El nuevo presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana no concibe a Uruguay sin presencia de la oveja. A pesar de las dificultades, ésta se va imponiendo y adaptando para complementar todas las actividades agropecuarias.
Alfredo Fros es del departamento de Rivera pero posee su establecimiento en el sur de Salto, con producción ovina de Merino Australiano y Angus en vacunos. Recientemente asumió como presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), cargo que desempeñará hasta 2027.
En diálogo con La Mañana destacó el rol que el SUL cumple en las diferentes producciones ovinas, siendo “una institución única en la región y en el mundo”, además de ser “reconocida en todas partes” por quienes integran la cadena ovina, ya sea en carne, lana u otras producciones del rubro.
Pero la importancia del SUL se manifiesta en la importancia que tiene la oveja en la producción nacional: “La oveja tiene que estar en el país porque es una producción rentable con retorno en poco tiempo y que aporta a todas las empresas sea su rubro principal o complementarios”.
Uruguay tiene “zonas con una expansión importante, por ejemplo, al sur donde el ovino combina con la granja o con zonas agrícolas, pero también hay experiencias de ovinos en forestación; y hacia el norte hay sistemas más laneros”. Lo importante es que “el ovino tiene su versatilidad y puede estar en todo tipo de empresas, en diferentes ambientes y producciones, y hasta es una herramienta para manejar los campos, siempre aporta”.
Como todo rubro “tiene sus fortalezas, pero también siempre tenemos alguna amenaza o inconveniente que debemos cuidar”.
Qué hacer con los 47 millones de kilos de lana
De los temas que están en agenda, respecto a la lana, el problema es el alto stock. Fros recordó “la guerra comercial entre China y Estados Unidos que nadie se la esperaba, menos esperábamos la pandemia, dos temas que impactaron en el mercado lanero y generaron en nuestro país un creciente stock que hoy es de 47 millones de kilos en manos de productores, operadores, barraqueros o industria”.
“Ese es un gran tema que hay que tratar de destrabar buscando la colocación de esa lana porque al tener más de una zafa en los galpones los productores se ven desestimulados, pero por otro lado si ese productor no se exporta, no se industrializa, el SUL tampoco percibe prestación por él. 47 millones de kilos son un atraso en negocio, colocación e ingreso para el SUL que es muy importante, por lo tanto, es vital trabajar en ese tema y ver qué posibilidades tenemos para colocar todo ese producto acumulado”.
Por el lado de la carne hay una demanda de los productores que quieren tener una colocación más segura y con mayor estabilidad, en el SUL también tenemos que trabajar en ese sentido”.
Al respecto subrayó la importancia de ser reconocidos como país libre de aftosa sin que se haga diferencia en la vacunación. “Uruguay está trabajando en tener el denominado ‘libre libre de aftosa’, que es un estatus que iguala los países libres con o sin vacunación. Si eso se logra el ovino podría vender carne con hueso y podría acceder a muchos mercados, además se levantaría una restricción que implica que procesar un quilo de carne ovina en planta es bastante mas costoso que un kilo de carne vacuna”.
Atender las exigencias del consumidor
Pero más allá de lo que se haga para mejorar la producción de la carne y la lana, un factor determinante en el mercado es el consumidor. Sea carne, lana, leche o queso, “los consumidores que van por esos productos son cada vez más exigentes y demandan cada vez más certificaciones”.
Esas exigencias nos obligan a hacer las cosas mejor, pero en eso Uruguay tiene “una ventaja comparativa en relación con el resto del mundo gracias al ambiente, la forma en que tratamos los animales, la manera en que trabaja nuestro agro, la forma de producción y las certificaciones. El balance del carbono siempre está muy próximo a la neutralidad”, aseguró, pero a pesar de esa ventaja, “son aspectos en los que tenemos que seguir trabajando”, comentó.
En ese sentido, “en los últimos años vivimos un proceso de certificación de los productos y de alguna manera se paga más el producto certificado y cuantas más certificaciones mejor. El consumidor está dispuesto a pagar más si cumplimos con sus exigencias”.
Grifa verde
Respeto a la grifa verde, una herramienta generada por SUL y que identifica lotes de lana majadas en determinadas condiciones de excelencia, Fros destacó que “es reconocida” especialmente, además de “la capacitación” de quienes la trabajan, lo que se ve “cada año cuando los esquiladores uruguayos tienen la oportunidad de salir al exterior donde son valorados y el país demuestra con ellos el nivel que capacita a su gente en temas de esquila y acondicionamiento”, porque “el SUL va más allá de la investigación, el desarrollo o la transferencia, también capacita”.
Cada año, antes de inicio de una nueva zafra, se realizan reuniones entre técnicos del SUL y empresarios de esquila acreditados para evaluar temas relacionados con la cosecha de lana y la firma de contratos de uso de la grifa. A su vez, se trabaja de manera coordinada entre las empresas de esquila, los técnicos del SUL y los operadores laneros para garantizar una buena calidad de trabajo. En caso de constatarse faltas en el acondicionamiento, el empresario puede perder de manera temporaria o permanente la acreditación.
“Ustedes tienen al SUL”
El nuevo presidente del SUL, Alfredo Fros, destacó que cuando representantes de esa institución viajan a algún país de la región y esos países analizan sus limitantes en esquilas, sobre como presentar el producto, como certificar procesos, como tener una grifa, ven sus limitantes y en la comparación con Uruguay “nos dicen ‘ustedes tienen el SUL’ y eso es porque el SUL tiene un gran reconocimiento como la institución que quisieran tener”.
El SUL es una institución “de productores, financiada y dirigida por productores en pro de la producción ovina y con acciones concretas para lograr mejores resultados”, enfatizó, y como tal no hay otra institución igual.
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