Desde la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) se apuesta al diálogo y a políticas diferenciadas de cara al próximo gobierno. Para esto, esperan que las nuevas autoridades máximas tengan en cuenta la propuesta que entregaron antes de las elecciones a los representantes de cada partido. Esta propuesta contiene políticas públicas diferenciadas para el desarrollo de la producción familiar.
Ante esto, La Mañana dialogó con Fernando López, secretario general de la institución, quien destacó el documento y sus principales puntos a tratar.
¿De qué constó esta propuesta de políticas públicas diferenciadas para la producción familiar que elaboró la gremial y que se entregó oportunamente a los candidatos?
En primer lugar, fue una propuesta que elaboramos -como hacemos cada cinco años- con la participación de distintas instancias de consulta, donde también se analiza lo que han sido las políticas públicas en producción familiar durante último quinquenio como mínimo. Hemos discutido en varios consejos directivos y buscado calidad técnica y rigor para el documento, hemos sido un apoyo importante para llegar a tener una publicación –bien armada, estructurada por capítulos- con temas principales que hacen a los distintos ejes de lo vinculado a la producción familiar. En esta oportunidad tratamos además de aterrizar acciones más concretas en varios de los sistemas productivos. Por un lado se incluyen temas de infraestructura, investigación, desarrollo rural, entre otros, pero también en sectores de lechería y ganadería hay algunos temas traídos más a tierra. El objetivo es que sean una contribución a los programas de los partidos políticos, que ojalá sean incorporados en el próximo plan de gobierno.
En el documento hay un capítulo dedicado a las políticas macroeconómicas, ¿qué es lo que plantean allí?
Si bien nosotros planteamos que tienen que haber políticas estables, también se necesitan condiciones de competitividad en lo externo. Sabemos que hay un conjunto de oportunidades, sobre todo en tema de políticas macroeconómicas, como por ejemplo la ley de promoción de inversiones que puede apoyar a sectores –como el de producción familiar- que hasta ahora no tienen acceso a este tipo de estímulo para que se puedan insertar de la mejor manera en la cadena de valor.
La infraestructura y los servicios también son importantes, ¿qué políticas cree que se tienen que aplicar en esos rubros?
Planteamos una cuestión novedosa que tiene como un registro actualizado del Estado, como forma de hacer un monitoreo permanente. También se puede reconocer que en infraestructura se han hecho inversiones importantes, pero todavía hay mucha gente de Uruguay profundo que enfrenta limitaciones importantes, como la caminería, que siguen siendo una dificultad importantísima para la vinculación con el resto del medio y el mundo. Por otro lado, cuando hablamos de infraestructura, también pensamos en lo que pueden ser las comunicaciones, el acceso a internet de forma ágil y asequible. Hemos avanzado pero hay que seguir trabajándolo. También hay que pensar en los servicios, fundamentalmente en cómo se puede incidir para que los jóvenes del medio rural se puedan quedar en el campo en condiciones dignas. En lo económico, un joven puede tener una buena oportunidad en un establecimiento o en una chacra familiar, pero si el joven no tiene servicios, no tiene elementos mínimos de comunicación con el resto de la comunidad, es muy difícil pensar que se quiera quedar en el medio rural.
¿Ustedes esperan políticas diferenciadas para la agricultura familiar?
Sí, nosotros siempre decimos que lo diferente hay que tratarlo con instrumentos diferentes. Durante muchísimos años Uruguay ha tenido políticas sectoriales como en otros países; políticas para el arroz, la lechería, la carne, para la agricultura. Si bien se ha transitado un camino, hay que profundizar en las políticas para la producción familiar, que es un sector importante de la producción agropecuaria. Las políticas sectoriales además necesitan otro tipo de instrumentos para que los productores puedan mejorar su escala, su ingreso a la cadena, incorporar tecnología sin que sea técnica, como forma de dar sustentabilidad a esa nueva distribución.
Cuando pensamos sobre las políticas diferenciadas para la producción familiar, las políticas de desarrollo rural, tenemos en cuenta el nuevo desafío que significaría el contexto del nuevo acuerdo Mercosur o de la UE, que generaría desafíos adicionales para los productores, quienes necesitarían apuntalamiento para poder enfrentar los desafíos de este nuevo escenario.
¿Esperan ustedes mayor financiamiento y más accesibilidad a tierras de colonización como propone el documento?
Sí. Con respecto a financiamiento, entendemos que es un pilar importante para el desarrollo. Creemos también que hay que crear nuevos instrumentos de financiamiento. Es sabido que la pequeña producción, la producción familiar, tiene dificultades importantes para acceder a financiamiento bancario formal. Por eso hay algunas iniciativas que son buenas pero que se podrían universalizar, como son los fondos de Artigas, los programas de microcrédito, para poder desarrollar y generar innovación y mejor infraestructura a nivel de la producción familiar, a partir de buenas propuestas, por supuesto. Las condiciones de muchos productores es que tienen dificultades de garantías reales para poder acceder al crédito.
Cuando hablamos del tema de tierra, hablamos de acceso, uso y tenencia, porque no es solamente cómo se dieron las tierras sino cómo se usan, y qué calidad tiene la tenencia. Entendemos que hay que profundizar esas políticas. El Instituto de Colonización cumple un papel importante pero también hay que ser conscientes que abarca cerca del 5% del territorio nacional de las tierras agrícolas, o sea que es importante que su capacidad abarque las necesidades de acceso que existen sobre todo a nivel de la producción familiar. En el tema de acceso a la tierra creemos que hay que preservar y promover que se refuerce el trabajo y los recursos del Instituto de Colonización, que se refuerce y se mejore la adjudicación de tierras para productores familiares, para hijos de productores familiares, para aquellos que necesitan esas tierras para poder desarrollarse en la producción agropecuaria. También creemos que hay algunos desafíos vinculados al ordenamiento territorial. Hay que ver cuáles son los sistemas de producción predominantes en las distintas zonas para que aquellas producciones familiares puedan seguir trabajando cuando haya, por ejemplo, mega emprendimientos que puedan amenazar su viabilidad o sustentabilidad en el tiempo.
A modo de resumen, los principales puntos son: acceso a la tierra, reforzar el instituto, seguir profesionalizando su trabajo, mejorar la adjudicación, crear más presupuesto, y trabajar en ordenamiento territorial.