaciones que podemos hacer en el desarrollo del lenguaje y matemática es que no estamos notando mejoras sustantivas, pero observamos que las áreas donde se están formando los jóvenes son más bastas y amplias.
Algo innegable es que la UTU pasó de más de 50.000 estudiantes en grupos formales en 2005, a tener 100.000 alumnos, y prácticamente todos en educación con continuidad. En el año 2000, la educación terciara tenía una presencia de 187 personas, hoy tiene 12.000 persona, sufrió un cambio de presencia y prestigio social con propuestas pertinentes.
En lo que refiere a cobertura, objetivamente, estamos mejor que antes. Es verdad que aspiramos a que todos los jóvenes estén dentro de las propuestas educativas y aún no lo hemos logrado, pero el avance es importante
Se ha presentado el último monitor de secundaria hace pocos días y estamos viendo que en educación básica tenemos un 78% de promoción, en la media superior un 73%, en el último año de bachillerato tenemos un 76% de promoción, es un cambio importante a lo que ocurría hace 10 años atrás. ¿Es suficiente? No es suficiente. Tenemos que modificar un problema bastante grave que es el bajo número de egresos en función de la educación media superior, pero por ese camino es que vamos.
¿A qué tipo de políticas apunta la ANEP y cuál viene siendo el impacto de las mismas?
Tenemos cuatro elementos que permiten orientarnos en cómo estamos, más allá de los resultados: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad.
Respecto a la disponibilidad, es decir, el material edilicio, tenemos 2.800 construcciones, con 1.100 escuelas rurales, casi 1.200 escuelas urbanas que implican todo tipo de centros, ya sea tiempo completo, extendidas, artísticas y especiales; además existen casi 500 centros de educación media y en estos años ha crecido en 88 edificios en lugares nuevos, mejorando las condiciones. Luego tenemos la accesibilidad que es donde entra en juego el boleto gratuito, que es uno de los hitos en educación de los últimos tiempos, y que conlleva más de $300 millones mensuales para poder abordarlo. Existen gestiones locales de articulación entre distintas instituciones que permiten acercar a niños y jóvenes a los diferentes centros. Un trabajo muy importante de cambio de concepción y cultura.
¿Qué implica la protección y seguimiento de trayectorias educativas?
Tiene un gran sistema informático para poder hacer el seguimiento de los estudiantes y ha llevado a que hoy se tenga el detalle de todos y cada uno de ellos, de las distintas dificultades que hay que sortear para que se mantengan en el sistema. Es necesario tomar en cuenta el nivel social y familiar para que un chico continúe en los estudios, y en eso se trabaja articuladamente con otras instituciones.
Uruguay no disponía de esta herramienta que permite delimitar hasta dónde llegan los problemas propios del sistema y los que tienen que resolverse con otros actores de origen estatal o familiar. Esto ha permitido un acompañamiento más específico de tutorías que llevaron a una mejora en los aprendizajes y promociones. Permite descubrir debilidades del sistema y modificarlas; descubrir faltas de atención interinstitucional que se están intentando eliminar y se pone sobre la mesa una estrategia diferente.
Me parece que el planteo constante de las crisis educativas, no está abonando en la mejora del sistema y no tiene nada que ver con lo que realmente está ocurriendo
Usted está al frente de la educación desde que el partido de gobierno llegó al poder, hasta 2012 con UTU y hoy presidiendo el Codicen. ¿Cómo describe el gestionar un sistema como este durante tanto tiempo?
Gestionar un sistema como este con 700.000 estudiantes y 60.000 trabajadores, requiere de tener una capacidad amplia de escucha y de organización que involucre a todos los actores. No se resuelve en un escritorio entre cinco personas que piensen que tiene la respuesta a todos los problemas, teniendo ese enfoque no se lee toda la situación.
