El programa de Conciencia Agropecuaria fue creado en 2017 dentro del Ministerio de Ganadería durante el tercer gobierno frenteamplista y si bien el gobierno cambió de signo político, aggiornado a los tiempos que corren, esta política sigue funcionando. La Mañana conversó con Gustavo Garibotto, quien desde la FAO coordina el proyecto dentro del propio ministerio desde el 2020.
Mucho se ha escuchado hablar de Conciencia Agropecuaria en lo últimos tiempos y aunque más vale tarde que nunca, finalmente este concepto no solo vino para quedarse sino que además para tender puentes entre la ciudad y el campo. Es que si bien somos un país extremadamente dependiente de las agroexportaciones también fuimos “tempranamente urbanizados” y ya desde principios del siglo pasado más de la mitad de la población residía en centros urbanos, situación que no ha hecho otra cosa que aumentar.
Este escenario creó la también famosa dicotomía campo-ciudad, que implicó para la mayoría de quienes viven en zonas urbanas el desconocimiento de lo que sucede en el medio rural. Para saldar esta deuda “desde 2017 se institucionaliza dentro del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca” bajo la gestión de Tabaré Aguerre este concepto con la lógica de tender puentes entre lo urbano y lo rural -también el desconocimiento de lo rural se reproduce en las ciudades u pueblos del interior- manifiesta a La Mañana el Ing. Agr. MSc. Gustavo Garibotto, quien desde la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), coordina el proyecto dentro del propio ministerio desde el 2020.
Los primeros resultados positivos aparecieron desde el sistema político
Felizmente los primeros resultados positivos aparecieron desde el sistema político y los gobiernos nacionales. A pesar de las diferencias del signo político de los últimos dos gobiernos, este programa continúa funcionando con la misma sensibilidad que desde cuando se inició. Su importancia generó una política de estado cuyos resultados siguen sumándose a través de las diferentes convocatorias que se han generado en escuelas, liceos, universidad o materiales fílmicos de difusión.
Para llegar masivamente con el mensaje, por ejemplo, desde el año pasado funciona un acuerdo con Mas Bus de Impulso Creativo, un canal de televisión que funciona en el transporte público de Montevideo, para el que, en acuerdo con la Mesa de Ganadería sobre Campo Natural, se elaboraron trivias sobre el principal patrimonio natural y productivo del país. Introducir el concepto de “sistemas agroalimentarios sostenibles” en el sistema educativo a través de expresiones artísticas es otra de las propuestas sobre las que se está trabajando actualmente junto a la Dirección General de Educación Inicial y Primaria.
Cambiar la cabeza y el enfoque de los uruguayos a la hora de comprender el valor que el medio rural tiene para el país en tan poco tiempo sería “mágico” si se tiene en cuenta que detrás hay cien años de desconocimientos mutuos. Pero ya se comienzan a ver señales. Garibotto señaló que “hay evidencia que gradualmente se tiene mayor sensibilidad y compresión por estos temas”. Agregó que “lentamente se empiezan a abandonar ciertos esquemas reduccionistas, blanco-negro, Montevideo-interior” y aparecen señales sobre la “mutua dependencia de lo urbano con lo rural” y viceversa.
La convocatoria a buenas prácticas en comunicación de conciencia agropecuaria que se llevó adelante con las Cooperativas Agrarias Federadas (CAF) grafica nítidamente esta realidad. Tres premiaciones tuvieron que ver “con la educación” y otras tres con organizaciones locales de productores. Para Gustavo Garibotto esto es fundamental porque “hay que poder contar lo que se hace, poder hacer vivir al otro lo que uno hace” porque es la forma de generar vínculos desde el lugar de la empatía.
Existe el conocimiento pero no pueden relacionarlo con su cotidianeidad
En un importante estudio de opinión pública del 2017 se da cuenta de que el ciudadano medio conoce la importancia económica del sector agropecuario para el país. Garibotto dijo que estas personas “saben que somos un país agropecuario, saben que el agro es importantísimo para el trabajo del país, para el ingreso de divisas como aporte al PBI” pero no ven ningún vínculo de eso con su cotidianeidad.
Pero “cuando se llega vía poder contar historias de lo que ocurre en campaña, poder mostrar el día a día, la producción vegetal y animal, rescatar las culturas del pago chico”, a la gente le interesa. Esta estrategia genera vínculos de aproximación para poder avanzar en esta cuestión.
Porque por la vía de los hechos, la realidad es que el país funciona con un vínculo muy estrecho entre lo urbano y lo rural. A pesar de ese desconocimiento, existen muchas personas que viven en centros urbanos que dependen de que funcione bien el campo.
Existe mucho interés desde el exterior por este programa
El técnico remarcó que Conciencia Agropecuaria no es, “la defensa corporativa de un sector, ni es tampoco salir a catequizar por las bondades que tiene el sector agropecuario”. Se trata de comunicar, en un ida y vuelta porque “también somos nosotros los del sector agropecuario los que tenemos que cambiar” y el ejemplo de bienestar animal es claro. Reconoció que en este tema los cambios se han experimentados traccionados por los mercados, pero también esto trae un cambio en “nuestra propia sensibilidad”. Hay un mensaje muy claro y directo detrás de todas estas acciones; en el medio rural uno se puede desarrollar y ese medio rural necesita no solo profesionales relacionados con la producción agropecuaria sino también en todas las áreas del conocimiento humano y que sean personas con la sensibilidad necesaria para construir el desarrollo rural que el país necesita.
El proyecto de Conciencia Agropecuaria recoge “muchísimo interés desde el exterior” y nuestro país es mirado “como un caso único en Latinoamérica” de trabajo en esta materia. “No hay antecedente en América latina de un país que esté adelantándose a la jugada y pensando en estas cuestiones”. Casos similares al de Uruguay se están haciendo en países del primer mundo como Irlanda, por ejemplo.
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