En la región, todos los países han desarrollado la producción porcina, salvo Uruguay que se encuentra muy rezagado.
En noviembre, la Cooperativa Agraria Limitada Uruguaya de Productores de Cerdo (Caluprocerd) cumplió diez años. Ubicada en San Jacinto, departamento de Canelones, reúne a casi trescientos socios de prácticamente todo el país. Su presidente, Fernando Andrade, dijo a La Mañana que la gestación de la institución “es de hace mucho tiempo más, comenzando todo con una idea de un grupo de productores dedicados a la crianza de cerdos en un mercado que no era sustentable y lleno de dificultades, porque la industria no compra cerdo. La industria porcina chacinera lo que adquiere es la pulpa de jamón, la bondiola, pero en Brasil”.
Por esa razón, “formamos la cooperativa para poder sobrevivir”, enfatizó Andrade. La organización está compuesta “por productores familiares de pequeña escala y la primera reunión que tuvimos fue en la Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos”, que Caluprocerd integra junto a otras empresas e industrias que también tienen sus granjas. “Caluprocerd es el brazo comercial de la asociación para poder comercializar”, agregó el directivo.
La primera venta de la cooperativa fue en marzo de 2014 al Ministerio del Interior, particularmente a las cárceles.
Los productores que reúne la cooperativa son pequeños, en el entono de treinta a cuarenta madres y ciclo completo, pero “lo importante y la fortaleza está en la organización”, que implica un ejercicio para un mejor uso logístico. Por ejemplo, “cuando vienen cerdos de Salto, se juntan tres o cuatro productores y logran un camión de unos cien cerdos bajando costos y generando mayor rentabilidad a la cooperativa, porque si fueran a hacer eso de a uno se torna muy difícil dadas las distancias. De esa forma el traslado lo pagan varios productores. Eso es lo que le da fortaleza a la organización”, subrayó.
Agregó que “otra cosa importante es que ese camión que llega con cerdos regresa con ración, porque la cooperativa tiene molino propio”.
Comercialización y la ley sin reglamentar
Consultado sobre la producción, Andrade insistió en que la mayoría de los establecimientos “son chicos y tienen una producción familiar”, y mencionó la ración como uno de los componentes que encarecen los costos. Por otro lado comentó que “la cerda tiene dos partos por año, con un promedio nacional de ocho o nueve lechones en cada uno”.
La comercialización “solo la hacemos con el consumo interno”, con un importante apoyo de la Ley 19.292, que declara “de interés general la producción familiar agropecuaria y la pesca artesanal”, y que creó “un régimen de compras estatales” con el fin de beneficiar a las organizaciones que hacen al desarrollo de la producción familiar agropecuaria. Las organizaciones que pretendan operar según esa ley deben cumplir con algunos requisitos, como estar compuestas por al menos cinco productores agropecuarios, de los cuales como mínimo setenta por ciento deben ser productores familiares agropecuarios o pescadores artesanales.
Aunque Andrade advirtió que “la ley aún no está reglamentada”, de todas formas “hay algunas instituciones nacionales que compran carne bajo esa ley que reserva treinta por ciento de la compra pública a la producción familiar”. De esa manera, “el que compra cuarenta cajones de papas, treinta por ciento debe adquirirlo a la producción familiar”, ejemplificó, y explicó que de no ser por la ley mencionada, la venta siempre la haría el productor grande o las grandes superficies en perjuicio del chico que no tendría posibilidades de participar.
“Es importante que la ley se reglamente, pero siempre queda en lista de espera”; no es prioridad de los políticos a no ser que se acerquen los tiempos electorales y ahí se mueve un poco, pero luego se vuelve a olvidar, cuestionó el productor. Eso se solucionaría si Uruguay “generara políticas que trascendieran a los gobiernos, no puede ser que cada vez que haya cambios de gobierno tengamos que empezar de nuevo”.
Razas y genética
En otro orden de cosas, Andrade señaló que la cooperativa compra la genética y la financia a los productores: madres Landrace por Large White, padrillo Duroc y Landrace por Pietrain puro.