En este tiempo aprendimos que la educación tiene que estar en el tapete con otra calidad y objetividad en el planteo, en la crítica y en la propuesta. Observamos titulares facilistas porque no tiene la obligación de ponerlo en juego. Una idea es catalogada como buena una vez que puede implantarse, si el resultado no opera queda como buena idea pero no como un buen hecho.
¿Entonces se requiere de un cambio cultural? Porque no todos los agentes poseen la misa visión.
Borrar y empezar de nuevo todo el tiempo es un gran desgaste, hay que tener la capacidad de leer si las cosas son buenas o no. No es una excusa que la educación es algo a mediano plazo, el problema es que no se habla en qué condiciones estaba la educación antes. No era un lugar que nos tenía que encontrar a todos. Estos temas se discutían en el primer mundo en 1970, no en el 2010. No tener referencia de que, desde antes, hay un atraso desde el punto de vista de infraestructura, presupuesto o salario docente no potencia la discusión educativa.
Hoy podemos decir que con los 478 centros de educación media, los 88 centros que construimos, las 159 instituciones que estaremos construyendo a partir de este año, el país estará en condiciones de no poner excusas de que no hay espacios donde poder atender a todos los estudiantes.
Si en Uruguay querían estudiar todas las personas, no tenían donde sentarse, hoy sí. En este periodo hemos logrado 700 obras nuevas o de remodelaciones. Hubo temas que se superaron, de los que ya no se habla escandalosamente. Hay que tener la capacidad y humildad de reconocer lo que se ha hecho bien. Me parece que el planteo constante de las crisis educativas, no está abonando en la mejora del sistema, y no tiene nada que ver con lo que realmente está ocurriendo.
Un tema que está en boga es el lugar poco pedagógico de la repetición, ¿cómo debería entenderse entonces?
Cuando lo planteamos se armó un escándalo, como que se quiere promover la ausencia de esfuerzo y de responsabilidad, pero no tiene nada que ver. La repetición es un elemento que se puso como garantía de calidad educativa pero nunca se evaluó si verdaderamente servía para eso. Hoy hay elementos suficientes para decir que no lo cumple. Pero parece importar más la mística del lugar que debió ocupar en la sociedad, y aparecen las críticas desbordadas sobre el tema, cuando en realidad lo que se quiere es acompañar de la mejor manera para generar determinada estructura de aprendizaje.
Las habilidades que hay que desarrollar, el nivel de conocimiento que involucra, el trabajo colaborativo, es muy importante, tiene que haber elementos de confianza, pero con la repetición esto se debilita. Hoy hay cosas que son claves: el trabajo en equipo desde la escuela, el trabajo en base a proyectos y la acción para resolver el problema; esto nos permite un cambio cultural importante.
¿La formación dual sirve como estrategia para que más jóvenes continúen estudiando?
Sí, y tiene varias dimensiones que justifican su utilidad. Una es que la escala que tiene el país que obliga a nuclear capacidades humanas y de infraestructura en distintas áreas. El segundo aspecto es que la educación técnica se duplicó en UTU, pero los profesionales que podrían compartir conocimiento están ocupados trabajando en el área empresarial. El tercer aspecto es que por cada 40 mil niños que salen de la escuela, se tienen que atender particularmente a 8.000 de manera económica, eso implica que estamos muy distantes de lo que se requiere.
Esta forma permite dos cosas: hacer uso de infraestructura que está en otro ámbito que no es el educativo. Que ingresen a una propuesta donde se recibe un salario que opera como beca y como vínculo, es decir, que permite que no se desvincule del sistema educativo. Por otro lado, el conocimiento posibilita minimizar el error respecto a que la formación que recibe el joven no es la adecuada para desarrollarse luego en el mundo empresarial. Uruguay tiene que desafiarse en ese sentido y tiene que ser algo para miles. Cuando avancemos en esto, el resultado y las posibilidades de desarrollo va a ser otra y la culminación también.
¿Con qué nos encontraremos en el informe sobre el estado de la educación en 2017-2018?
No lo conozco, lo voy a conocer el 24 de este mes y se presentará el 1° de agosto públicamente.
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