La tragedia de las inundaciones ha mostrado la solidaridad de los productores brasileños. “Hay un ambiente de solidaridad” total que va desde “donaciones a productores que van a otras ciudades a hacer voluntariado”.
El 20 de abril se cumplieron dos años de que un grupo de cuatro ingenieros agrónomos uruguayos, todos en la franja de los 30 años, se instaló en el sur de Brasil con una empresa de asesoramiento técnico en el sector agrícola, básicamente en el área nutricional de los cultivos, fundamentalmente de maíz en verano, y canola y trigo en invierno.
Se trata de Ruben Díaz, Francisco Álvarez, Valentina Bonomo y Felipe Rodríguez. Los cuatro egresaron de la Facultad de Agronomía en la misma época y decidieron viajar a Brasil con perspectivas de crecimiento, lo que sin duda están logrando.
“En base al mercado brasileño, que es muy atractivo, decidimos emprender un negocio propio”, dijo Felipe Rodríguez a La Mañana. Así surgió la empresa Agroimpulso. “No nos podemos quejar”, expresó.
Los servicios de la empresa son fundamentalmente agrícolas por las características de la región en la que tiene influencia: “Es en la zona de las misiones brasileñas que abarca Ijuí, Santo Angelo, San Borga, Santa Rosa, Passo Fundo y Lagoa Vermelha. La región va desde el límite con Argentina hasta la sierra Gaúcha”; una zona muy amplia caracterizada por ser muy diversa como todo Brasil y con variedad de altitudes, porque hay chacras que están a 300 y otras a mil metros en la zona de Lagoa Vermelha.
Toda esa área se espande, desde la frontera de Uruguay con Brasil, hasta unos 600 kilómetros al norte. Rodríguez comentó que las dimensiones de Brasil son tan grandes que esa distancia no significa lo que en Uruguay y no es raro que en una jornada se recorran 500 kilómetros trabajando.
Respecto a la agropecuaria, dijo que “la variabilidad del ambiente es muy grande y también en los sistemas de producción. Cuanto más uno se corre a Argentina, el clima permite hacer tres cultivos por año y por lo general bajo riego se hace maíz de primera, que en Brasil le llaman maíz zafra, y lo levantan en los primeros días de febrero”; enseguida trabajan con “la soja de zafrinha, que para Uruguay sería una especie de soja de segunda pero sembrada muy tarde, y lo hacen porque el clima se los permite”. Donde no hay riego “suelen hacer la soja zafra (plantada en noviembre) con el uso de grupos de madurez bastante amplios”.
En invierno “hacen canola y mucho trigo. Una de las cosas que nos llamó la atención es que hay mucha área de trigo”, señaló.
Producción arrocera
En cuanto al arroz, Río Grande del Sur es el principal estado productor con unas 800.000 hectáreas, y un fuerte mercado interno. “El productor ha avanzado mucho a nivel productivo, está muy concentrado en la parte de riego y genética con rendimientos iguales o superiores a Uruguay, y por ahora no tiene mucho espacio para mejorar porque los niveles productivos son muy altos”.
Por otro lado, “es un productor al que le interesa mucho la agricultura de precisión y de manejo nutricional”.
Uno de los puntos observados por los responsables de Agroimpulso es que “hay chacras con niveles de fósforo comparables a los niveles de tambo en Uruguay, extremadamente altos, generado por las fertilizaciones”. En respuesta a eso, “en algunos casos hemos podido bajar la cantidad de fertilizante aplicado, bajando los costos sin perder productividad”.
El productor es muy familiar
Rodríguez agregó que los productores, “se adaptan a la tecnología de forma muy rápida y agresiva. En Uruguay se genera mucha información y tecnología a través de inversiones privadas, de la Facultad o de INIA, y si es validada es adoptada por el productor, pero en Brasil es el productor el que prueba las nuevas tecnologías y va descartando lo que no funciona. Eso los hace muy pioneros y permite abrir puertas, son muy receptivos a las nuevas ideas y tecnologías, y si ven que hay un fundamento abren cien hectáreas para hacer una prueba y medir resultados”.
Otra característica es que el brasileño desarrolla un sistema de producción “muy familiar, con cultura de trabajo”, que lo hace estar en todas las instancias productivas y se genera un buen vínculo personal y social, algo en lo que los brasileños en general “son fabulosos desde el día que te conocen. Son personas muy cálidas y amables, te reciben, te entienden, son muy curiosas, preguntan mucho, preguntan sobre Uruguay, y están abiertas al intercambio”.