Caluprocerd tiene acuerdo con dos cabañas de cerdos, una es La Virgen de la familia Lodeiro y la otra es La Palmita de la familia Rostán. “La diferencia es la distancia, porque una está en Palmitas, Soriano, y la otra en San Ramón, Canelones”. La cercanía o lejanía de los establecimientos “es un detalle importante por el encarecimiento de los fletes. Eso me lleva a otro tema que hemos hablado en la cooperativa y es hacer, entre la Intendencia de Canelones, el Gobierno nacional y la industria, un frigorífico para poder acceder a la faena”, porque en Uruguay falta industria.
Es “fundamental” tener una industria asegurada, más cuando vemos que “las trasnacionales vienen a comprarnos los frigoríficos”, planteó Andrade.
Es más económico importar
Ante la pregunta de cómo se solucionan los problemas que tiene la producción de cerdos en Uruguay, el presidente de Caluprocerd dijo que tal como están las cosas ahora “no hay Gobierno que vaya a dar solución al problema productivo porque el cerdo de Brasil sale muchos más barato y es más económico traerlo en una caja sin grasa, sin desperdicio. No obstante, la producción local ha cobrado más agilidad debido a un problema sanitario de Brasil, lo que llevó a que la industria frigorífica nos compre algo más”. De hecho, “la asociación reclamó al director general de la Granja, Nicolás Chiesa, que se impusiera el impuesto a la grasa”, lo que se logró. “Otro logro de la asociación fue limitar los permisos que permitían especular sobre cuándo y desde qué país importar”.
Brasil es el principal proveedor de cerdo que tiene Uruguay, pero también llegan desde Dinamarca. Respecto a Brasil se da la particularidad de que Uruguay “no permite el uso de ractopamina y Brasil sí”. Este es un medicamento para favorecer el crecimiento del cerdo pero que “llega a través de la carne”. También hay que decir que “lo hace con valores muy bajos y dentro de ciertos parámetros se le permite ingresar al país, pero hay otros países donde la exigencia es mucho mayor, por ejemplo Rusia”, dijo Andrade.
Si miramos la región, Brasil es el principal productor y exportador de carnes. Datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab) indican que la producción récord de carnes en ese país está siendo impulsada principalmente por una mayor oferta de carne porcina, de la cual Brasil es el cuarto productor mundial. Según la Conab, este año la producción brasileña de carne de cerdo tendrá un aumento hasta los 5,32 millones de toneladas, un récord total que permite una mayor exportación.
“Además, Argentina es un potente productor de cerdo. Paraguay se está reconvirtiendo y acá entraron algunos contenedores”. Una mención especial merece Chile, que “produce cerdos y no produce cereales ni granos, los compra en el exterior. Ante esa realidad regional es claro que en Uruguay estamos retrasados”.
Ese retraso se debe a que “faltan políticas de Estado que mantengan los proyectos de trabajo e inicien otros. Por ejemplo, la venta al Estado es un inicio, pero no debería ser la única política, porque ningún sector se puede desarrollar solo con ventas al Estado”.
“Tenemos que pensar en hacer crecer el mercado interno, pero también en proyectar la exportación, para ambas cosas también tenemos que desarrollar la producción, producir más y producir calidad, enviar musculación, que requiere mejor genética, alimentación y manejo. Si hacemos las cosas bien podríamos ser un país productor de la talla que somos en otros tipos de carne, se generarían ingresos y se crearía mano de obra”.
La granja como un conjunto
Fernando Andrade, presidente de la Cooperativa Agraria Limitada Uruguaya de Productores de Cerdos, tiene su establecimiento El Delincuente en Canelones. Es un productor familiar dedicado exclusivamente al rubro porcino. “Tengo algunas ovejas para que me corten el pasto”, dijo a La Mañana. Como productor de cerdos defiende el rubro, pero también tiene una visión más amplia del sector porcino, no lo concibe como aislado, sino como parte de un todo mayor que debe integrar a la granja en general.
“Nos interesa que haya más ventas de cerdos porque eso permitiría que haya más productores con más cerdos y por tanto un mayor desarrollo del sector, Pero también nos interesa que crezcan otras cooperativas productivas, sean de pollos, de productores hortícolas, etcétera. Esa es la manera en que se fortalece la granja y el cooperativismo, porque no es lo mismo que sea un grupo de chancheros a que sea la granja en general la que se desarrolle”, planteó.
“Este, como otros sectores productivos, tiende a desaparecer. Cada vez somos menos y en mi caso particular le debo decir a mis hijos que estudien porque no sé si van a poder vivir solo con el criadero”, concluyó.
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