Este año ingresarán 600 millones de dólares menos que en 2019 por exportación de carne vacuna y soja, pero las perspectivas son de rápida recuperación.
Introducción
necesaria: atención a la pandemia
En estos días luctuosos para tantos países de la región y el mundo, Uruguay se pavonea de su control de la pandemia, pero atento al peligro, desconfía, mira a los costados con un ojo y otro, y se cura en salud, advirtiendo a los distraídos que el peligro no pasó. Como recordó el secretario de la Presidencia en una reciente presentación, hay que mirar los ejemplos de otros países para acentuar los cuidados: Costa Rica, un país en varios aspectos similar al nuestro, tenía en junio prácticamente el mismo número de infectados que nosotros, en torno a los mil casos; un descuido y ahora tiene más de 50 mil, mientras en nuestro país ronda los 1.900 casos de infectación hasta el presente, y más allá de dolorosas tragedias, hay relativamente pocos casos de muerte.
Algo parecido a lo de Costa Rica ha ocurrido en otros países de relativamente baja población, comparables a Uruguay, como Israel – que de tener la situación controlada sufrió un rebote y hoy contabiliza 160 mil contagiados -, así como en varios lugares de Europa, que parecían haber controlado la epidemia, pero sufren una incontrolable segunda ola de contagios. La región cercana – Buenos Aires, Río Grande del Sur, también Chile, Perú – viven una situación de terror.
Y acá, en las últimas semanas se han dado varios brotes, principalmente en Montevideo y en Rivera, pero también en otros lados, lo que genera honda preocupación y exige un reforzamiento de los controles y de cautela en las actitudes sociales. Parafraseando al Presidente, el león anda suelto, no hay que torearlo.
El tema viene a cuento porque acaba de finalizar la exposición del Prado en forma sumamente exitosa: una parada brava que se jugó por parte de la ARU y las demás instituciones y empresas relacionadas con el evento. Ahora hay que esperar un par de semanas para evaluar el resultado en cuanto a la eventualidad que hubiera habido contagios entre los participantes. Los otros resultados ya pueden calificarse muy positivamente, salvando las restricciones que debieron enfrentarse.
En el Agro, como fue destacado por el ministro del ramo, la actividad nunca paró, el virus no entró en las cadenas productivas. La vida y el trabajo continúan: que siga así.
Punto. Hasta acá hablamos del virus. Veamos la economía, las exportaciones, la coyuntura productiva.
La producción y la economía
En titulares, la actualidad económica, observando exclusivamente al agro, pero que en realidad es más negativa en el resto de los sectores, muestra un momento difícil, aunque con expectativas de mejora, salvo que hubiera un recrudecimiento de los problemas sanitarios.
En el campo
Para hablar de producción agropecuaria hay que empezar por observar el siempre inestable tiempo climático. Las condiciones que rigieron, desde la finalización de la sequía en el otoño hasta ahora fueron favorables al crecimiento vegetal; tanto los cultivos de invierno como los verdeos y praderas lucían – todavía lucen -, en excelentes condiciones, las copiosas lluvias de inicios de setiembre aportaron el agua necesaria, que ya estaba haciendo falta. El resto del mes transcurrió prácticamente sin llover en la mayor parte del territorio, y aunque todavía, a pesar de las heladas que siguen ocurriendo, los forrajes y cultivos se mantienen en buenas condiciones, están pidiendo agua. La inquietud se incrementa porque hay pronósticos de una primavera avanzada y principios de verano secos, signados por las características de una etapa Niña.
