El nuevo presidente de la ARJU advirtió sobre el salto educativo y social que deben dar los jóvenes del interior.
Manuel Figueroa tiene veinticuatro años, es de Rivera y estudia Agronomía en Montevideo. Desde esta semana tambén es el flamante presidente de la Asociacion Rural de Jóvenes del Uruguay (ARJU). Consultado por La Mañana sobre los desafíos del relevo generacional, dijo que actualmente “la mayoría de los productores” son personas mayores, pero valoró positivamente que “los hijos y nietos tienen más accecibilidad al estudio y la formación”. Sin embargo, advirtió que “uno de los principales motivos de deserción en todas las facultades es el no adaptarse al salto que hay que dar de secundaria a la educación terciaria, porque el nivel de exigencia universitario es mucho mayor”. Los jóvenes sienten el contraste generado “por la falta de preparación”.
También se da la situación de estudiantes que “nunca dieron un exámen y tienen que pasar por esa experiencia por primera vez en la facultad, cualquiera sea la carrera que elijan”. “Eso es un choque” y por bien de esos estudiantes y de la sociedad “es importante que los jóvenes se capaciten y puedan volver a sus departamentos con la herramientas suficientes para poder salir adelante”.
No es solo un problema educativo: “Ese salto también se siente y sufre a nivel social, porque mudarte de tu ciudad que es tu lugar, implica un cambio de costumbres, un cambio en tus círculos y vínculos. Salir de esa zona de confort causa que la concentración ni las ganas sean las mismas”.
Optimismo y fe en los jóvenes
Respecto a la falta de relevo generacional, Figueroa dijo que permanentemente están egresando agrónomos nuevos. Precisó que su referencia a la Facultad de Agronomía es porque es donde tiene más contacto, pero tiene entendido que “en Veterinaria pasa igual”, lo que “muestra interés en la juventud por integrarse al ámbito rural”.
Por otra parte “hay muchas carreras vinculadas al agro que están teniendo mucho suceso y que son dictadas por diferentes centros de estudio”, públicos y privados, y todas ellas “con muy buena concurrencia cada año”.
El desarrollo de la tecnología también incide, porque el trabajo en el campo ya no se hace de igual forma que hace unos años: “Un ejemplo muy claro de eso son las cosechadoras. Hace cuarenta años el peón trillaba el campo sabiendo manejar el tractor, pero hoy para manejar la maquinaria hay que tener conocimiento de tecnología e informática porque el trabajo se programa y casi que se hace solo. Todo eso requiere capacitación y conocimiento”.
Lo que se ve en Uruguay es “un panorama favorable por la cantidad de jóvenes interesados en seguir en el campo y otros interesados en migrar hacia él. Veo que hay gente interesada en el campo aun sin tener campo”, se ve en ARJU que “está destinada a todos los jóvenes que tengan interés en el medio rural, tengan o no campo, y por eso soy optimista y le tengo fe a los jóvenes”, subrayó.
ARJU es para todos los que tengan interés en el agro
ARJU desarrolla un trabajo integral con jóvenes de todos los perfiles vocacionales. El único requisito es tener interés en el campo, dijo el presidente de los jóvenes rurales. Su “objetivo principal” es facilitar a los jóvenes el acceso a diferentes cursos y así “contribuir con su capacitación. Si alguien tiene interés en alguna actividad tratamos de conseguir un curso para que todos los socios también puedan participar”, detalló Figueroa.
Las “tareas principales de la gremial de jóvenes son Expo Prado y Expo Melilla”, con “una participación” en cada uno de esos eventos. Pero también se realizan reuniones cada quince días y cursos o capacitaciones con facilidades para los miembros de la institución. Las reuniones quincenales “son un buen momento para compartir y lograr formar esos círculos de contención” con un perfil humano y no solo profesional.
Para integrar ARJU “hay que tener entre quince y treinta años, y no está limitado por la carrera que se elija, tampoco si tenés campo, el único requisito es tener interés en el agro”, y se los encuentra en Av. Lucas Obes 1010 (Rural del Prado) o en Av. Uruguay 864 (Montevideo).
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