En su gran mayoría son producidos en forma familiar y forman parte de un ingreso secundario. Se trata de tres productos tradicionales, alguno de ellos, como es el caso de los pollos, con un auge importante en los últimos años.
Las fiestas tradicionales siempre son una oportunidad de negocios para pequeños emprendimientos rurales que desarrollan su actividad a baja escala y les sirven para hacerse de un dinero que favorece sus economías. El ejemplo más tradicional es el de la venta de corderos, estrictamente relacionado con los pueblos y ciudades del interior, pero que también toca en algún aspecto a la capital del país. Para la mayoría de estos emprendimientos se trata de una alcancía o su aguinaldo anual. Ese es el caso de Carlos, que junto a su familia explota un pequeño establecimiento en la zona de Sarandí Grande en Florida. Si bien Carlos trabaja como empleado en un tambo y ese es su principal ingreso mensual, el trabajo con ovinos es una buena ayuda para la economía de su familia. Su principal clientela proviene de la zona en la que está afincado, aunque también llegan compradores desde otras ciudades cercanas.
Durante el año su principal producto de venta es la oveja, pero por estas épocas la vedette de las ventas son los corderos. Carlos contó que ya desde finales de noviembre comienzan las consultas y algún pedido anticipado, sobre todo de clientes habituales. Para tener un buen stock, prepara la majada durante todo el año en un pequeño predio de treinta hectáreas. Aunque no han sufrido grandes pérdidas, los perros suelen ser su mayor preocupación. Dijo que siempre están atentos a esta problemática, sobre todo porque se encuentran en una zona bastante poblada. Además, tienen un pequeño almacén para abastecer con las mercaderías más necesarias a los habitantes de la zona, integrada básicamente por establecimientos lecheros.
Actualmente están ofreciendo corderos en pie a $90 el kilo, y a $230 el kilo ya faenados. Si bien no hay grandes variaciones, el escenario de precios en esa zona del departamento va desde los $90 hasta los $120 el kilo en pie. En tanto para el caso de quienes deseen comprar animales faenados los valores oscilan entre $180 hasta los $260 el kilo. El entrevistado aseguró que no hay mucha diferencia en el porcentaje entre quienes prefieren los animales en pie y quienes los prefieren ya prontos para ir a la parrilla. Dijo que no es solo un tema de precios sino de comodidad. Si bien existen clientes que tienen en cuenta el precio del animal, aseguró que en su gran mayoría se trata de un gusto que muchas familias se dan en esta época del año y no tienen mucho en cuenta el costo del producto. En ambos casos la única condición es que tienen que levantarlos en el establecimiento. En los últimos años ha habido una caída de venta de corderos que el productor atribuyó, según los comentarios de sus propios clientes, a que actualmente las reuniones familiares son más pequeñas que antes y un porcentaje de esos compradores optan por preparar medio cordero para Navidad y lo restante para las celebraciones de fin de año.
Carlos mencionó que a veces se torna un trabajo cansador cuando se tiene que faenar el animal, teniendo presente que gran parte de la jornada la insume su trabajo formal. De todos modos, dijo que es una actividad que no solo le gusta, sino también que le permite reunir cierto dinero para cubrir algunas de las necesidades familiares o simplemente hacerse un gusto.
Lechones para fin de año
Otra de las preferencias para esta época del año son los lechones. Es bastante común, aunque no tan acentuado como épocas anteriores que las familias consumieran este tipo de cortes durante las fiestas tradicionales. Sin embargo, existen en varias partes del país pequeños emprendimientos que se dedican a este rubro como ingreso secundario. Como el caso de Luis, que tiene cuatro chanchas y un padrillo para sacar lechones para fin de año. En la estancia donde trabaja le permiten esta posibilidad y la aprovecha al máximo. Luis señaló que no produce muchos lechones pero que les da a él y su familia para ganarse unos pesos extra.
Señaló que desde hace muchos años se dedica a la actividad y que ya tiene la clientela. Ya desde mitad de año le consultan si tendrá lechones para fin de año. Agregó que siempre cuida ese detalle para que nunca le falten animales cuando la gente más los pretende. Si bien se pueden vender en cualquier época, ya sea para fiestas familiares u otro tipo de acontecimientos, las reuniones de fin de año son una buena zafra. La mayoría de sus clientes le compran los lechones ya faenados, aunque a veces alguno se los compra para faenar en su propia casa. Un lechón faenado cuesta $300 el kilo, mientras que a uno en pie lo vende a $ 150 el kilo. Al consultarle cuánto pesa un lechón en promedio, Luis señaló que cuando tiene entre 12 y 14 kilos ya está pronto para ser vendido.
Los pollos caseros
Otras de las opciones por estas épocas del año son los pollos doble pechuga o parrilleros. Ana, que los produce a baja escala en su propia casa, aseguró que este negocio ha tenido un auge importante en los últimos años. Señaló que la mayoría de sus clientes optaron por consumir pollos porque las reuniones familiares no son tan grandes como lo eran bastante tiempo atrás. No solo por el precio, sino sobre todo por el desperdicio.
Ana vive con su familia en un establecimiento agropecuario donde su marido es empleado. Dijo que gran parte de su vida la vivió en el campo y siempre crio pollos caseros, antes solo para consumo familiar y desde hace un par de años también para una clientela, que no es muy numerosa pero que le permite ganar un dinero extra. Sobre la producción dijo que hay que ser muy cuidadoso con la alimentación, porque si se te va de las manos las ganancias son bastante escasas. Un pollo bien alimentado como corresponde demora 50 días en estar listo para faenar. La diferencia está en el gusto de la carne. Al ser producidos en un ambiente natural a la ración necesaria para el engorde le agrega lo que ellos puedan comer libremente. Durante algunas horas al día los libera del corral donde se encuentran para que puedan comer a su gusto. Agregó que los precios de los pollitos y de las raciones subieron bastante, pero igual se obtienen resultados. Actualmente vende sus pollos a $100 el kilo ya faenados y este año particularmente se quedó corta, no porque hubiese bajado su producción, sino porque hubo más pedidos de lo habitual, se lamentó. “No es para hacerse ricos”, señaló, pero “es una buena plata” que paga algunos gastos familiares.
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