La normativa fomenta actuaciones para evitar la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta el consumo, dijo el Gobierno de España al impulsarla en junio de 2022.
Con 269 votos a favor, ninguna en contra y 70 abstenciones, la Cámara de Diputados de España aprobó el miércoles 11 un proyecto de ley sobre la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. El texto en discusión pasará ahora al Senado para continuar su tratamiento.
El objetivo del proyecto es alcanzar “la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicio de alimentos” por parte de todos los agentes de la cadena alimentaria, estableciendo una jerarquía de prioridades para su solución, y atendiendo la producción y consumo responsables.
Ahora el Senado cuenta con dos meses para aprobar, rechazar o modificar el texto.
Disminuir el despilfarro de alimentos
Hace casi un año, en junio de 2022, el Gobierno de España aprobó el proyecto que en su momento se presentó como una iniciativa “pionera contra el desperdicio alimentario”.
Según datos oficiales, en 2020 los hogares españoles tiraron 1.300 millones de kilos de alimentos, en promedio, 31 kilos por persona. Para corregir y evitar ese desperdicio, el Ejecutivo impulsó el proyecto que desde esta semana tiene media sanción. En España es la primera regulación sobre la materia, pero ya existe en Francia e Italia.
Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, dijo que además de “regular y crear conciencia, el proyecto de ley da respuestas a una necesidad social, regulando el uso preferente de los alimentos para consumo humano, favoreciendo la donación y disminuyendo el despilfarro de alimentos”.
Hay que entender el desperdicio de alimentos como un a “ineficiencia” de la cadena alimentaria, cuyas consecuencias son económicas, sociales y ambientales, agregó.
Jerarquía de prioridades
Entre otras cosas, el proyecto establece que cada eslabón de la cadena alimentaria tiene que elaborar de un plan de prevención de desperdicios con una jerarquía de prioridades, que va desde el consumo humano como la mayor y más importante, hasta la elaboración de alimento animal o biodiesel como prioridad menor.
Aquellos productos que siendo aptos no se pueden comercializar por alguna razón, no se desecharán, sino que se destinarán en primer lugar al consumo humano a través de convenios de colaboración con instituciones no lucrativas o bancos de alimentos, y quienes reciban las donaciones garantizarán la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro.
El segundo escalón del orden de prioridades es el de transformar la materia prima, que no tiene condiciones de consumo en su estado original pero que es aprovechable, en jugos, mermeladas u otras elaboraciones.
El tercer lugar en la jerarquía de prioridades es para los productos que no pueden ser usados como alimento humano, esos se derivarán a animal o serán destinados a la industria como residuos, compost o biocombustibles.
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