Curtidos por tantas batallas, los productores esperan las tan ansiadas lluvias para cambiar la pisada de cara a la siembra de invierno, expectantes de que una abundancia de precipitaciones no perjudique más la situación financiera de las empresas.
La sequía golpea duro a la producción nacional y los sectores padecen una situación que ya se arrastra de varios años. Los agricultores lejos de bajar los brazos siguen firmes con varias experiencias de este tipo sobre los hombros, aunque muchos insisten que este episodio de déficit hídrico es el más complejo que han conocido. Cuando llueva todo volverá a la normalidad y con buen clima en dos o tres buenas zafras se saldarán las deudas que este año no se podrán afrontar. También es cierto que existen algunos casos puntuales de agricultores que intentaron crecer y tal vez se hayan endeudado más de lo debido, para quienes el fenómeno Niña se transformó en una catástrofe para sus finanzas.
Las precipitaciones han sido puntuales, dispares y por momento intensas en esos lugares, mientras que el vecino vio pasar de largo las nubes y espera la oportunidad del día que le toque el agua. La Mañana recogió la opinión del consultor Federico Morixe para quién el promedio general de la soja será entre 800 y 1000 kilos por hectárea. Inclusive para aquellos productores que tienen la opción de diversificar los rendimientos, representarán una caída importante muy lejos de los 3000 o 4000 kilos que se obtiene por hectárea en un año normal. En las chacras de maíz donde las lluvias fueron buenas los rendimientos podrían variar entre 7000 y 10.000 kilos por hectárea, aunque son casos muy puntuales. En su gran mayoría ya se picó y tuvo como destino la lechería, gran consumidor de este tipo de alimentos. Teniendo en cuenta el año Niña y las complejidades que podrían presentarse para la producción, los productores para congelar los precios vendieron por adelantado 500 kilos por hectárea y de esta manera quedar más expuestos a endeudamientos.
Fenómeno Niña bien marcado en la región
El efecto Niña afecta toda la zona del Río de la Plata con mucha sequía y el resto de la región con un gran componente de lluvias. Además de Uruguay este fenómeno de escases de agua afecta todo el litoral argentino paralelo a nuestro país. En estas condiciones se encuentran las provincias de Entre Ríos, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. En Brasil el estado de Rio Grande Do Sul y algunas zonas de Paraná están en las mismas condiciones. Sin embargo el resto del gigante sudamericano se encuentra bajo agua y las empresas recolectoras de granos entran a las chacras prácticamente inundadas. Este escenario no está impidiendo que en el país del norte se encuentren en una zafra record de soja.
Las últimas estimaciones del gobierno indican que esta sequía dejará pérdidas por 1800 millones de dólares. Algunas voces del sector estimaron que solo esta cifra va a corresponder a la agricultura. Morixe señaló que este período es de alta inversión por los costos de los fertilizantes, los combustibles, las deudas atrasadas que se estimaba afrontar con esta zafra y lo que se pensaba pero no se pudo vender. El consultor entiende que la recuperación llevará por lo menos un año e inclusive dos para el caso de la agricultura. Si se transpola este escenario a la ganadería, con ciclos productivos cortados por un clima que no ayuda al desarrollo de los animales, el proceso de recuperación podría llevar hasta 5 años.
Los productores están expectantes a lo que suceda con las precipitaciones para empezar a sembrar para el invierno. No se animan a mover la tierra por las dudas que no llueva pronto y pierdan el pasto seco del cual hoy disponen dejando sin este alimento a sus animales.
