Desde 2004 a la fecha, los rendimientos han ido en aumento con algunas caídas puntuales. La investigación del INIA y la adopción de nuevas variedades son fundamentales en ese resultado.
El jueves 30 de mayo se realizó en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Treinta y Tres, el 20º taller de evaluación de la zafra de arroz 2023-2024, donde se revelaron datos del 85% del área del país con datos reales de la producción arrocera.
El Ing. Agr. Federico Molina expuso el resumen de la zafra y las conclusiones más relevantes sobre la composición del área. Dijo que el rendimiento promedio de la zafra es de 8828 kilos por hectárea, posicionándose como la cuarta zafra más alta de la serie histórica, lo que muestra que el sector ha sabido sobreponerse tanto a los problemas de la siembra como de la cosecha.
Agregó que al comenzar la serie el promedio era de 6500 kilos, partiendo de allí “hoy estamos en un incremento de 100 kg por hectárea”.
El área está compuesta de la siguiente manera: Casarone, 15.767 hectáreas; Coopar, 16.097; Dambo, 13.161; Adecoagro, 14.111; y Saman, incluyendo los datos de Arrozal 33, 65.824 hectáreas, lo que totaliza 124.960 hectáreas.
Por zona de país, “el área fuerte del arroz es el este”, con el 71%, mientras que el centro y el norte representan el 15% y 14% respectivamente.
Las variedades utilizadas son principalmente INIA Merín (45,4%) y Gurí INTA CL (19%). Le siguen INIA Olimar (11,1%), INIA Tacuarí (3,8%) e INOV FP (2,1%). La peculiaridad que destacar es el incremento de otras variedades de uso menor pero que juntas representan el 18,6% del total.
Cabe señalar la caída y desaparición de la variedad El Paso 144 que tuvo un protagonismo claro, “pero a partir de 2017/18 el hito lo marcó INIA Merín aumentando el área de forma dramática”, aunque con “la disyuntiva de que ofrece alto potencial, pero si queremos cosechar temprano Merín no es la opción”. La variedad que ha crecido en los últimos años es INIA Olimar.
INIA Merín tiene un liderazgo en el este con el 54% de siembra, y centro con el 40%, mientras que INIA Olimar en el norte con el 57% Gurí en cambio se mantiene estable en torno al 20% en las tres zonas.
Sin duda, el efecto climático impactó en el rendimiento, aun así “estamos en la cuarta zafra más alta de la serie histórica”, remarcó Molina. Para lograr ese resultado y evitar una mayor caída del rendimiento, “la composición varietal fue clave”.
Observado por zona, los rendimientos “son similares”: el este con 8928 kilos, en el centro 8425 y en la zona norte 8753.
“El este ha tenido un aumento del rendimiento por encima de la media del país”, con un “crecimiento a razón de 116 kilos por hectárea por año, superando la media nacional, que es de 100”.
En la zona centro el incremento es de 70 kilos por hectárea, y “es una zona en la que podemos seguir trabajando para incrementar el rendimiento”, por lo que las perspectivas son positivas.
Y en el norte se ve “una tendencia similar y no igual al centro, y acá está la diferencia más importante: del 2004 al 2014 tenemos que nueve de cada 10 años el norte estuvo por encima de todas las zonas con chacras de muy alto rendimiento, sin embargo, desde 2014 hacia delante, 5 de los 10 años este estuvo por encima de la zona este y otros 5 por debajo”. Algunas razones que explican ese comportamiento pueden ser “la incidencia del rastrojo, de la rotación, o la fertilización. Antiguamente era muy fácil sacar altos rendimientos, hoy hay algún desafío mayor”.
Gurí pasó a liderar el rendimiento por variedad
Al observar los rendimientos por variedad, INIA Merín “por primera vez en su historia no fue líder, pero por poquito, con 9044 kilos” (la zafra pasada fue de 9900), por detrás de Gurí con 9281 kilos”.
La primacía de Gurí se da por “la ventaja de ciclo y porque es una variedad que se pone como cabecera de siembra; luego está Olimar con 8772 kilos”.
A modo de resumen Molina resaltó que el rendimiento es de 8828 kilos, lo que coloca a la zafra en la cuarta de la serie; además “hemos pasado de 6500 a 9000 kilos en 20 años y probablemente nos mantengamos en torno a esa cifra de aquí para adelante, o más”; y “el incremento anual es de 100 kilos, lo cual no es fácil de lograr”.
Todo eso puede tener varias explicaciones, pero hay dos fundamentales: “El cambio varietal, es decir la genética que está acompañando ese rendimiento, pero también la nutrición, porque es claro el aumento de la fertilización con potasio y las coberturas nitrogenadas”.
Lago: el buen resultado es de toda la cadena arrocera
El cierre del taller estuvo a cargo a una mesa integrada por el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa; el presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz, Alfredo Lago; por la Gremial de Molinos Arroceros estuvo Raúl Uraga y por el INIA, Álvaro Roel.
Lago comenzó destacando la “institucionalidad que tiene la cadena arrocera, que sin duda es tanto la razón de nuestros logros como la capacidad de superar nuestros fracasos”.
Pero no es solo un buen resultado productivo, dijo, “también la cadena en general, y en particular me voy a referir a la a la industria: nuestros buenos resultados también son de aplicación y de beneficio de la industria, que es quien tiene que recibir y procesar nuestro arroz”.
Sobre el arroz cáscara, dijo que su venta es para “minimizar las dificultades en la economía, relacionado a los problemas del atraso cambiario”, pero “ojalá pudiéramos tener una industria que procese el cien por ciento del arroz que le entregamos”.
“Tenemos buenos productores porque tenemos buen producto y tenemos buen producto porque tenemos buenos productores” y eso se logra “insistiendo en la investigación”, poniendo el foco en el INIA pero “más en el Programa Arroz que es un diferencial dentro del INIA”.
Uraga dijo que tiene la “sensación de que otros rubros también podrían aprovechar” el INIA como lo hacen los arroceros. “¡Cuánto se pierden los otros rubros por no tener a INIA dentro de los hitos de competitividad de los últimos 20 años, por no estar tan cerca, por no tener la posibilidad de poseer una integración como la del arroz!”, señaló.
El dólar, los mercados y la infraestructura
Buffa centró sus palaras en la competitividad, mencionó el valor del dólar, los mercados y la infraestructura.
Planteó que el valor del dólar “viene cayendo hace 20 años y uno de los motivos es el gasto del Estado”, por lo que “esta administración trató de poner un bozal a ese gasto a través de la Ley de Urgente Consideración y la regla fiscal limitando lo que podemos gastar y el déficit que podemos tener. El sector productivo tiene que ser muy celoso de que el Ejecutivo cumpla con eso para que el Estado no gaste más de lo puede”.
“Otra dimensión son los mercados” en los que “se han hecho 21 gestiones comerciales con 16 resultados positivos, y algunos bien interesantes para cristalizar oportunidades de negocio”.
En el tema infraestructura señaló las inversiones realizadas, pero “tenemos pendiente el tema bitrenes y tritrenes”, importantes porque “las condiciones logísticas para el sector arrocero es una de las variables más relevantes que hacen a la competitividad. Está en agenda y va a tener que seguir estando hasta resolverlo”.
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