Luego del primer año del proyecto la lectura de los resultados es que el hongo “es eficaz y los resultados son muy alentadores”, dijo una de las técnicas que trabaja en la iniciativa y analiza los resultados que se van alcanzando.
En agosto la Dirección de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), y la Liga del Trabajo de Guichón cumplieron un año trabajando en el Control Biológico de la Garrapata en vacunos mediante la utilización de hongos patogénicos. El programa incorporó veterinarios y técnicos sociales para trabajar en forma multidisciplinaria con los productores involucrados. La experiencia se realizó con el apoyo de la Ing. Agr. Alda Rodríguez a través de BIO Uruguay.
El miércoles 16 de agosto, el MGAP publicó en su página web un informe sobre el avance que tuvo el proyecto Control Biológico de la Garrapata luego de un año de trabajo. El objetivo buscado es la reducción de productos químicos a través de hongos que no afectan ni representan problema para la salud de los humanos ni de los vacunos. Tampoco tiene consecuencias sobre la producción porque no actúa en el animal sino directamente sobre la plaga.
“Empezamos con éxito”
Nelson Moncalvo, tesorero de la Liga de Trabajo de Guichón, dijo que el trabajo de control biológico dio “muy buenos resultados” y “los productores quedaron muy conformes” ya que “la evaluación fue muy favorable”. Agregó que los productores quieren seguir trabajando y que esa institución continuará apoyando el programa.
María Noel Correa, una de las técnicas que trabajó en la propuesta, recordó que en agosto de 2021 se empezó a trabajar ubicando posibles productores candidatos y se confeccionó una lista de seis productores (tres de la Colonia Juan Gutiérrez, uno de ruta 4 sobre el Arroyo Santana, una productora de la zona de Guichón y otra productora de Paso de los Mellizos, del departamento de Río Negro).
Todos tenían antecedentes de problemas con garrapatas y se mostraron muy interesados con la propuesta, agregó Correa.
Lo primero fue capacitar y familiarizar a los productores con el hongo para que pudieran integrarlo al medioambiente y cuidarlo. Se hicieron visitas a los establecimientos, se tomaron muestras de suelo para aislar cepas de hongos para cada productor, y al finalizar el proyecto se les ofrecieron como insumo a los productores para que ellos pudieran reproducir sus propios hongos.
El trabajo incluyó, junto con la Liga de Trabajo de Guichón, el desarrollo logístico del baño de aspersión móvil que puede ser usado por todos los productores. Además, se le hicieron rampas para que el ganado pudiera subir y bajar, y que además se pudiera adaptar a cada terreno.
La operativa consistió en un baño cada 20 días a 4 gramos por litro. La recomendación era por lo menos cuatro o cinco baños, para que el hongo se instaurara favorablemente en el ecosistema.
“Empezamos con éxito”, dijo Correa, luego de los baños se hacían monitoreos “y el número de garrapatas disminuía. La instauración de estos procesos biológicos lleva por lo menos tres años, pero en este caso se logró controlar la primera y la segunda generación en todos los productores; sólo en uno se pudo controlar la tercera generación”.
“La lectura de los resultados es justamente que el hongo es eficaz y los resultados son muy alentadores”, contó. “La capacitación sobre la biología del hongo es fundamental, cómo se instaura en el ecosistema y sobre las condiciones aptas para favorecer esa instauración”.
En cuanto a los productores, Correa valoró que “todos fueron receptivos” y hubo mucha conformidad con lo logrado.
“Bajamos la carga de garrapata”
Una de las productoras participantes del proyecto fue María del Carmen Portela, con un establecimiento familiar en Guichón. Posee 9 hectáreas donde trabaja con casi 80 terneros, terneras y algunas vacas. También es apicultora e integra la cooperativa “Tierra pa’ todos”, de Colonización, junto a otros seis productores.
“Nosotros veníamos con problemas de garrapata. Llegado el momento la única manera de ir controlándola fue bañando en la Liga de Trabajo. (…) cuando tuvimos esta oportunidad, tuvimos que tener constancia y responsabilidad porque al principio se bañaba cada 15 o 20 días, y después nos quedamos contentos porque se había bajado la carga de garrapata”, contó en declaraciones difundidas por el MGAP.
Cada vez que hacían la jornada de baño, lo que quedaba de agua con el producto del hongo, lo rociaba en el campo: “Con eso se piensa que al tener la larva contacto con el producto, ya no lo dejaba reproducirse”.
“Fue un año de trabajo, de constancia, el proceso siempre había que hacerlo. Y vimos muchos resultados” por lo que ahora “estamos muy contentos”. “Los otros días yo sacaba la cuenta de una lechera que hacía seis meses que no recibía ninguna clase de remedio, nada de productos químicos”, dijo.
“Nos estamos perfilando para un Uruguay con una carne sana, orgánica, sin contaminación. Esperamos que se continúe con este proyecto y que además se incorporen más productores”, concluyó.
En la UTU “estamos muy entusiasmados”
La UTU también estuvo involucrada.
El Dr. Andres Hiriart de la Escuela Agraria Guichón, explicó que estos hongos son garrapaticidas: “Entramos en este proyecto después de varios años de aplicar químicos”, pero “nos apareció este lindo desafío junto a la UTU, a la Escuela Agraria, con todos los muchachos y todo el cuerpo docente (…). Nos pusimos a estudiar y aquí estamos”.
“Estamos abocados a que esto continúe. Sabemos que no es rápido, pero estamos muy entusiasmados por el lado de que son productos biológicos, que no afectan la carne, no afectan la leche, son amigables con el medioambiente, inocuos para la salud humana, por lo tanto estamos con mucha esperanza de que esto funcione”, agregó.
Los resultados finales se esperan para abril o mayo del 2022.
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