Antonio da Luz dialogó con La Mañana desde Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, una de las principales zonas agrícolas y ganaderas de Brasil, cuya superficie es una vez y media más grande que la de nuestro país. Entre varios temas, habló sobre la meta trazada por el sector de convertirse en diez años en el mayor productor de granos del mundo, sobre las políticas de promociones de inversión, cómo se compatibiliza esa meta con el cuidado del medio ambiente, cómo ha acompañado el sistema financiero al desarrollo productivo y cuál ha sido la evolución de la población rural en las últimas décadas.
El pasado 19 de mayo, Argentina prohibió por 30 días las exportaciones de carne, con la excepción de las cuotas Hilton de 29.500 toneladas a Europa con cortes de alto valor comercial, la cuota 481 (de carne con hacienda terminada en feedlot) y el cupo de 20.000 toneladas que Estados Unidos le otorgó al país.
Para conocer más sobre los efectos que esto ha tenido en la región, La Mañana consultó al economista jefe de la Federación de Agricultura del Estado de Rio Grande do Sul (Farsul), organización que nuclea al 100% de los productores gaúchos limítrofes con nuestro país.
¿Cómo han sido las repercusiones en Brasil de la prohibición de exportación de carne de Argentina?
Solemos decir aquí que nunca un gobierno brasilero hizo por la agropecuaria brasileña lo que el gobierno argentino está haciendo por nosotros. Es evidente que eso es una ironía, porque en el momento en que el gobierno de Argentina toma este tipo de iniciativas nos ayuda mucho, no solo a Brasil sino también a Uruguay.
Fue en una instancia anterior que Argentina tomó medidas similares, que Brasil logró posicionar su carne en el mundo. Uruguay siempre estuvo presente con carne de calidad en el mundo, pero no tiene los volúmenes para sustituir a la oferta argentina, cosa que sí tiene Brasil. ¿Cuál es su análisis desde una federación que representa a los productores?
Como representante de productores brasileños encuentro que las medidas son positivas y muy buenas para nosotros, porque la primera vez que tomaron medidas similares –que considero absurdas–, la carne de Brasil no era tan conocida. El mundo cuando pensaba en carne de calidad pensaba en carne argentina y nosotros intentábamos vender nuestro producto, pero la gente solo tenía en la cabeza la carne argentina, o la uruguaya que siempre fue conocida, pero en un volumen menor. Nunca habíamos tenido la oportunidad de que nuestro producto fuera percibido por el mundo, pero cuando Argentina salió del mercado nos dio la oportunidad de venderle a sus clientes y hemos continuado vendiendo a esos destinos.
Luego de eso, Argentina nunca más recuperó ese espacio y no lo hará. Hubo un año en que Argentina exportó incluso menos que Uruguay.
¿Qué beneficios traen estas medidas a Argentina?
Mirando como economista, considero que Argentina está reincidiendo en el mismo error del pasado, parece no haber aprendido. Cuando lo hicieron en el pasado no solo no lograron controlar los precios en el corto plazo, sino que la reducción de oferta en el mediano y largo plazo fue tan grande que los precios explotaron.
Impedir las exportaciones y congelar precios, las dos políticas adoptadas por Argentina, son políticas que hace mucho tiempo se sabe que no funcionan y genera que Argentina se vaya quedando cada vez más atrás, lo cual es una lástima. Cuanto más los países de la región se desarrollen, será mejor para todos.
¿Han tenido mayores demandas de carne para suplir la carne que no está comercializando Argentina?
No, por dos motivos. Primero porque no tenemos más carne para vender, estamos con nuestra capacidad bastante colmada. En segundo lugar, esta medida de Argentina dura solo por treinta días, entonces nadie va a hacer un negocio con Brasil por treinta días esperando qué hará Argentina luego.
La primera vez que Argentina hizo esto para nosotros fue bueno porque ocupamos nuevos espacios, pero el problema es que hoy ya exportamos carne bovina a más de 150 países, entonces el tamaño del mercado argentino nos resulta pequeño. Sin embargo, puede ser bueno para Uruguay y también para Paraguay.
¿Cómo afecta esto a cadenas brasileñas, por ejemplo, Marfrig, que tiene plantas en Argentina?
No puedo hablar en nombre de la empresa, eso solo lo pueden decir ellos, pero imagino que deben verlo con preocupación. Y otros que podrían invertir en Argentina para generar puestos de trabajo y aumentar el PBI, al ver este tipo de iniciativas quizá reconsideren si tiene sentido invertir en un país con políticas de esta naturaleza.
¿Brasil tiene hoy políticas de promoción de inversiones?
Sí. En los estados productores agropecuarios, la mayoría tiene políticas de atracción de inversiones para frigoríficos. Aquí en Rio Grande do Sul tenemos uno que se llama Agregar-RS, programa que brinda algunos beneficios fiscales para que industrias frigoríficas se instalen en el estado, y tenemos más de 200 frigoríficos instalados.
Respecto a los granos, ¿cómo fue la zafra de los cultivos de verano?
Aquí en el estado de Rio Grande do Sul se produce el 70% del arroz brasileño, y este año vamos a batir de nuevo el récord en la zafra, que ya lo habíamos hecho el año pasado. Estamos caminando rápidamente hacia los 300 millones de toneladas y en los próximos años seguramente estemos superando esa marca. Tenemos en el horizonte, en unos diez años, ser el mayor productor de granos del mundo, y estamos cumpliendo con lo que estamos buscando de aumentar nuestra producción y ser la mayor potencia agroambiental del mundo.
¿Quién fija esa meta?