Cómo se resuelva finalmente este asunto es lo que definirá el partido: la producción depende de la lluvia, y si bien se pueden mitigar sus peores extremos, especialmente en la ganadería, los efectos de una sequía son inevitablemente desastrosos. Al cierre de esta nota empiezan a delinearse pronósticos de lluvias próximas, pero de todas maneras el futuro cercano está amenazado por ese factor decisivo; en un período más extenso, los impactos negativos se compensan con temporadas positivas, pero en lo inmediato, la terminación de los ganados , el desarrollo de las categorías jóvenes, el éxito o fracaso del entore, dependen básicamente de la disponibilidad de forraje y agua de calidad en los campos naturales , y estos están determinados sobre todo por las lluvias, o la falta de ellas. Sencillito.
Puede observarse para ejemplificar, lo que ocurrió con el procreo en el 2019 y, por lo que se prevé, en el corriente año, en la parición que está teniendo lugar en estos momentos. En el verano de 2019 se dieron frecuentes precipitaciones y el forraje abundó: las vacas se alzaron, los toros trabajaron activamente, la preñez alcanzó altos niveles, y finalmente, la parición fue cuantiosa: la contabilización de los terneros realizada al 30 de junio pasado señalaba un récord de más de 3 millones de terneros.
En días recientes se dio a conocer un recuento “preliminar” del rodeo, ajustando a la baja en forma significativa la proyección realizada hace un mes largo, que había dado más de 12 millones de vacunos, tres millones de terneros y 4,5 millones de vacas de cría, lo que alentó una serie de análisis cargados de optimismo. Estos datos recientemente difundidos más tarde recibirán a su vez otros ajustes, esta vez al alza, con las declaraciones de los rezagados y de las que adolecen de alguna inexactitud y requieren un estudio particular. Así que ni tanto ni tan poco: este último recuento se verá incrementado en una cifra aún no precisable, y se acercará a la proyección inicial.
Valga la digresión, pero retomemos el comentario sobre el procreo. La temporada de servicios de 2019 fue excelente, pero la de este año estuvo complicada por la sequía y los diagnósticos de preñez, si los medimos en porcentaje, anticipan una baja que puede rondar los 200 mil terneros que están naciendo mayoritariamente en esta primavera que estamos transcurriendo y se declararán el año próximo. Esta caída puede compensarse en gran parte si efectivamente se confirma el número de más de 4,5 millones de vacas de cría que fue presentado en la primera proyección de stock. Aun con 5 puntos menos en el porcentaje de vientres preñados sobre el total de entorados, se tendría casi la misma cantidad de terneros: en torno a los 3 millones.
La producción de carne industrial y las exportaciones bajaron fuertemente este año en relación a igual tramo del año anterior: en dólares, la caída en los primeros 8 meses es de US$ 177 millones (llega a US$ 220 millones cuando observamos todo el sector cárnico), pero a medida que nos acerquemos a fin de año la brecha seguirá ensanchándose porque se comparará con los altos precios del último tramo de 2019, que difícilmente se mantengan este año, a pesar de los pronósticos de suba que se están realizando en estos días, basados en la perspectiva de un aumento de la demanda china. Si la estimación presentada en el cuadro adjunto para lo que resta del año se aproxima a la realidad, la caída en la recaudación por exportaciones de carne vacuna caerán casi US$ 350 millones este año respecto al anterior.
La sequía del último verano tiene alguna incidencia en la merma productiva, pero tampoco es lo determinante, porque hace rato que las pasturas se han recuperado y los suplementos se utilizan fluidamente en todos los sistemas productivos.
Acá sí incidió en parte la epidemia, al retraer la demanda de carne en mercados relevante,pero más bien fueron problemas de stock y de competitividad los que determinaron la caída hasta ahora.
El futuro, sin embargo, se ve más promisorio. El ánimo y las expectativas de los productores son innegablemente optimistas, más allá de las trancas del momento.