Un fenómeno bastante raro
Como en todo el país las precipitaciones en Soriano han sido bastante erráticas en los meses de enero y febrero. Las chacras presentan mucha disparidad a pocos kilómetros de distancia una de otras. Se pueden encontrar cultivos muy verdes y otro secándose a poca distancia, “un fenómeno bastante raro” como lo definió el productor y gerente general de la Cooperativa Agraria Limitada Mercedes (Calmer) Ing. Agr. Roberto Verdera. Con este escenario hubo productores que abandonaron sus cultivos, algunos cultivos de segunda “que quedaron tan petizos que se les echó el ganado” porque no tenían volumen suficiente para enfardar. Otros cultivos que hasta hace 10 días estaban en pie “ahora con estos calores hay mucha chaucha que quedó chica”.
La falta de lluvias obligó a los productores a sembrar los maíces como de segunda aunque un porcentaje de ellos ya se picaron y son muy pocos los que siguen en pie. Y para ahondar la crisis las pasturas “no existen” y se están consumiendo todas las reservas previstas para el invierno. Verdera dijo que la gente está pensando qué tipo de reserva hacer para el invierno “porque lo que se hizo en la primavera ya se está terminando de consumir”.
Las expectativas de rendimientos de finales de febrero que llevó adelante la Cooperativa arrojaron como resultado un promedio de 1560 kilos por hectárea para los cultivos de primera y de segunda. A diez días de eso “es mucho menor” con chacras que en febrero todavía estaban corriendo y ahora se dieron de baja” señaló el ejecutivo. Para los próximos días anuncian varios episodios de lluvias y no deja de ser una buena noticia aunque existe cierta expectativa en que se concrete definitivamente.
Las consecuencias financieras de esta crisis
El último ejercicio cerró con buenos números y “un traspié como este, que va a ser grande” encentrará empresas que no se estaban tambaleando como ya ha sucedido en otros años. Sin embargo existen otras que presentan cierto debilitamiento financiero consecuencia de la seca de 2017-2018 y que nuevamente bajan varios escalones. Para Verdera la cuestión es cómo afrontar esas dificultades financieras que ya arrastran de antemano. Las empresas que tienen un componente agrícola importante en poco tiempo que pueden ser dos o tres cultivos tienen chance de recuperar parte de lo perdido. O puede pasar que el próximo cultivo de invierno sea un desastre por exceso de lluvias y se complique más la situación. Verdera reflexionó que la gente en general “es curtida” porque “si fuera muy pesimista no estaba en esta actividad”.
La Cooperativa está monitoreando la situación teniendo en cuenta que tiene un programa financiero para ver que recuperamos de ese dinero que está desparramado” sembrado y con pocas chances de recupero en su totalidad. Verdera no cree que se superen los mil kilos por hectárea a nivel nacional. Aunque las autoridades anunciaron que las pérdidas por la sequía para la producción agropecuaria rondarían los 1800 millones de dólares, “para mí eso es solo en la parte agrícola” indicó el entrevistado. Si bien reconoció que las medidas tomadas hasta el momento son “todas muy bien recibidas” hay que pensar en medidas contra cíclicas de mediano y largo plazo. Agregó que los seguros climáticos debería ser una herramienta adecuada para sostener una situación de este tipo.
El riego no es la solución final
Aunque en su departamento se ven más sistemas de riego, Verdera no cree que sea “la solución para una situación tan atípica de tanta falta de agua y tanto calor”. El empresario gestiona una empresa que tiene un lago “que ahora se secó” aun regulando el agua “para que los cultivos que estábamos regando” dispusieran de este elemento por más tiempo. Igual situaciones son las de otros productores que extraen de los arroyos donde el nivel del agua bajo tanto que no pueden regar más. “No hay duda que si uno puede regar sostiene una productividad mayor en esa área” pero no es la solución final.
En cuento a los proyectos multiprediales dijo que “tienen las dificultades de la convivencia” humana. Con una visión de futuro lo lógico sería hacer grandes obras y que impacten sobre más superficie. Entiende que el productor “es bastante individualista” pero “ojalá se logren hacer ese tipo de obras y funcionen”. En otros departamentos vinculados al arroz hay obras multiprediales y están funcionando, pero “también sé que funcionan con dificultades”.
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