Los efectos de la pandemia se van atenuando y en coincidencia se hacen visibles reclamos por muertes ocurridas en el Hospital Departamental de Rivera y que habían derivado en investigaciones administrativas que hasta ahora no han arrojado resultados. Mientras las investigaciones siguen su curso con una lentitud que exaspera, los familiares de las víctimas reclaman respuesta.
Héctor Daniel, caso emblemático
A fines del mes de agosto de 2012 se tomó conocimiento de un accidente de tránsito que tuvo como resultado un motociclista herido con “múltiples fracturas en miembro superior izquierdo” por lo que fue internado en el Hospital de Rivera. El joven identificado como Héctor Daniel Darnauchans Márquez estuvo más de diez días a la espera de que los médicos traumatólogos tratantes, Hipólito González y Sixto Rodríguez, decidieran operarlo para resolver una triple fractura. Después de varios días de internación la salud del joven comenzó a empeorar y al detectar una infección grave, los médicos decidieron amputarle el brazo, pero el paciente falleció al día siguiente. En ese entonces, en una nota realizada al entonces director del hospital, el Dr. Andrés Toriani, este afirmó que “los médicos tuvieron desde el primer día personal y block quirúrgico a su disposición, desconozco por qué no lo operaron”.
En la época y luego de las instancias judiciales y la investigación administrativa, los doctores González y Rodriguez fueron cesados en sus cargos, pero luego fueron recontratados. Al respecto se entrevistó al entonces director de ASSE por el Partido Nacional y el actual vicepresidente de la institución, el Dr. Marcelo Sosa, quien confirmó el hecho, manifestando: “Nos habíamos quedado sin traumatólogos”. Hortensia Márquez, tía del joven fallecido, nos expresó: “Ya han pasado casi 9 años de la muerte de Héctor y nada cambió”.
Bebé fallecido, sin responsables hasta el momento
En el mes de enero de este año, una mujer en un avanzado estado de gravidez y con diferentes problemas de salud, se presentó para un control en la policlínica del barrio La Pedrera a 3 km del centro de Rivera. En la consulta, la nurse a cargo omitió informarle a la paciente que los latidos del corazón eran débiles o casi imperceptibles, permitiéndole retirarse hacia su domicilio. Además, no tuvo en cuenta que no se habían realizado las ecografías periódicas, con excepción de la primera ordenada por el hospital y una realizada por la señora a su costo en la que se habían detectaron dificultades en el crecimiento del bebé, pero que en el momento esto no lo tuvo en cuenta el médico tratante. A poco de llegar a su domicilio el esposo la llevó al hospital donde fue internada para realizarle una cesárea, y se pudo comprobar que el bebé había fallecido. Al ser consultado el personal médico, se dijo que “la señora nunca debió volver a su casa. El protocolo dice que debía quedar en la policlínica a la espera de una ambulancia. La nurse actuó con impericia”. En nota que le realizamos al presidente de ASSE, el Dr. Leonardo Cipriani, este expresó: “Tenemos pocas horas de ginecólogo en el interior del país, lo que pensamos resolver en los próximos días”. Y esto fue lo que efectivamente se llevó a cabo.
El caso permanece en la órbita del departamento jurídico de ASSE, sin resolución hasta el momento.
El caso Diego Rosa
El joven Diego Rosa, de 31 años y padre de dos hijos, fue internado en los primeros días de marzo de 2021 en la emergencia del Hospital de Rivera con problemas respiratorios sin diagnóstico primario. Desde el inicio se aplicó el protocolo sanitario por lo que se le informó a la esposa que permanecería internado y pasado a sala a la espera del PCR que confirmaría o no su positividad. Cecilia, la esposa Diego Rosa, nos informó que desde un primer momento fue destratada por la médica tratante que, ante su reclamo por la imposibilidad de acercar ropa y abrigo al esposo, habría manifestado: “Acá las órdenes las damos nosotros que somos los que mandamos”.
Según el testimonio de Cecilia, días más tarde y gracias a la buena actitud de una nurse y un enfermero pudo, junto a este último, entrar a sala y bañarlo ya que este no pudo contener sus necesidades. El hombre estaba internado en una cama al lado de una ventana y al decir de la esposa, “se quejaba constantemente de que tenía frío, pero se negaban a cerrar la ventana y además entraba polvo de una obra cercana”. Al consultar al médico de guardia sobre el estado de salud de Diego, este le respondió: “Es covid señora y la gente se muere, así que su esposo se puede morir”. A los pocos días y luego de visitas diarias al hospital para recibir el informe médico, Cecilia comenzó a recibir llamadas de amigos y conocidos para darle “el pésame”. “Diego había fallecido hacía varias horas y el Hospital no me informó”, dijo. El caso está bajo investigación administrativa.
El caso Yesica Quintana
Como “muerte dudosa” podría catalogarse lo ocurrido en el mes de mayo con una mujer de 25 años internada en el hospital departamental de Rivera con un embarazo de 33 semanas de gestación (mal controlado según el informe), presentando baja saturación de oxígeno y un malestar general desde dos semanas antes, lo que se presentaba como un posible caso de covid-19. Se le realizó una ecografía fetal con resultado normal. Al constatarse una grave insuficiencia respiratoria, la mujer fue trasladada a la URA (unidad respiratoria aguda) y conectada a un respirador.
Según la información recabada, la paciente no debía permanecer en la URA y sí debía ser internada en un CTI, pero en el Hospital de Rivera no había camas disponibles. Se consideró la posibilidad de trasladarla al Hospital de Paysandú donde había vacantes, tanto en CTI de adultos como en neonatal, pero ante la gravedad del caso el médico de traslados consideró que no era recomendable realizar el traslado por lo que la mujer, que se encontraba entubada, volvió a ser internada en la URA. En la madrugada del 4 de mayo de 2021 se solicitó la presencia del médico de guardia, René Carbonay, al que se le informó que la paciente estaba en paro cardíaco del cual consiguió salir minutos más tarde. La situación fue detectada por la enfermera de guardia y se maneja la posibilidad de fallas en el respirador que se podrían haber generado en el espacio de tiempo entre la última recorrida de la médica de guardia y el momento que lo detectó la enfermera. El hospital se comunica con el ginecólogo de guardia al que se le informa sobre el grave estado de la mujer para poder evaluar la posibilidad de realizar una cesárea. El profesional se presenta con un médico asistente y un anestesista procediendo a realizar la cirugía retirando al bebé ya fallecido. La mujer finalmente fue internada en el CTI del hospital donde falleció días más tarde. De acuerdo a la información que obra en nuestro poder, las autoridades de ASSE han iniciado una investigación administrativa para establecer las responsabilidades del caso o las fallas en el sistema que tuvieron como consecuencias el fallecimiento de la madre y su bebé.
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