El brasileño “ve a Uruguay como un país de productos de calidad. Por ejemplo, ellos no comercializan el trigo por nivel de proteína en grano, sino por peso hectolítrico, pero como tienen un mercado interno tan grande, cualquier cosa que produzcan respetando determinados criterios físicos la comercializan sin grandes problemas. Eso aporta a la apertura y la recepción de ideas que se le den para mejorar la calidad del suelo como del producto final”.
Resultados agrícolas
Por otro lado, “en Uruguay estamos muy lejos productivamente, más que nada en los cultivos de verano. Por ejemplo, la producción de soja en nuestra zona de trabajo es de 3600 o 4000 kilos promedio”.
En Brasil la probabilidad de cosechar “es muy alta”, aseguró, pero “en Uruguay es alta la probabilidad de tener una zafra con dificultades, cosa que no pasa en Río Grande por la capacidad de almacenaje de los suelos, por su estructura y por la inversión en insumos que es muchísima. En consecuencia, sacando los dos últimos años de verano que fueron muy tristes, al sur de Brasil como en Uruguay, las producciones son muy buenas.
Impacto emocional de las inundaciones
El Ing. Rodríguez comentó que “los grandes episodios lluvia se dieron a fines de abril”, pero en la región en que él trabaja con sus colegas uruguayos, el porcentaje de afectación “fue bajo”, aunque “afectó a los productores que estaban esperando cosechar”, que no eran tantos porque las cosechas se concentraron entre el 15 de marzo y el 15 de abril.
“Las regiones más afectadas de Río Grande del Sur fueron Porto Alegre, Pelotas, todo lo que abarca la parte arrocera, Uruguayana, Alegrete, Manoel Viana, donde hay un clima más similar al de Uruguay con ciclos parecidos y son chacras que se cosechan más tarde. Ahí sí hubo afectación, pero en la zona en que nosotros trabajamos con Agroimpulso la producción se pudo levantar y ahora se está empezando a cosechar la zafrinha con buenos rendimientos, lo que contrasta con las zonas de crecientes, que tuvieron pérdidas totales en los cultivos, maquinarias, infraestructuras, en todo”, describió.
Consultado sobre la caminería rural, dijo que “la regla general es que si llueve no salgas, porque las probabilidades de que te entierres son muy altas. Los suelos tienen mucha arcilla y eso los hace lodosos, y si bien son muchas las carreteras asfaltadas también tienen caminos internos que son de tierra. Lo bueno es que con par de días de sol se seca rápidamente y se puede circular sin problemas”.
Sobre el impacto emocional causado por las inundaciones, Rodríguez dijo que “los que pudieron cosechar tuvieron muy buenas producciones, pero igualmente el ánimo del productor no está bueno, porque tiene familia o amigos en una región inundada o el agua se instaló en una ciudad que conoce. Los brasileños son personas muy sentimentales y el ánimo de ellos no es muy bueno pese a que en nuestra región tuvieron cosechas buenas”.
“Hay un ambiente de solidaridad muy grande con donaciones e incluso productores que van a otras ciudades o zonas a hacer voluntariado”, subrayó.
Adaptación
En un plano más personal, Rodríguez dijo que para poder desarrollar un emprendimiento como Agroimpuso la adaptación humana y personal es tan importante como la laboral, y así como hay que adaptarse a determinadas características profesionales, también hay que hacerlo en cosas menos complejas pero significativas como la comida. “Te terminas adaptando, hay muchas casas de comida y mucha variedad. Yo en particular tengo problemas con las pizzas porque le ponen mucha cosa arriba, y lo otro es la yerba”, confesó. Pero “en frutas y verduras hay de todo y abundante”.
“En la vida social te adoptan y te reciben muy bien. Cada uno de nosotros formó o se incorporó a barras de amigos en las ciudades en que vivimos. Valentina tiene un grupo de amigos que juegan al padel, yo una barra que hacemos campamentos, Ruben y Francisco van a un club deportivo y han formado amistades. Socialmente el brasileño hace el esfuerzo de entenderte, te abren los brazos y te tratan como amigos de toda la vida”.
La formación ayuda a que así sea, en lo profesional como social y humano. “Uruguay produce muy buenos profesionales, y cuando se sale al exterior se puede hablar e intercambiar, y nunca quedamos mal parados porque la educación nos generó herramientas que nos permiten defendernos o hacer un razonamiento lógico en una problemática particular”, concluyó.
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