El plan estratégico para el período 2025-2030 contiene una fuerte apuesta a la productividad con sostenibilidad en la que no se sacrifiquen los recursos naturales. La hoja de ruta incorpora, además, una fuerte vinculación de la ciencia de datos y la inteligencia artificial a la gestión de la investigación.
¿Cómo ha transitado estas primeras semanas al frente del INIA?
La verdad que hemos tenido una agenda bastante intensa porque hemos estado recorriendo las estaciones experimentales de INIA. Por ahora visitamos Treinta y Tres, Tacuarembó, Salto y La Estanzuela en Colonia. La próxima semana vamos a ir a Las Brujas. A su vez, hemos estado en delegaciones con el ministro Alfredo Fratti y las autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en Cerro Largo, en la Expo Activa de Soriano, en Expo Melilla y en la cosecha del arroz en Treinta y Tres. Así que ha sido bastante intenso y bajo el concepto de gobierno de cercanía. En nuestra gestión queremos estar cerca de los territorios y de todo el personal de INIA.
Más allá de que por su trayectoria conoce bien la institución, ¿con qué se ha encontrado en estas primeras semanas al frente de ella?
Obviamente llevo acá quince años, pero no necesariamente visitaba todas las unidades experimentales y todas las áreas de las distintas estaciones y siempre me sorprende las capacidades que tenemos. Tanto en la institución como en los actores que interactúan con INIA. Hay mucha capacidad instalada, equipos humanos que a su vez cuentan con equipamientos, infraestructura, laboratorios, ensayos de campo, abordando los principales problemas que tenemos sobre cómo mejorar la producción, cómo conservar el ambiente, cómo valorizar lo que generamos, cómo dar respaldo científico al posicionamiento de Uruguay como productor de alimentos sostenibles, que respeta al medioambiente, que analiza todo el tema de la calidad del suelo, la salud del suelo, del agua, los temas de gases de efecto invernadero, las emisiones que generamos con nuestras producciones. También cómo estamos desplegando una cantidad de investigaciones a territorio, cómo disminuir el uso de agroquímicos y para eso potenciar el control biológico de plagas y de enfermedades. Verlo in situ, hablar con los investigadores, con todo el personal de apoyo y de gestión, convencidos de que estamos en una institución muy potente. Comentaba hace tres semanas en un evento en el que participamos los INIA del Cono Sur y de Iberoamérica en Costa Rica que en primer lugar en América está sin duda Embrapa de Brasil [Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria] y el segundo instituto de referencia para muchos actores es INIA de Uruguay. Tenemos una institución muy potente, siempre con áreas para mejorar, pero yendo a los territorios. Hablando con el personal, uno valora la potencialidad que hay.
¿Cómo acompasa el INIA el avance permanente que experimenta el mundo de la ciencia?
Ya el plan estratégico 2016 había pautado trabajar muy fuertemente en la biotecnología, las tecnologías de la información y la comunicación. Ahora se agrega todo el tema de ciencia de datos e inteligencia artificial, donde queremos jugar muy fuerte. Fortalecer también el eje del riego y la gestión sostenible del agua, que nos parece un elemento central. Hemos puesto mucho esfuerzo en el tema de la salud animal. El INIA apuntaló –y lo sigue haciendo– todo el tema de salud animal, lo tenemos en la Estanzuela y también con inversiones importantes en Tacuarembó. Se han desplegado un montón de iniciativas estratégicas y algunas se han anticipado a cosas que han venido en el mundo y otras que tenemos que fortalecer, porque la velocidad de los cambios es vertiginosa y un instituto como INIA tiene que estar muy acompasado a los desafíos de los tiempos.
¿Cuál es el plan estratégico para este quinquenio?