Los que lo hacen son los productores. Brasil es uno de los países de menores subsidios del mundo, tenemos menos subsidios agrícolas que Chile y Nueva Zelanda, que son agropecuarias reconocidas como de bajos subsidios, según datos de OCDE.
En nuestro caso, prácticamente solo tenemos subsidios para agricultura familiar y, aun así, son pocos. Entonces esas metas son del sector privado. Que el gobierno nos ayude en la promoción de los productos en el mundo ayuda, pero no es una participación directa. El gobierno es el gobierno y los productores son los productores, el gobierno no planta nada.
¿Cómo se compatibiliza esa meta productiva con el cuidado del medio ambiente?
Hacemos esta actividad en 7,8% del territorio brasileño. Somos un país que 60% del territorio está exactamente como era antes de la llegada del hombre, entonces hoy somos la mayor potencia agroambiental del mundo y queremos ser el mayor productor de alimentos preservando el medio ambiente.
Un productor rural brasileño, uruguayo o argentino sabe que si no preserva el medioambiente va a tener una respuesta del medio ambiente en su producción. Tenemos que tener una producción equilibrada.
¿Cómo fueron los rendimientos en esta zafra?
Fueron muy buenas, tuvimos productividades bastante altas. Fue un año que a excepción del maíz el resto de los productos fueron muy bien. El año pasado fue complicado, por la seca, donde perdimos una parte importante de la producción. La seca entró en el periodo de plantación del maíz y por esa razón sufrimos pérdidas, pero después vino un clima normal y asociado a los cultivos logramos tener productividades muy positivas. El arroz venía desde hacía tres años disminuyendo la producción y este año aumentó un poco.
¿Para este año tienen pensado incrementar el área de cultivo?
Seguramente tengamos un aumento en la producción de soja, pero no creo que haya mayores incrementos en la producción de arroz, porque seguramente no haya agua que lo permita. En el caso de la soja en Rio Grande do Sul probablemente aumente y la zafra de 2022 en Brasil sea mayor que la de 2021.
¿Los precios internacionales son un estímulo para crecer?
Sí, los niveles de precios internacionales han sido muy atractivos y han incentivado a los productores a ampliar el área, pero sobre todo a ampliar las inversiones en sus cultivos, con el objetivo de producir más por hectárea.
¿Cómo aconsejaría a un productor sobre cómo invertir, en qué hacerlo y cómo crecer de cara a la próxima zafra?
El momento de crecer es muy delicado. Nosotros aconsejamos a nuestros productores a tener mucha prudencia al momento de expandir el área, a tener cuidado de no comprar o arrendar tierra y comprometer el negocio, a primero invertir en capital de giro propio, a hacer caja. Luego llegará la hora de crecer. Años como este ayudan a productores que no venían muy bien a volver a levantarse, pero muchos en lugar de volver a estar bien, invierten en expansión y ahí llegan los problemas.
¿Cómo ha acompañado el sistema financiero a este desarrollo productivo?
Brasil se ha volcado bastante al mercado de capitales y hoy, dentro del Plan Zafra –que es el programa del gobierno–, la mayor parte de los recursos viene del mercado de capitales, de fondos de inversión de los que nosotros llamamos CRA (certificado de Recebabais do Agronegocio), LCA (letras de Crédito do Agronegocio), CDCA (Certificados de Directos Crediticios do Agronegocio), que son títulos que son llevados al mercado de capitales, y hoy son las principales fuentes de recursos para el agro brasileño.
En una entrevista anterior con La Mañana mencionó que un buen acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea seria que pudiéramos comprar insumos más baratos para la región, ¿cómo cree que podríamos acceder a este beneficio?
Voy a dar un ejemplo, Uruguay es un país libre para comprar insumos, puede comprarle a Brasil o a otros países, pero Brasil no es así. Aquí solo podemos comprar a empresas brasileñas, entonces las empresas brasileñas tienen poder de mercado para vender dentro de Brasil mucho más caro.
Si tuviéramos un acuerdo bilateral entre bloques, ampliaríamos la oferta de productos incluyendo a proveedores europeos y eso nos bajaría mucho los costos de producción.
Pero Brasil tiene una industria de insumos montada…
Brasil tiene empresas multinacionales localizadas en el país, lo cual es diferente a que fueran empresas brasileñas, son nacionalizadas. Lo que nos gustaría es que estuvieran expuestas a competencia.
Por ejemplo, un productor en Quaraí no puede ir a Artigas y comprar un producto químico, aunque el producto se haya producido en Brasil y se venda en Uruguay. Si yo compro un agroquímico fabricado en Brasil y vendido en Uruguay puedo inclusive ir preso, y eso es un absurdo, debería tener libertad para comprar insumos donde quisiera, porque al final de cuentas somos un bloque.
¿Cómo ha evolucionado la sociedad rural en las últimas décadas?
Nosotros pasamos en Brasil una enorme migración rural a lo largo del siglo XX. Las personas salieron del medio rural para trabajar en la industria, no fueron expulsadas de la agricultura, fueron atraídas por la industria. Fue un proceso problemático por mucho tiempo, pero en el momento en que se profesionalizan los procesos, las cosas mejoran en el mediano y largo plazo.
Hoy estamos viendo que los jóvenes están volviendo al campo, inclusive tenemos una frase que dice que en el pasado los productores mandaban a sus hijos a la ciudad a estudiar y tener una vida mejor allá, y hoy hacemos lo contrario. Si quieres volver para acá, anda a estudiar allá.
Hoy tenemos salarios altos en el agronegocio, hoy un operador de maquina gana un salario muy alto, como pocos en la ciudad. Hay que profesionalizar la mano de obra en el medio rural, mecanizar el campo, invertir en tecnología y de esa manera los jóvenes optarán por volver.
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