El productor debe estar atento y tomar decisiones para no dejar pasar la oportunidad de cosechar cuando puede, pero también medir la humedad de los granos para que no sea un impedimento de recibo.
Los eventos de precipitaciones, más allá del volumen, pueden llegar en un momento adecuado y ser buenos para los cultivos o hacerlo en un momento inoportuno y generar dificultades de diversa índole. Este último es lo que está sucediendo ahora en todo el país, con zonas con mayores registros que otras, pero causando problemas generalizados en todas las producciones, afectando rendimientos y calidades.
El Ing. Agr. Ignacio Russi, técnico comercial de la Unión Rural de Flores (URF), dijo a La Mañana que las lluvias se dieron “en el momento de la cosecha, lo que complica esa logística de retiro del grano”, que se expone a una mayor humedad, “y eso hace perder calidad”. Además, los granos con humedad van retrasando la cosecha que tiene un momento o un punto óptimo.
Por otra parte, “se genera otro tipo de complicaciones, como que no se puede entrar a las chacras a cosechar por lluvias, o el tema de los caminos que hacen que la circulación sea inaccesible”.
Por tanto “la lluvia durante el período de cosecha abarca muchos puntos”, subrayó.
En cuanto a las calidades dijo que en la zona centro “la gran mayoría de las sojas se siembran en noviembre, son ciclos relativamente largos, y están prontas desde hace un tiempo, pero estas lluvias hacen que se atrase la cosecha en un momento en que no se pueden atrasar”.
Lo que pasó en el norte del país “es peor porque las sojas ya estaban prontas de antes” y por la cosecha retrasada más la humedad puede derivar en “algún problema de calidad, por ejemplo, el brotado”.
“En el sur y en promedio el problema es menor porque las plantas están un poco más atrasadas, el ciclo se está terminando ahora y en 10 o 15 días, si el clima viene bien, las sojas se van a aprontar y se va a terminar cosechando normalmente”, estimó.
Si las lluvias continúan, “es de Perogrullo que primero habrá problemas para entrar a las chacras a trillar, y si se puede ingresar va a haber problemas de humedad o problemas de calidad en el grano”.
El problema de la humedad
Dando por cumplida la cosecha, “el problema de humedad es plata, porque tiene que secarse y eso significa un costo para el productor”; pero si se llega a un problema de calidad el desafío es otro: “Ya no es soja y eso llevaría a no cosechar porque se pasa de un grano que vale 400 dólares a algo que no sabes cuánto va a valer”.
“Pero no hay que pensar en esa posibilidad porque los pronósticos están indicando que habrá buen clima. Ahora estamos teniendo muy buenos fríos y el frío es como el sol, seca, y eso permite a que se pueda ingresar a las chacras y todos están haciéndolo tan rápido como les es posible, trabajando al máximo, inclusive con humedad de granos”.
Sin embargo, esa urgencia en la cosecha implica un nuevo problema: Las plantas de acopio están “recibiendo granos con mucha humedad. Los productores que tienen un buen piso están trillando en un rango de 17% o 18% de humedad, que es el porcentaje máximo”.
Pero puede pasar que en el afán de cosechar “se ingrese a una parte verde donde la soja no está pronta y la humedad se fue a 25%, y eso es un problema, generando rechazo” porque las plantas reciben con “un máximo de 20%”.
Lo que sucede es que superando ese máximo “se da un problema de logística en el secado”, porque hay que tener el grano “dos semanas para poder secarlo y no da la capacidad de recibo”.
Es importante hacer un buen control de cosecha, “el que tenga una humedad de 20% tiene que esperar para trillar, porque sabes que si en una medición se tiene ese valor puede subir a 25% en otras áreas” de las chacras que estén “un poco más verdes”.
Como una balanza que busca el equilibrio
Russi comentó que los productores están frente a “una balanza” en la que hay que evaluar y pensar “que por un lado tengo un grano un poco húmedo y me aguanto para que no me cobren secado, pero del otro lado tengo la oportunidad de cosecha. Si por una mala decisión pierdo la oportunidad de cosecha no se me van unos dólares por tonelada que me cobra el secador, sino la posibilidad de no poder cosechar en caso de que las lluvias persisten”.
