Está comenzando el período para los cultivos de verano y la preocupación de los productores y técnicos se centra en el costo de los insumos, fertilizantes y fletes, además de cómo impactará el clima.
La Mañana dialogó con los ingenieros agrónomos Diego Lluberas que se desempeña en el litoral, departamento de Río Negro y Soriano; Juan Diego Cano cuya área de acción es el litoral norte, particularmente en Río Negro, Paysandú y Salto, y Felipe Rodríguez de la zona este.
En referencia a los departamentos de Río Negro y Soriano, Lluberas dijo que “recién se están preparando las chacras para el verano”, aunque “algunos pocos establecimientos ya comenzaron a sembrar soja”, de todas formas hay señales de que “el área de verano va a aumentar algo, no puedo decir cuánto pero estimo que no mucho porque los esquemas ya están bastante estabilizados en sus rotaciones y si bien hubo un aumento en el precio, en términos generales los productores van a tratar de mantener el esquema”.
El maíz de primera comenzó a sembrarse en setiembre, es un cultivo que “todos los años tiene un aumento de área tanto de primera como de segunda”, pero al igual que con la soja “no podría precisar números porque es muy pronto para saberlo con exactitud” la magnitud del incremento del área.
En cuanto al sorgo dijo que mantendría el área.
Una de las mayores preocupaciones viene por el lado de los costos: “Siguen subiendo los insumos y es un tema a tener presente, el aumento fue grande en fertilizantes y demás fitosanitarios, lo que llevó que una hectárea de soja, sin considerar renta, esté en los 550 o 600 dólares, y el maíz en los 900 a 1.000 dólares, eso como números redondos y según el predio y la fertilización que se haga”, subrayó.
Es verdad que los commodities subieron, pero “los costos se han incrementado en mayor porcentaje y es un tema a atender para hacer un uso más que eficiente y lograr un margen mejor”, reflexionó y agregó que “en pocos días la urea aumentó casi 80 dólares”.
Consultado si ha habido problemas para concretar compras de insumos y fertilizantes, Lluberas dijo que por el momento “no ha faltado” porque “todos los actores que se dedican a la comercialización de insumos advierten que puede haber problemas en los próximos meses y aconsejaron ir armándonos de stock previo al verano” y los productores actuaron en consecuencia.
Por otra parte “preocupa el clima, en Río Negro y Soriano estamos en final de la zafra de cultivos de invierno y se ve una restricción de agua. Los cultivos están en el último período y se sintió un poco el déficit hídrico parta completar un buen llenado”, aunque en términos generales las plantas “están muy bien”, comentó.
Sobre el riego, expresó que “aumentó la cantidad de equipos”, es algo que se ve en las chacras y es natural para todo el que pueda costearlo porque “el riego da estabilidad”.
El regreso del girasol
Juan Diego Cano, técnico de Rutilán, dijo que en el análisis de los cultivos de invierno “hay que agregar el girasol” que “retornó y aunque su área es chica ha crecido” con “una buena experiencia el año pasado”. “Regresó con nuevos materiales de muy buen rendimiento de aceite y quizá la problemática mayor sean los daños de paloma, pero hasta el momento y en los dos años anteriores no ha habido problemas serios” al respecto.
El girasol de primera se siembra en octubre y noviembre, y el de 2da en noviembre y diciembre, pero cabe esperar poco girasol de segunda porque “el principal comprador que es Cousa armó un plan para recibir girasol antes que empiecen a entrar soja, eso significa que reciben hasta determinado momento y para cumplir se plantó mucho de primera” cuya fecha de cosecha es a partir de fines de febrero y en marzo.
El año pasado el área de girasol fue de entre 7.000 y 8.000 hectáreas, este año quizá llegue a las 15.000. “Es un crecimiento importante, pero para ponerlo en perspectiva hay que tener presente que la soja tiene un millón de hectáreas”, matizó.
Sobre la soja consideró que tiene “buenas perspectivas” por lo que “se prevé un crecimiento moderado del área”.
En cuanto al maíz Cano observó que “la siembra de primera se llevó adelante con buenas implantaciones, el área en secano bajó un poco con respecto al año pasado con la perspectiva de que aumente el área de maíz de segunda”.
“A su vez las áreas de maíz con riego siguen aumentando”, es el cultivo “que más acompaña las inversiones de riego debido a su mayor respuesta”.
Por otra parte, “para el maíz y la soja, la principal novedad” de este año es la tecnología Enlist que “para ambos cultivos va a ser de mucha utilidad para el control de malezas” que es un “desafío que se viene complicando. En maíz, Enlist agrega resistencia los herbicidas Enlist y Veedict Max, además de glifosato y glufosinato de Amonio. En soja, otorga resistencia a 2,4-D Enlist, glifosato y glufosinato de amonio”, precisó.
Finalmente, el sorgo mantiene un área “estable” con tendencia leve a la baja. Cano recordó que el año pasado “hubo una problemática nueva que fue la plaga del pulgón amarillo” por lo que “ahora se están tomando las precauciones de seleccionar los híbridos de mejor comportamiento de esa plaga que es nueva en el país”.
Pero en la determinación de la producción “no pesa tanto el efecto del pulgón amarillo porque la gente que hace sorgo está en conocimiento y va a tomar las precauciones. Lo que más incide al decidir si hacer sorgo o no y cuánta área, es la relación de precios con otros granos y el costo de los fertilizantes”.
Sobre ese punto Cano dijo que “los precios de los granos son buenos”, pero el costo de los insumos “son un factor importante que hace más apretada la producción y hace que sea más necesario obtener buenos rendimientos”.
Hay que buscar alternativas a la suba de los costos
Desde la zona este, el Ing. Felipe Rodríguez, dijo que cuando se recorren las chacras “se pueden ver los laboreos” con “expectativas de que llueva lo necesario para tener la humedad adecuada para siembra”.
Hasta el fin de semana pasado se habían registrado 35 milímetros en lo que va de octubre, pero afortunadamente para el sector “todo el invierno y setiembre fueron llovedores, la primavera se aprontó temprano gracias a esas humedades y días soleados, pero con los días ventosos el agua se está yendo rápido”.
Sobre los insumos dijo que ha seguido el tema desde junio. “En agosto la última cotización de urea fue de 600 dólares la tonelada, y la última cotización de setiembre fue de 835 dólares, o sea que subió casi 250 dólares por tonelada, y el resto de los fertilizantes binarios han acompañado esa suba”, comentó.
Para contrarrestar o suavizar el efecto de los costos, comentó que hay opciones con los “fertilizantes líquidos que son relativamente más baratos en comparación con los comerciales sólidos”, con los cuales “se puede gastar un poco menos en la implantación e ir al cultivo a sacar muestras como para poder corregir alguna deficiencia”.
Los fertilizantes sólidos tienen un costo de 250 dólares por hectárea, en comparación con unos 120 dólares de la zafra pasada, por lo que “igual manejo, igual cantidad de fertilizantes, nos da una diferencia de por lo menos 100 dólares por hectárea sólo en fertilizantes”, explicó.
Como alternativa a la suba de los herbicidas “este año se empezaron a usar productos originales granulados que van a menos dosis y son más competitivos porque el efecto es mejor que los genéricos, lo que nos permite jugar con esa gama” de materiales. “En fertilizantes podes jugar con otros productos que (permiten) menos dosis pero tienen algunas particularidades que lo hacen disponible por más tiempo”, añadió.
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