Este año completará las 13 cosechas de arroz, las que evaluó muy positivamente. A través de su empresa Zagro, Felipe Lago ofrece una amplia gama de soluciones probadas en su propia chacra, lo que le asegura la certeza de su funcionamiento.
¿Qué significa para ti pertenecer a la cuarta generación de productores de arroz?
La verdad es que es un orgullo y un sentimiento muy especial seguir en el arroz. Porque yo nací en esto y siempre lo dije, voy a morir en esto. Tengo mis otros trabajos como agrónomo en varios lugares más, tengo mi empresa, Zagro, pero la pasión la adquirí aquí, en Zapata, y la verdad es lo que quiero para siempre. Si Dios quiere, cuando venga la quinta generación, sabré inculcarle el sentimiento por el arroz.
¿Cuánto ha cambiado la producción con las herramientas tecnológicas que fueron surgiendo con el trascurso del tiempo?
Indudablemente, el nivel tecnológico que manejamos hoy no es el mismo que manejaban antiguamente. Tenían mucho menos tecnología y menos herramientas para usar como herbicidas, fertilizantes foliares. Las plantas se enfermaban más. Ahora tenemos todos los tratamientos y siempre se está buscando un mejor desarrollo para llegar al rendimiento más alto.
¿Dónde se encuentra ubicada la producción de arroz que llevas adelante?
La producción la tenemos en Arrozal Zapata. Hoy, con mi padre estamos plantando 840 hectáreas de arroz y 400 de soja. Todos los años plantamos 650 hectáreas, pero este por tener más caudal de agua lo pudimos aumentar. El año que viene tenemos pensado mantener eso. En cuanto a la producción en sí, te puedo decir que el 80% del arroz que plantamos es con genética uruguaya y el restante 20% son híbridos.
¿Cómo ha repercutido el mejor desarrollo de la genética de las semillas producidas en Uruguay sobre los resultados en las chacras?
Al tener una genética uruguaya de semillas certificadas, que es la base de la producción, los resultados han sido muy buenos. Para mí, el tema del Instituto Nacional de Semillas es vital, porque tenemos las garantías de que la semilla que estamos usando es buena y con los estándares de calidad asistidos por el instituto. Al ser una genética buena y nueva, como por ejemplo INIA Merín y otras con un alto potencial, crea las condiciones ideales para lograr mejorar los rendimientos.
¿Cómo es vivir en una familia arrocera durante el proceso de producción?
Desde agosto o setiembre, que es cuando se hace la siembra, hasta que se termina la cosecha en abril, se está disfrutando el día entero. Se trata de eso, de disfrutar de lo que uno hace. Obviamente que también se sufre por temas climáticos. Siempre estamos esperando que haya mucha radiación y mucho sol, que no haya frío en diciembre y enero. Pero lo más lindo es disfrutar de esta actividad.
Fundaste Zagro, tu propia empresa de insumos y servicios. ¿Cómo fue ese proceso?
Cuando terminé la Facultad de Agronomía en 2012 comencé a trabajar con una empresa de venta de agroinsumos donde estuve durante solo una zafra para después enfocarme 100% en Zapata. En ese momento me llamó Hugo François, un agrónomo que hace registros de productos, y me ofreció seguir y desarrollar un producto en particular con el que ya se habían hecho los ensayos en la parcela de Nicolas Chebataroff. Fue justo en el momento en que había fallecido y no se pudo seguir con el desarrollo. Lo empecé a desarrollar, vi que anduvo muy bien y a los dos años, en 2015 empecé a venderlo para la empresa de Daniel Moreno. En ese momento ya estaba pensando en abrir mi propia empresa, le comuniqué a Daniel que tenía todo pronto para abrir Zagro. Pero siempre desde el lado del productor, siempre pensando en su desarrollo. Zagro fue pensada siempre para el arroz, aunque también tenemos productos para la soja, que está muy extendida en toda la zona arrocera. También vendemos productos para sorgo, maíz y diferentes pasturas. Pero la base y el objetivo inicial de Zagro fue para desarrollar productos y poder venderlos en la producción de arroz.
¿Cuáles son los servicios que ofrece la empresa?
Hacemos asesoramiento técnico tanto de arroz como de soja y trabajamos en algunas pasturas. Desarrollamos ensayos para el registro de diferentes productos para el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. También abordamos ensayos de desarrollos que ya fueron registrados y por supuesto la venta de todas esas tecnologías.
¿Como es el vínculo con los productores?
Esa es la mayor ventaja que tengo como agrónomo y al frente de Zagro: saber qué necesita el productor, porque yo mismo lo necesito. Entonces se me hace bastante fácil el vínculo. Tenemos productores en la zona de Treinta y Tres y Zapata y otros entre el Chuy y Lazcano. Son clientes de arroz y soja. Asesoramos directamente a productores de arroz que producen un área de 3000 hectáreas. En ventas el área es mayor. La venta directa de insumos para la producción de soja abarca un área de 5500 hectáreas. Gracias a que tenemos las chacras con mi padre podemos probar productos en ellas para luego recomendar al resto de los productores. Si no los pruebo en mi chacra un año antes, no lo largo al mercado.
¿El acompañamiento al productor también es diferente?
Hay veces que hay que hacer de psicólogo para ayudarlos a poder salir de la mejor manera posible de los momentos complicados. Y en los buenos, tratar de elevar los máximos potenciales que se puedan con la mejor ganancia. Siempre buscamos que haya margen.
¿Cuántas cosechas tienes al frente de tu producción de arroz?
Ya van trece cosechas con esta. Las evaluó muy positivamente. Para mí los potenciales de rendimiento son muy altos. En las doce cosechas anteriores tuvimos un promedio de 10 mil kilos por hectárea, que son doscientas bolsas secas. Para mí es ideal. Hoy en día se habla de productores que producen más, pero mi objetivo es ese, si lo saco estoy cumplido.
¿Cómo acompañan las nuevas tecnologías el desarrollo productivo del arroz?
La maquinaria de siembra y cosecha ha mejorado bastante en los últimos años. también se ha mejorado en la calidad de aplicación de los fitosanitarios. Cada vez más estamos estudiando qué es lo que necesita la planta a nivel nutricional y en base a eso suministrarle distintos productos.
Una tradición familiar
Su bisabuelo, Alfredo Raab, fue quien en 1963 trajo desde Brasil la tradición arrocera a la zona de Río Branco. Históricamente, la familia estaba vinculada a la producción de arroz en el país vecino, donde inclusive gestionaban un molino. Luego, su abuelo, Valdir, Lago hizo la primera siembra de arroz en 1967 en Zapata. Dos años más tarde en 1969 llevó su producción para la 7ª sección del departamento de Treinta y Tres hasta que falleció en plena siembra de arroz en 1986 en Zapata. Su papá, Freddy Lago, fue presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz. Junto a su madre, Jaqueline Eguren, fueron de acuerdo con lo expresado por Felipe Lago los principales impulsores para que se dedicara de lleno al rubro y se transformara en una pasión. Destacó la importancia de Florencia y Hortencia, sus hermanas; Agustina, su esposa, y sus ahijados sobrinos: Bautista, Pedro, Isidora y Manuela.