Afinar lana es posible, la investigación, los productores y la industria trabajan para eso y se logran resultados, pero también hay que darle un lugar más importante a la carne, enseñar sobre sus cortes y formas de preparación, dijo productor de Tacuarembó.
Fernando Notejane es productor ovino de la zona de Paso de los Toros, de cabaña La Concordia, dedicada al merino australiano con producción de lana fina y genética, además de la cría Aberdeen Angus. En 2005 el merino australiano fue incorporado a la cabaña con 21,4 micras, iniciando un proceso de afinamiento hasta las 16 micras que produce en la actualidad.
“Desde que comenzamos con esta raza fuimos logrando posicionamientos cada vez más finos y con buenos rendimientos”, lo cual es un logro importante “porque es una lana que se paga por finura y rendimiento al lavado, y por eso es importante buscar ambas cosas”, precisó Notejane.
Cabe señalar que con 29 micras y más, la lana entra en la categoría de gruesa, de 19 a 28 micras es lana media, y por debajo de las 18 micras fina o ultrafina. Este último es un grosor logrado con base en investigación científica, trabajo productor e industrial, una combinación de factores que no son casuales y que pusieron ese producto en los rangos de calidad más altos para la industria de la vestimenta. Cuanto más fina sea la fibra de lana, mayor es la suavidad, comodidad y confort que percibe el consumidor al vestir. Por el contrario, las prendas que contienen fibras gruesas, aunque en pocas cantidades, estimulan los receptores del dolor de la piel causando irritación y molestias.
Notejane agregó que las lanas finas “son las que se están vendiendo y de manera fluida, pero a un precio que no es el de hace un par de años”, y eso el sector ovejero y lanero lo sabe.
También sabe que, así como el mercado no está en su mejor momento, afinar lanas es un proceso posible y que logra buenos resultados. En mayo la Sociedad de Criadores Merino Australiano hizo una gira al sur de Tacuarembó, donde “un productor de Romney Marsh que genera una lana muy gruesa está cruzando con merino australiano y en cinco años ya bajó de forma considerable, de las 35 a las 23 micras aproximadamente”.
El afinamiento es la manera de obtener mejores ingresos. “La lana corriedale de 28 o 29 micras está a 60 centavos de dólar el kilo, cuando por un merino de 21 o 22 micras se pagan US$ 3,50 o hasta US$ 4; hay un cambio sustancial en el número, por eso muchos productores están trabajando en busca de esa opción”, subrayó.
En otro orden, Notejane dijo que la gran competencia está en los productos sintéticos, pero que “la lana tiene un nicho como producto natural, que es pagado por quienes tienen alto poder adquisitivo”. Es un nicho “importante en el mundo y Uruguay lo tiene, exporta mucha lana a Italia, entre otros países de Europa, y China. Esos mercados hacen que la lana sea un buen negocio, pero para eso hay que lograr finuras importantes. Las 21 o 22 micras sirven cuando se complementan con el producto carne, pero la lana en sí misma vale por debajo de las 18 micras”.
Actualmente la lana no está pasando por un buen momento, “pero en los años realmente buenos, la de 16 micras vale US$ 15 el kilo, y eso es muy buen negocio que también permite que el ovino perdure en los predios”.
Crisis de la lana
Consultado sobre en qué momento la lana comenzó a sufrir dificultades y debido a qué, el productor dijo que es un proceso “de varios años”. El mercado internacional comenzó a “dar señales de que las lanas medias y principalmente las gruesas iban a tener problema de colocación”, y para ir al inicio de esa situación hay que retrotraerse “a fines de los años 90 o comienzos de los 2000”.
Las “señales fueron de problemas de colocación”. Esas dificultades “se han ido acrecentando y hace cuestión de 5 o 10 años se hizo más incisivo, con la industria nacional viendo que las lanas que se podían colocar en el exterior, de buena manera y a buenos precios, eran las finas. Y hace tres años hubo un clic muy importante con la industria dando el mensaje de que las lanas gruesas no iban a tener colocación”.
“Fueron y son señales que surgieron del mercado internacional, con países compradores con un stock muy importante de lanas medias y gruesas, lo que hizo que la demanda decayera porque no tenían salida para ese producto. Ahora esos países han intentado liquidar las lanas gruesas con la búsqueda de usos como la aislación en la industria de la aviación; en Nueva Zelanda y Australia las usan para la construcción de macetas de plantas biodegradables. Alternativas hay, pero es tanto el stock, que cuesta. Hoy las señales son claras y hay que buscarle alternativas a la lana gruesa porque solo con la carne los números no dan. Esas alternativas son de cruzamiento y mejora de la materia prima”.
