La agropecuaria ha tenido cambios importantes motivados por los avances tecnológicos y por la dinámica del mercado y los negocios. A pesar de esos cambios, y también gracias a ellos, el sector sigue siendo fundamental para el desarrollo de todo el país y eso es algo que todos debemos entender, “fundamentalmente el uruguayo que no está cerca del sector”, dijo Alberto Noria, gerente de Pyme y Agro de Scotiabank.
Destacó que en los últimos años el modelo de negocio ha tenido “cambios”, en todos los rubros. “Cuando yo empecé los remates eran en pesos y a 30 días, se hacían entre 650 y 700 ferias por año”, y eso ya no existe por “el uso de la tecnología y la llegada de los remates por pantalla”. En la agricultura, “en el año ‘98 se sembraron 50.000 hectáreas de soja y era un disparate, pero llegamos a 1,5 millones”. También los ovinos evolucionaron: “teníamos 26 millones y hoy sólo quedan seis. Son cambios que los da la dinámica del mercado y de los negocios, porque cada productor hace lo que se vende”, señaló.
Lo que no cambia es que los productores “necesitan apalancamiento financiero” a corto o largo plazo. “A corto plazo porque ningún rubro, salvo la lechería, genera ingresos mensuales. Quiere decir que si estamos en marzo, el productor va a vender sus novillos en octubre y de acá a octubre tiene que vivir; y en el largo plazo se deben atender las necesidades de un camión, una camioneta o una cosechadora. Todo ese tipo de asistencia el banco lo hace en conversación casi permanente con los productores porque buscamos saber cuáles son sus necesidades”, expresó.
Es un hecho que “la actividad del productor rural, cualquiera sea el rubro, está atada a la biología de los granos y los animales, no es en cualquier momento que uno tiene que sacar una línea”, expresó. A eso se suma que cada productor “tiene su realidad” según la producción que haga, tampoco tienen la misma espalda ni el mismo flujo, unos son más grandes, otros más chicos. Atendiendo todo eso el banco hace un traje a la medida y eso nos ha dado un buen resultado”, aseguró.
De los distintos rubros, “la ganadería es la que está un poco mejor posicionada; pero también sabemos que comparado con los picos de ganancia de la agricultura, la ganadería tiene menos ganancia, sus picos son mucho menores pero es más estable a largo plazo”.
En cuanto a la lechería dijo que tiene “un problema mucho más estructural y de largo plazo, precisa del largo plazo para recomponerse”.
El arroz por su parte presenta “una complejidad importante en el tema costos, en la ecuación costo-rentabilidad”, además “el área está bajando con arroceros que toman la decisión de hacer otros negocios con la misma inversión que signifique menos riesgo y mayor
“El productor de ahora es más empresario, se convirtió en tal porque producir bien no necesariamente quiere decir hacer un buen negocio”
ganancia, esa es una cuenta que se hace en todos los rubros”.
Lo que pasa en el agro impacta directamente en todo el país
Noria definió al productor como un empresario. “El productor de ahora es más empresario, se convirtió en tal porque producir bien no necesariamente quiere decir hacer un buen negocio”. Es importante “tener rendimiento y precio” pero no siempre se da esa combinación, y el rendimiento puede ser inadecuado “porque no llovió cuando debía o porque hubo exceso de lluvia en el momento de la cosecha”, y además del factor climático está el suelo “que rinde diferente” según el punto del país.
Pero una buena producción no necesariamente es un buen negocio. Ante un novillo de dos años y medio que pesa 55 kilos, “el tema es si con eso ganó o perdió, y la cuenta que se debe hacer es cuánto invirtió” para llegar a ese producto.
Respecto al peso que el agro tiene en la vida cotidiana de las personas, Noria dijo que es una actividad “generadora de una escalera de negocios” y lo explicó señalando que “Uruguay faena unas 45.000 reses por semana y eso son 40 y algo millones de dólares por semana. Pero para lograr esa faena se precisan 1.500 camiones que lleven ese ganado de una estancia a un frigorífico, y se precisan 1.500 choferes, y 2.000 tanques de nafta; se precisan 2.000 pisteros echando nafta, se precisan 10.000 obreros en la industria frigorífica desosando esos animales y armando los cortes, se precisan equis miles cajas de cartón y equis miles de bolsas para envasar al vacío, y equis miles de cantidad de cosas”.
Pero si el agro falla se dan situaciones que no queremos. Por ejemplo, si “hay una estación de servicio que tuvo un problema, tuvo ese problema porque esos camiones están parados, y los pisteros están parados” y si así revisamos hacia atrás para entender qué sucedió, vemos que “el origen que es una vaca”, porque “sin vaca no hay cadena” de negocios. “Eso es lo que fundamentalmente el uruguayo que no está cerca del sector agro tiene que entender y hay cosas que ahora están en esta mesa en una oficina de la Ciudad Vieja en Montevideo, que el origen es una vaca o un grano a muchos kilómetros de aquí. Hay que entender que el agro es generador de cadenas de negocios que se empiezan a desparramar en otras cadenas de producción”, subrayó.
“Yo vivo en Florida y veo que allí falta la plata que la lechería dejó de invertir en el mercado local. Eso lo siente el almacenero, el de la tienda, el que vende bizcochos o zapatos, porque hay menos actividad”, agregó.
Es importante “entender que los que pasa en el agro tiene un impacto inmediato en cadena y en todas las ciudades, porque las economías regionales dependen mucho y casi exclusivamente del agro. El sector agropecuario agrega valor y si el productor, si el agro está bien, genera fuentes de trabajo que después terminan en las tarjetas de créditos, préstamos inmobiliarios, etc., concluyó.