Uno de los mayores desafíos de la empresa son los costos relativos. Brasil y Argentina han devaluado en extremo sus monedas los productos uruguayos deben competir con ellos en el mercado interno y externo.
En noviembre Cousa cumple 85 años. Fundada en 1935 por el grupo Bunge & Born la empresa se dedicó desde entonces a la producción y comercialización de aceites comestibles y subproductos derivados del proceso de industrialización de semillas oleaginosas. Casi medio siglo después, en octubre de 1979, pasó a ser una empresa de capitales nacionales continuando en el ramo agroindustrial.
Jorge Gard, director de Cousa, dijo que anualmente la empresa procesa 250.000 toneladas de distintas materias primas como soja, canola y girasol para obtener aceites vegetales y harinas proteicas. A partir de los aceites crudos se los refina y se obtienen los aceites refinados, embotellados de distintos tipos. También se refina aceite de maíz y se elaboran mayonesas y grasas de uso comestible, además de los productos de uso industrial, procesamiento de granos oleaginosos para la elaboración de biodiesel.
“Los biocombustibles tienen creciente participación en el mercado mundial”, comentó Gard, y añadió que “la gran mayoría de los países están teniendo porcentajes crecientes de combustibles renovables”. Cousa no produce biocombustibles, lo que hace es procesar granos oleaginosos para obtener el aceite, al aceite crudo que se obtiene se hace un prerefinado y después se manda a una planta de donde sale el biocombustible, explicó.
La empresa tampoco produce la materia prima con la que trabaja. “No estamos en la producción agrícola, compramos granos en el mercado interno a productores, acopiadores o cooperativas, y los procesamos”, señaló.
“Hay interés en volver al girasol”
Uno de los productos más reconocidos y clásico en las góndolas de los supermercados es el aceite de girasol elaborado por Cousa. Gard dijo que “tradicionalmente Uruguay plantó girasol”, pero desde el año 2000 “ese cultivo comenzó a decaer”.
“Lo que no se plantaba hasta fines de los 90 era soja, un cultivo que había aparecido esporádicamente pero no era común en Uruguay. Es a fines de los 90 se empieza a plantar y a partir del año 2000 la soja empieza a tener una preponderancia superlativa en el complejo agrícola uruguayo”, describió.
Hay un problema particular con Argentina que aplica retención a las exportaciones de granos oleaginosos, eso provoca que los granos en el mercado interno de ese país se encuentren a niveles muy por debajo de los niveles internacionales.
El “boom de la soja fue impulsado por el crecimiento de la demanda china por las harinas proteicas. Por cada tonelada de soja que se procesa se obtiene el 80 %, 800 kilos aproximadamente, de harina proteica y unos 180 kilos de aceite. China aumenta la demanda de proteínas animales y crece mucho la demanda por aves y cerdos, y el alimento fundamental para la industria avícola y porcina es la harina de soja, es uno de los componentes principales de la dieta y eso hizo crecer mucho la demanda por soja. Así Uruguay vuelca su producción a la soja” ya que “los precios eran muy buenos”, recordó.
En contrapartida “el girasol empieza a perder participación porque además sobre el año 2000 se vio afectado por un hongo” que se repitió en cosechas sucesivas “lo cual deterioró mucho la producción, y le ha costado volver a despegar”.
Sin embargo “en este momento cada vez hay más interés en retomar el cultivo de girasol. El año pasado se plantó con buen éxito” y este año hay iniciativas para lograr un área mayor, algo que “vemos con buenos ojos, no para sustituir la soja, sí para complementarla en áreas más pequeñas”, estimó Gard.
De todas formas el girasol está lejos de recuperar el volumen que tuvo, pero como “se planta un poco más del millón de hectáreas en soja, si un porcentaje pequeño de ese total va a girasol, con eso ya será una participación relevante”.
Hace unos años se sumó al área uruguaya la canola, recordó, “un cultivo no tradicional que se incorporó a nuestro sistema agrícola”.
El uruguayo consume mucho girasol
Respecto a la calidad dijo que los aceites de canola y girasol “compiten bastante bien en los mercados más sofisticados, y el de soja con los procesos de refinación que existen hoy también es muy buen aceite”, pero tienen sus diferencias.
El de girasol “es un excelente aceite” y tiene sus variedades. “La variedad altoleico que se obtiene por hibridación, no es una variedad genéticamente modificada, que hace que su composición tenga un alto contenido de ácido leico que es muy bueno para la salud, para el sistema cardiovascular”, sostuvo.
El consumidor uruguayo “consume mucho girasol y soja, y en forma creciente canola”. Éste último era un aceite “con volúmenes muy pequeños y precios muy altos, pero a partir de que se elabora localmente, a partir de grano nacional, la participación va creciendo de a poco”, aunque siguen siendo un producto “muy nuevo”.
Otros productos con los que también trabaja Cousa y están impuestos en el mercado son la mayonesa y la grasa vacuna. La mayonesa tiene una participación importante con las marcas Uruguay y Delicia. Además elabora productos industriales que van a la industria de la alimentación como grasas para galletería.
Sepé, el consorcio de Cousa con el Polo Tecnológico de Pando
En marzo de 2017 Cousa creó Sepé, un consorcio que también integra el Polo Científico Tecnológico de Pando (PCTP), el cual es abierto e inclusivo, para que se pueden incorporar otras organizaciones interesadas.
La Cra. Primavera Garbarino de la consultora Integran Consulting explicó que Sepé “es un centro privado de innovación y gestión tecnológica industrial oleaginosa”, una iniciativa que surge para poner sobre la mesa la importancia que el sector privado le da a la innovación y a la gestión tecnológica aplicada a las empresas”.
Cada vez hay más interés en retomar el cultivo de girasol. El año pasado se plantó con buen éxito y este año hay iniciativas para lograr un área mayor, eso se ve con buenos ojos.
El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) brindó un importante apoyo a su creación financiando la participación de IK4 que es un importante centro de innovación y tecnología de Europa.
Uno de los proyectos ya finalizados fue el de la obtención de un producto que incremente la vida útil del pan de molde y disminuya el volumen de antifungicidas con lo cual se mejora la calidad del producto al ser consumido. La investigación fue financiada por Cousa y ANII, y participó el PCTP y Molinos San José que ahora trabaja en la escalabilidad para exportar, y “de no haber sido por la pandemia ya lo habría logrado”, aseguró la Cra. Garbarino.
“Tenemos un problema de costos más altos”
Uno de los mayores desafíos que tiene que enfrentar la empresa “es la situación de costos relativos”, dijo Gard. “Brasil y Argentina han devaluado en extremo sus monedas” y “tenemos un problema de costos más altos. En el mercado interno competimos con los productos que se importan de esos países, y en terceros mercados con los productos que ellos también ofrecen” a menor costo.
“Como industria aceitera tenemos un problema particular con Argentina” que aplica “una retención a las exportaciones de granos oleaginosos y eso provoca que los granos en el mercado interno de ese país se encuentren a niveles muy por debajo de los niveles internacionales que hace que la materia prima se obtenga a un costo mucho más económico que en Uruguay, eso es un problema serio”, advirtió.
Por ejemplo, la soja en Argentina tiene una retención a la exportación del 35 %, quiere decir que si el precio internacional de la soja en el Río de la Plata es del US$ 340 o US$ 350 por tonelada, en Argentina es 35 % más barata. “O sea que la industria compra a más de cien dólares por debajo del costo que compramos nosotros”, aseguró. “Eso blinda el mercado interno argentino donde los productos elaborados a partir de oleaginosas son más económicos y brinda un montón de ventajas a la hora de exportar”.
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