¿Cómo evalúa la situación actual del agro?
A juzgar por los niveles de las exportaciones, por los precios que está obteniendo Uruguay en muchos de sus productos, por la apertura de mercados, en la que hemos trabajado mucho –no queda rincón del mundo en el que nuestros productos no puedan ingresar-, la evaluación es positiva.
Es cierto que hay algunos sectores que están con problemas desde hace tres o cuatro años, como es el caso del arroz y de la lechería. Eso es fundamentalmente por un escenario de precios internacionales que ha sido desfavorable. Los costos de producción no son bajos en este país, las gremiales lo plantean y nosotros lo reconocemos. Algunos productores en esos rubros están teniendo dificultades o no les están cerrando los números directamente. Eso nos preocupa, desde el gobierno se han tomado medidas para apoyarlos.
¿Se ha hecho lo suficiente desde el gobierno?
Según las gremiales, no, pero entendemos que es lo que pudimos hacer para favorecer a los sectores que estaban con mayores dificultades, porque debemos atender todas las situaciones, no solo la del sector agropecuario. Los esfuerzos que se pudieron hacer en rebaja de combustibles, de energía eléctrica, devolución de impuestos para algunos contribuyentes del sector, fueron las medidas que el gobierno entendió que era posible tomar. A juicio de las gremiales no han sido suficientes, es una opinión respetable, pero fue lo que pudimos hacer.
En los casos que mencionaba del sector lácteo y el arroz, ¿se podría hablar de crisis?
No. Ha bajado el área de siembra de arroz, en cada cosecha hay menos área sembrada, eso es cierto, y los precios internacionales por ahora no han mostrado un cambio al alza, lo que hace que el sector tenga dificultades. Yo no hablaría de crisis. Cuando uno es tomador de precios, como es el caso del Uruguay, cuando el 80% prácticamente de la producción tiene como destino la exportación, se depende del escenario de precios internacionales. No estamos en un buen momento en ese sentido, como sí lo estuvimos, sobre todo en los lácteos, hace cuatro o cinco años, donde el sector se vio muy beneficiado por esa relación. No es el caso de estos últimos años. Es preocupante, pero yo no hablaría de crisis.
¿Son de recibo los planteos de Un Solo Uruguay?
Depende de cuáles. Los planteos de Un Solo Uruguay han sido un poco erráticos o contradictorios unos con otros. Después se amplió mucho su plataforma de reivindicaciones y reclamos. Algunos coinciden con las gremiales agropecuarias, como los altos costos de producción, el costo del combustible, la imposición tributaria a la actividad. Esos son los planteos que históricamente hemos venido escuchando, son válidos. Ahí hay un problema de mercado, es oscilante, seguramente en dos o tres años estaremos hablando de otro escenario. Hay que decir también que el sector agropecuario se vio muy beneficiado por el auge de la agricultura, por los altos precios de algunos granos, en particular la soja, por los altos precios de los lácteos, y en ese período el sector se vio beneficiado y pudo hacer espalda para enfrentar esta situación. Seguramente va a haber un escenario muy favorable en los próximos dos o tres años, y luego será más difícil, como nos toca vivir ahora para algunos sectores. La carne, por suerte, no ha sufrido en ningún momento eso. Muchos productores tendrán que pensar en la posibilidad de cambiar a otro tipo de producción. Yo no soy un especialista, más bien tengo una visión política de esto, pero creo que es una situación de mercado que no nos favorece y que le genera problemas a algunos rubros, pero en ningún momento hablaría de crisis.
¿Cuál es el diagnóstico actual del sector de la pesca?
El sector de la pesca es complicado, y uno de los pecados que quizás tenemos en el ministerio es que la mayoría de los que estamos, analizamos, entendemos y opinamos de la producción agropecuaria y poco de la pesca. La Dinara (Dirección Nacional de Recursos Acuáticos) antes era un instituto público separado del MGAP. Después se incorporó, pero el ministerio estaba basado en la producción agrícola y ganadera. Tenemos un excelente equipo en la Dinara, pero quizás nos falta ponerle un poco más de trabajo desde el resto de la institución al sector de la pesca, aunque es natural que sea así.
¿Por qué?
Porque es parte del nuevo diseño institucional que, si bien tiene muchos años, es una autocrítica que me permito hacer. El sector de la pesca, cómo decía, es complicado, y también hay un problema de mercado. Nosotros teníamos mercados muy exigentes que nos compraban productos con valor agregado, como la Unión Europea, entonces vendíamos pescado procesado en diferentes presentaciones. Ese mercado se cayó por razones comerciales y eso nos afectó mucho, porque pasamos de tener una actividad industrial que ocupaba a mucha gente, a exportar el pescado con un mínimo procesamiento. Teníamos una gran irregularidad e informalidad en la pesca artesanal, y trabajamos mucho en regularizarla y formalizarla.
Avanzamos con la reglamentación de la ley de pesca, la creación de los Consejos Zonales de Pesca y el Consejo Nacional de Pesca, donde se sientan los diferentes actores de la actividad, la industria, los pescadores artesanales, el gobierno. Esos han sido avances, pero es un sector que no está pasando por uno de sus mejores momentos, fundamentalmente por un tema de mercado.
¿Es un sector que no se ha desarrollado lo suficiente, considerando la plataforma marítima que tiene el país?
Tal vez sea así, pero una explicación comercial tiene, porque si no hay un desarrollo de la flota pesquera es porque los privados no han entendido que es un negocio rentable, a pesar de, como tú decís, la extensión de la plataforma marítima del Uruguay y la riqueza ictícola que en ella hay. Sin embargo, evidentemente no ha sido un desafío para los operadores privados.
¿Desde el Estado se podría pensar en llevar adelante esa actividad?
Hay alguna reivindicación de los sindicatos de la pesca en el sentido de que debería existir una flota de pesca nacional con fuerte intervención del Estado, pero vivimos en el capitalismo y no podemos hacer por sola voluntad que una actividad pase a ser exitosa si comercialmente los números no dan. Yo creo que eso es lo que está pasando. Que puede haber incentivos desde el Estado, sí, seguramente podría haber más.
¿El ministerio tiene una estrategia para apuntalar al sector?
Sí. Quizás tenemos que resolver algunos temas presupuestales y eso puede ser un desafío para el próximo gobierno, pero sí es importante incentivar a través de la construcción de embarcaciones, sobre todo, para la pesca artesanal, y se puede pensar en algo más con un fuerte apoyo del Estado.
Eso es un proyecto que habría que desarrollar, que nosotros lo hemos trabajado desde la Dinara y por razones presupuestales no lo hemos podido concretar en este período.
¿En qué quedó el tema del puerto pesquero chino?
Se ha demostrado bastante interés. Hubo dificultades, más que nada, desde el punto de vista legal, para los inmuebles que iban a ser ocupados por el proyecto. Eso llevó tiempo resolverlo, y ahora está en una etapa de desarrollo incipiente. Aparentemente, se va a concretar. Fue complicado el proceso de adjudicación de los inmuebles, y estamos a la espera de que los inversores sigan adelante con el proyecto que le plantearon al Estado.
¿Y la terminal pesquera de Capurro, para cuándo quedaría finalizada?
Seguramente no va a ser para este período. Esas son algunas de las cosas que nos van a quedar para concretar en un próximo período si le toca al partido de gobierno que está hoy, o si le toca a otro. Nuestra responsabilidad, hasta el 29 de febrero del 2020, es dejar las cosas lo más encaminadas posible para facilitarle la toma de decisiones a quien nos suceda, porque estamos gobernando en clave de políticas de Estado.