Consultado Notejame si de parte de Uruguay hubo una demora en la reacción cuando el mundo comenzó a dar señales de que el mercado ya no iba por las lanas gruesas, contestó: “Lo que pasó ocurrió a nivel mundial, no solo es un problema nuestro. El alto stock que hay en el mundo es real, y todos los países de la región que producen ovinos tienen esa dificultad. Uruguay quizá sea al país que tiene mayor inquietud en la búsqueda de alternativas y ha provocado ciertos desarrollos” para poder seguir en el negocio y dar un destino a su producción.
Producir lana sin abandonar la carne
Asimismo, “lograr finura no implica abandonar la carne, esta se produce siempre, solo que con la lana de calidad el negocio mejora”.
Uruguay tiene un problema con la carne: “Somos un país que no conoce el consumo de carne de oveja, no hay costumbre, y aunque ha mejorado hay que seguir trabajando”. Hasta hace poco, “la industria no ponía en plaza cortes ovinos y en las carnicerías apenas si se conseguían cuartos, una paleta o un costillar, y el ciudadano comprador que no estaba vinculado con el sector muchas veces no sabía qué hacer con esos cortes”, expresó.
“Eso ha cambiado y ha mejorado. El Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), el Instituto Nacional de Carnes (INAC) y distintas gremiales han impulsado el consumo de carne realizando distintas campañas”, que deben incluir cortes accesibles en los supermercados y carnicerías.
Eventos que promueven el ovino
El sábado 6 de julio se realizó en CRG Fronteira Aberta, en Santana do Livramento, la primera Noite do Borrego, un evento de promoción al sector ovino fronterizo y en general.
Notejane dijo a La Mañana que ese tipo de acontecimientos forman parte de la política de difusión del ovino en la frontera: “Este evento es parte de esa política a nivel de frontera”, que también incluye a Uruguay, y “consiste en hacer diferentes actividades donde se va inculcando lo bueno que es consumir carne de oveja, que es una carne de buena calidad y a un costo diferente”.
Todos lo que se haga en ese sentido “es positivo y suma al objetivo de difundir el ovino y el consumo de carne. Es la manera de interiorizar a la gente sobre qué es la carne ovina, qué cortes hay, cómo se produce, qué costo tiene y que está al alcance de todos, dar a conocer eso es muy positivo”, enfatizó.
Otro evento que va en esa misma línea y que también incluye a la zona fronteriza de Uruguay y Brasil es el Festival Binacional de Enogastronomía, que el año pasado puso mucho énfasis en la carne de cordero.
Ambos “son eventos que tienen llegada en los ciudadanos y que se transforman en un instrumento de difusión, y cuando se conoce la carne ovina es cuando se comienza el consumo”.
Junto con eso, “reconocidos cocineros o chefs han introducido al ovino en sus presentaciones y eso da resultado, todos son pequeños granitos que finalizan siendo una gran ayuda, lo mismo que en el periodismo se den espacios para hablar de estas cosas”, comentó.
Por otro lado, el INAC, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el SUL, las gremiales, en un esfuerzo conjunto, todas esas instituciones “están intentando promocionar el consumo de carne ovina en el personal del Ministerio de Defensa, por Salud Pública en los hospitales y centros de atención, por Educación y Cultura a través de escuelas rurales. Quizá nada de eso mueva la aguja, pero son parte de un engranaje que forma conciencia sobre la carne ovina que es parte de nuestra cultura”, además de que tenemos “una excelente gama de razas carniceras”.
El interés de los más chicos
La familia de Fernando Notejane está ligada a la agricultura desde hace varias generaciones. “Mi abuelo era productor agropecuario, mi padre es productor y todos mis hermanos somos productores agropecuarios; mi sobrino de 27 años trabaja con nosotros luego de formarse en gestión agropecuaria y es un engranaje importante en la empresa”, dijo a La Mañana.
En estas vacaciones de invierno, como cada vez que pueden, sus hijos, de 8 y 13 años, “estaban esperando que empezaran las vacaciones para venirse al campo, y aunque son chicos ya muestran interés, lo que es importante para el recambio generacional”, contó.
Pero es importante definir las prioridades: “No se puede descuidar la educación y la formación de las nuevas generaciones, de nuestros hijos, ellos tienen que estudiar, no pueden venirse al campo y meterse acá olvidándose de todo lo demás, lo primero es estudiar y llegado el momento ser capaces de independizarse. Esa es la mejor riqueza que tenemos que dejarles los padres a nuestros hijos. Si después quieren volcarse a lo que hacemos, son bienvenidos y siempre van a tener un lugar. También está bueno que en los momentos de ocio tengan ganas de estar en el campo, andar a caballo, estar en los bretes y ver todo lo que está vinculado al sector”.
“Pero también hay casos de productores en los que los hijos no siguen los pasos de los padres. Se ha dado que la juventud busca oportunidades en otros lugares, y eso también está bien porque cada uno debe buscar su camino y sus horizontes”, concluyó.
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