Justo ahora empezamos esa discusión. Se van a abrir distintas instancias de intercambio con los actores del mundo privado y de las políticas públicas. Obviamente, la academia, los investigadores y el personal de INIA. Vamos a actualizar el plan que teníamos y elaborar el plan 2025-2030. Las agendas son mucho más dinámicas. Pero te diría que vamos a seguir fortaleciendo los aspectos de sostenibilidad. Tenemos que incorporar también la dimensión de productividad, pero con sostenibilidad, que sea una productividad que no sacrifique los recursos naturales y la base natural que Uruguay tiene de producción. Queremos vincular más fuertemente la ciencia de datos y la inteligencia artificial a la gestión de la investigación y del instituto. Queremos fortalecer el paradigma que ya veníamos trabajando en salud. Cada vez está más clara la interdependencia de salud humana, salud animal, salud ambiental y salud vegetal. Eso el INIA lo tiene que asumir integralmente. Y queremos alinearnos a los tres ejes que ya fijó el ministro, que son el tema de la garrapata y salud animal, gestión de riego y agua, y el aumento de la tasa de procreo bovina, donde jugaremos en coordinación con el Instituto Plan Agropecuario.
¿Cómo se encuentra la institución en términos financieros?
Ahí va a haber un capítulo específico de gestión eficiente y captura de fondos para financiar la institución. Tenemos varios planos. Uno es volver a negociar la deuda que se fue acumulando en el tiempo con el INIA, que hoy son US$ 36,8 millones. El pago del año pasado se daría en seis cuotas en este 2025. Y los últimos seis meses del 2025 sería para lo que corresponde a este año. Eso sería 12 cuotas de US$ 100 millones por mes. Y luego, sin duda, se va a abrir la negociación del presupuesto de ahora en más. Va a haber tres grandes áreas de trabajo. Una es buscar que se respete la ley y participar en la negociación de la nueva pauta que se fije. Segundo, hacer un uso más eficiente de nuestros recursos. Habrá todo un capítulo sobre cómo podemos gestionar más eficientemente lo que ya tenemos. Y, tercero, diversificar las fuentes de financiación. Queremos fortalecer un área de captura de fondos, sobre todo internacionales, competitivos, en torno a las temáticas que trabaja el INIA y que son cambio climático, agua, biodiversidad, emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Cuál es el presupuesto anual del INIA?
Hoy estamos en US$ 50 millones. Hay que tener presente también que el INIA destina el 10% al Fondo de Promoción de Tecnologías Agropecuarias, que son actores terceros, y el INIA no puede ser parte de esos proyectos. Son entre US$ 4,5 millones y US$ 5 millones al año que queremos que se ejecuten sí o sí todos los años. Ese va a ser un compromiso de esta gestión. Y luego tenemos ingresos por regalías y por ventas de servicios que van a sumar más o menos US$ 2 millones. Pero el grueso de la financiación viene del Imeba [Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios] y Rentas Generales que aporta el gobierno.
Ahora que se viene la elaboración de un nuevo presupuesto, ¿piensan en un reforzamiento?
Va a ser parte de la discusión. El 29 de abril vamos a presentar el segundo estudio de evaluación de impacto de INIA. Hicimos uno en 2011 y ahora se acaba de terminar un segundo que financió el Banco Interamericano de Desarrollo. Un equipo consultor internacional integrado por gente de Cataluña, de Uruguay y de Holanda analizó el impacto del INIA y se ve nuevamente que es positivo. El retorno social está al nivel del Inrae de Francia [Instituto Nacional de Investigación sobre la Agricultura, Alimentación y Medioambiente] y del IRTA de Cataluña (Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias). Por dólar invertido, retornan entre US$1,20 y US$ 1,25 para la sociedad en Uruguay. Y tenemos un montón de contribuciones donde se analizaron algunos casos como el arroz, la cebada, distintas acciones en ganadería, los boniatos en horticultura. Fueron diez grandes ejemplos que se seleccionaron, en los cuales se analiza el impacto de INIA para la sociedad uruguaya. Al igual que en 2011, se vuelve a decir que si el INIA no existiera habría que crearlo. Es un insumo muy importante a la hora de discutir el presupuesto porque es de las pocas instituciones del Uruguay que tienen una evaluación de impacto durante dos períodos. Y en cada una se analizó los 20 años anteriores a ese estudio. Entendemos que es un insumo muy valioso para la negociación presupuestal.
¿Cuántos científicos trabajan en INIA?
Hoy estamos en 150 investigadores y 740 personas en las cinco estaciones experimentales. El 94% de nuestro personal está en las cinco estaciones en el interior. En la Dirección Nacional solo somo unos 50 integrantes.