El grano “levanta humedad por el rocío en la mañana, pero si hay un día de sol pleno se seca hasta que el rocío vuelve a mojar” a partir de las 6 o 7 de la tarde. A esa hora “el grano comienza a agarrar humedad nuevamente hasta que se llega a horas de la mañana siguiente con la humedad máxima, pero lo que más genera humedad y lleva a problemas de calidad es la lluvia”, explicó, y agregó que “si no hay lluvias el sol y el frío secan mucho más que lo que humedece el rocío”.
Por otra parte, “las heladas son el evento que necesita hoy el agricultor”, dijo el profesional al ser consultado sobre el impacto de ese fenómeno meteorológico que comienza a darse en esta época del año.
“Se necesitan temperaturas bajas porque las heladas son como el sol, secan. Entonces tiene que haber frío, el frío genera buen tiempo y secante. Cuanto más helada mejor”, aunque también hay que pensar que el frío “corta el ciclo del cultivo tardío que aún está con alguna hoja verde. Ese es otro de los temas que se debe evaluar”.
Devolución de granos
Respecto a si hay mucha devolución de grano por parte de las empresas, Russi dijo que se han dado casos, “pero no es mucho el volumen porque nadie sigue cosechando después de que se le rechaza el primer camión”.
Puede haber problemas con los humedímetros en chacra que pueden presentar “alguna diferencia con la planta que los recibe; el productor mide 17% y hay una diferencia con lo que registra la planta y eso lleva a un problema, pero no creo que sean muchos los casos”, consideró.
De todas formas, “los productores saben perfectamente lo que tienen que hacer, y en caso de no saberlo o dudar tienen a sus técnicos y se deben referenciar con quienes reciben los granos, porque el camión que se rechaza es un problema para todos, por eso los técnicos están arriba de las cosechas con mucha logística y consultas permanentes. La meta es que todos los productos lleguen a buen destino”.
Cuando un camión es rechazado “se genera otro problema dependiendo en cada caso de en qué parte del Uruguay estás. No hay una solución única: se puede tirar al piso para que se seque, se puede vender como alimento, pero eso depende de cada caso” y la “desvalorización es mucha”.
Otras preocupaciones
Russi dijo que 2024 “es un año donde la preocupación está en las lluvias y el poder sacar las cosechas lo antes posible, para inmediatamente después comenzar a sembrar cultivos de invierno, pasturas o coberturas”.
Es ahí donde está la cabeza del productor ahora, pero también “hay preocupaciones de más mediano y largo plazo, como poder pagar las cuentas y seguir andando porque 2023 fue un año muy complejo y durísimo para los productores y las empresas, y hay diferentes plazos para solucionar esos problemas”.
“Lo dicho –insistió Russi–, en el corto plazo el objetivo es poder entrar, no romper el suelo de las chacras, y si hay que romperlo eso va a pasar para poder cosechar lo más rápido posible cosa de poder sembrar lo antes posible en invierno”.
Por el momento “hay margen para la siembra de invierno, pero todo puede pasar. No buscamos ni queremos siembras atrasadas, lo que buscamos es la mejor fecha de siembra como factor fundamental para los mejores rendimientos y también para no complejizar el sistema porque las siembras tardías llevan a cosechas tardías y eso afecta a todo el sistema”.
“Lo importante es que estamos a tiempo”, agregó. “Los que ya están trillando van a poder hacer buenos cultivos de invierno entre finales de mayo y principio de junio. Hasta mitad de junio hay posibilidades ciertas de hacer buenos cultivos, sobre todo en la zona centro”.
“Los caminos no va a ser un factor limitante, sí una dificultad”
Una caminería rural en buen estado “significa menos gasto, menos tiempo y menos incertidumbre”, dijo el Ing. Agr. Ignacio Russi. “Los caminos más rurales y secundarios son de tosca y cuando se dan lluvias intensas se deterioran”, y si se las precipitaciones ocurren “en el momento de la cosecha el deterioro es mayor, visible para todos. También hay que decir que se ve maquinaria trabajando, equipos de las distintas intendencias que buscan ir solucionando y manteniendo; y que en la agricultura y la ganadería estamos acostumbrados a trabajar con poca infraestructura, por lo tanto, si el clima acompaña el estado de los caminos no va a ser un factor limitante, sí una dificultad”.
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