La soja y la seca
Pero si el impacto negativo de una seca como la que se sufrió este verano – que no fue generalizada ni demasiado prolongada – tiene serias afectaciones sobre la ganadería, sus efectos son mucho mayores sobre los cultivos de verano. El maíz zafó relativamente con pocas mermas porque cuando la sequía se acentuó ya estaba granado, pero a la soja le pegó de lleno. Los rendimientos se desplomaron respecto al promedio de los últimos años, pero más en relación al año anterior, que, como vimos, había tenido un verano excepcional y había tocado niveles récord. Bajaron de 2.930 kilos por ha en la cosecha de 2019 a 2.171 por ha este año. La producción total había alcanzado a 2,83 millones de toneladas el año pasado y este año no llegó a las 2 millones de t. A la caída de los rendimientos se sumó la reducción en 4,5 % del área sembrada.
Los precios de exportación este año están siendo un poco más altos que los del año pasado (US$ 339 / t en 2019 y US$ 351 en lo que va de este año), lo que atenúa un poco la baja en la recaudación esperada para todo el año. Incluso, en las últimas semanas, el precio de la soja se ha entonado inesperadamente y puede dar ánimo para las siembras de la próxima zafra.
Si bien las cosechas no coinciden temporalmente con las exportaciones en el año (se cosecha en otoño y se va exportando todos los meses hasta la siguiente cosecha), puede hacerse una estimación gruesa de que la soja en 2020 recaudará unos US$ 250 millones menos que en 2019, que alcanzó los US$ 1.041 millones por la venta de más de 3 millones de toneladas.
En la agricultura de secano la caída no tuvo nada que ver con el virus: fue la sequía la culpable.
No solo cuenta la baja en dólares de exportación: una producción que cae 830 mil toneladas implica que hubo 30 mil viajes de camión menos, y un sinnúmero de actividades conexas a la cosecha, a la movilización, al acopio, limpieza, secado, embarque, que no se realizaron, con el consiguiente impacto en la mano de obra y en general en los ingresos de toda la cadena.
En síntesis
Los resultados de la producción y exportación de los dos principales rubros del agro en este año 2020 son malos, la recaudación de divisas está siendo baja y va a seguir así por varios meses más. No tiene necesariamente que ver con la pandemia: son otras las adversidades que afectan a esos rubros.
En la carne vacuna, los movimientos de los mercados, nuestra débil competitividad, y las distorsiones en el stock, básicamente, ha llevado a un desplome de los ingresos por exportaciones.
En la soja, fueron los episodios de sequía que afectaron a vastas zonas agrícolas en los meses de verano, que hundieron los rendimientos y los volúmenes de cosecha.
Entre ambos rubros puede esperarse una merma de U$S 600 millones de ingresos por exportaciones, que impacta todo a lo largo de las cadenas respectivas.
Otro rubros que observaremos en próximas entregas, como la cadena ovina – el mercado de la lana se esfumó, este sí por la caída de la demanda provocada por la pandemia, con el consiguiente efecto en los precios de la materia prima. La carne ovina, no obstante, mantiene buenas perspectivas -, los lácteos (que siguen sufriendo problemas de rentabilidad de los tambos pero aumentaron su producción en forma significativamente), completan un panorama con claroscuros, pero que teniendo una visión positiva del futuro.
Exportaciones de carne vacuna: enero – agosto
Mill de US$ | T p emb, miles | US$/ t p e | |
2019 | 1.166 | 221 | 5.268 |
2020 | 989 | 187 | 5.277 |
Los precios, si se miden por peso carcasa, muestran una diferencia mayor: este año son un 3% superiores hasta ahora, pero esa diferencia no se mantendrá.
El precio promedio del último cuatrimestre del año pasado alcanzó récords de improbable repetición. Fuente: INAC.
Exportaciones de carne vacuna: setiembre – diciembre
Mill de US$ | T p emb, miles | US$/ t p e | |
2019 | 664 | 111 | 5.982 |
2020* | 493 | 93 | 5.300 |
Si estas estimaciones resultan correctas, la exportación de carne vacuna en 2020 se ubicará en torno a los US$ 1.482 millones, US$ 348 millones menos que el año pasado. Fuente: INAC y estimaciones propias en 2020.
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