Pocas veces un lugar tan ajustado a las circunstancias que se viven, como el del sábado 25 de mayo en la Sociedad de Fomento de Treinta y Tres, presidida por el Ing. Agr. Guillermo Rovira. Allí la Federación Rural (FR) realizó su Congreso Anual y elección de autoridades. Treinta y Tres es el epicentro de una situación de emergencia agropecuaria cuyas consecuencias serán profundas y aún deben esperar a ser evaluadas. Porque si bien el arroz zafó a la contundencia de la crisis climática (con tristes y no menores excepciones), la soja está siendo muy golpeada y probablemente si se cumplen los pronósticos meteorológicos, la zafra sojera del este del país sea muy mala.
¿Qué decir de los ganados con el agua a la altura de las costillas? ¿Y de campos y pasturas sembradas que ya no soportan pezuñas y neumáticos? ¿Y de la caminería rural? Qué recuerdos duros llevará por un tiempo en su memoria el intendente de Treinta y Tres, Mario Silvera. Porque el reclamo y el “tirón de orejas” por el estado de la caminería del departamento no serán de fácil olvido. Además de la demora incomprensible en eliminar el cobro del 1% a la venta de semovientes y de la sustitución de la guía de tránsito de papel y carbónicos por la guía electrónica.
Finalmente, ¿qué decir de las personas que viven, trabajan, van a la escuela y desarrollan sus vidas en estas condiciones de precariedad? La crecida del río Olimar alcanza como botón de muestra que marca la gravedad del momento, mil veces multiplicada para quienes ponen sus vidas para lidiar en el terreno con la crecida de ríos y arroyos.
De esta situación penosa se habló en el Congreso: en las ruedas de productores, desde las alturas del representante del gobierno nacional, el subsecretario Ignacio Buffa; y con una claridad notable y justa, desde el llano, en la voz del presidente de FR, Jorge Andrés Rodríguez.
Rodríguez enumeró con precisión y palabras justas el rosario de medidas que deben ser tomadas en cuenta por cualquier gobierno que diga entender al sector agropecuario.
Recordemos al lector que unas diez seccionales de Treinta y Tres y Rocha están bajo declaración de emergencia agropecuaria. Pues bien, Rodríguez propuso que la sola declaración debería autorizar el corrimiento automático de los vencimientos de pago de las empresas públicas por un plazo no menor a 120 días.
No faltó a la cita el “rezago cambiario”, aspecto fundamental del golpe al sector productivo, sentido aún más en circunstancias climáticas duras. El presidente de la FR dijo que la institución habló, con estudio y respaldo técnicos, del dólar a $58. No con la esperanza y certeza de que el reclamo fuera atendido por la autoridad económica, sino de forma de marcar la brutal transferencia que el sector productivo, industrial y de servicios realiza al resto de la sociedad. Obviamente que a todos sorprende la terquedad del gobierno en no buscar medidas compensatorias para esta situación.
Luego hizo mención del problema ovino y a un estudio que muestra que la disminución de esta especie ganadera acompasa a la disminución de la población rural. Habló de la ruralidad, de la ruralidad transversal, de que la ruralidad involucra a todos quienes viven en el medio rural, donde unos son productores y otros dedican su vida a otros quehaceres, pero lúcidamente enfatizó: “Rurales somos todos”. También resaltó a no tomar como inexorable y sin marcha atrás el éxodo rural. La gente quiere permanecer en la ruralidad si se le generan las condiciones para una vida digna.
Finalmente se ocupó de los mercados. Anteriormente el subsecretario Buffa habló del tema y el presidente Rodríguez hizo referencia: “Que no nos gobiernen desde fuera”, porque si bien los mercados tienen un costo de acceso, este costo no puede ser a cambio de exigencias desmedidas, a tal punto que pongan en riesgo la actividad. Que los europeos recuerden que también los productores uruguayos tienen el derecho al desarrollo y que no pueden ser ahorcados por exigencias exógenas.
Un Congreso que marca un hito trascendente y deja claro que, si bien se acepta la mayor afinidad, cercanía y canales de intercambio con este gobierno que con los anteriores, esto es condición necesaria pero no suficiente: llega un momento que hay que pasar de las palabras a los hechos.
Quizás es buen momento para marcar que nadie niega la buena voluntad de las autoridades, pero con buenas intenciones no es suficiente. Las ideas y las propuestas hay que bajarlas a tierra y transformarlas en hechos. La falta de competitividad, el atraso cambiario, el déficit fiscal, la pésima caminería rural y la prohibición de circulación departamental, un plan de erradicación de la bichera en riesgo, la demora en la implementación de una Ley de Riego, la seguridad rural, las jaurías, por citar algunos, hablan de un gobierno con un debe importante en la concreción de propuestas.
Resta agradecer a la Federación Rural y a su anfitrión, la Sociedad de Fomento de Treinta y Tres, por el esfuerzo realizado. Fue una jornada ejemplar.
*Ingeniero agrónomo
TE PUEDE INTERESAR: